Capitulo 23: Dolor Del Recuerdo

10 1 0
                                    

Brisia: ¡Yuju!, ¡Más arriba!.

Me tomo casi una media hora ganarme su confianza, el león trato de atacarme pero Aiden se interpuso entre nosotros, ruñia mientras daba vueltas ha mi alrededor, me mantuve sentada en el suelo, no quería alterarlo y parecer una amenaza, mi pequeña amigo se quedo ha mi lado sin alejarse de mi, podía oír los gruñidos del león mezclarse con los sonidos de Aiden, creo qué se estaban comunicando.

Hago qué el león con alas aterrize en el suelo en las afueras del bosque magico, me he puesto una silla de piel en su lomo, es de caballo le hice una pequeñas modificaciones para qué pudiera amarrarlo para no caer mientras lo monto, no me arriesgo ha ponerle unas riendas, no quiero tenerlo bajo mucha presión, es una criatura salvaje, no quiero domarlo tan de repente, la confianza se tiene qué ir ganando con tiempo y paciencia, solo fuimos un poco más rápido porque es amigo de Aiden, en la silla amarre la bolsa negra con las pociones, en mi espalda está mi carcaj con mi flecha atorrada en la cuerda de piel.

Beltrán: Nueva mascota.

Ha nuestro lado se detienen los chicos montando sus caballos, puedo ver el asombro en ellos, en especial en los ojos de Beltrán, quien baja de su caballo tan rápido en cuanto el caballo deja de mover sus cascos, creo qué tiene intenciones de acariciar el pelaje de león, no es buena idea en estos momentos qué intento establecer un vinculo entre nosotros, levanto la mano intentando detener ha Beltrán.

Brisia: Nuestro vinculo aun es bueno, será mejor qué no lo toques.

Beltrán: Lastima, para la proxima, es la primera vez qué veo un León Alado, ellos nunca se dejan ver fuera de sus territorios, solo muy pocos tienen el honor de verlos, me siento tan afortunado en estos momentos.

Alonso: ¿Cómo haz terminado montando su lomo?.

Brisia: Recibí una pequeña ayuda.

Tadeo: Dejemos las explicaciones para después, nuestro viaje es largo, más para los qué tienen qué cabalgar, espero qué hayan empacado ropa abrigadora.

No estaba bromeando Tadeo, una tormenta de nieve, nos hemos alejado tanto del reino qué perdí la cuenta de las horas de nuestro viaje, no se... Alrededor de 10 horas, partimos está misma mañana muy temprano, apenas estaba saliendo los rayos del sol cuando llegue, cuando salí al bosque ya estaba el sol iluminando el cielo dando los buenos días, son las 5:21 pm... Apenas y puedo ver el reloj en mi muñeca con está gruesa nieve cayendo del cielo, ni siquiera puedo ver la luz del sol solamente la oscuridad, las nubes grises están ocultando la luz del sol.

Estamos atrapados en un bosque en medio de una fuerte tormenta de nieve, el león está volando muy bajo, pero el aire fuerte estaba arrasando con el, no puede controlar su cuerpo en el aire, no tenía estabilidad, le termine pidiendo qué aterrizara en el suelo cubierto de nieve ha lado de los caballos de los chicos, tenemos las capuchas de las capas puestas, aun así no puedo ver nada, ni siquiera escuchar las voces de mis compañeros.

Tadeo: ¡Ahí qué refugiarnos!.

Alonso: ¡¿En donde!?, ¡no se ve ningún lugar qué nos proteja de la nieve!.

Brisia: ¡Vi una cueva cuando estaba bajando!, ¡pasame la cuerda!, ¡para qué no separarnos del grupo!.

Beltrán me lanza una cuerda, me la amarro en la cintura, ellos hacen lo mismo para no separarnos, está tormenta es tan fuerte qué es fácil perderse si no somos cuidadosos, el león tiene unos instintos tan agudos mucho mejores qué el de los caballos, en cuestión de 3 minutos nos encontramos saliendo de la tormenta de nieve, le quito la capucha dejando caer la nieve al suelo de la cueva, los chicos bajan de los caballos, no pierden tiempo en amarrarlos en unas piedras usando las riendas, yo solo me concentro en ponerme de rodillas en el suelo rocoso y con tierra suelta y un poco de nieve, coloco unas ramas grandes y gruesas para poder calentarnos, en mis manos tengo una de mis botellas con un liquido rojo, derramo la mitad de la botella consiguiendo encender una fogata.

Amor De FicciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora