Capitulo 11: Descubierta

6 1 0
                                    

BRISIA

¿Ya amanecio?, mmm... Sigue doliendo, no me sorprende, tal vez pueda hacer algo para ayudarme ha mi misma, si consigo levantarme de la cama... Extraño, tengo un pequeño bulto sobre mi vientre, levanto un poco la cabeza mientras abro los ojos, al principio soy cegada por las luces del sol, recuerdo qué la doctora dejo las cortinas abiertas, veo un pequeño animalito hecho bolita, está dormido profundamente.

Doctora: (Golpea suavemente la puerta) Señorita Brisia, ¿puedo pasar?.

Alzo mi voz para darle permiso, veo qué la puerta se abre, mi pequeño amigo se despierta al oir el sonido del chillido de la puerta abrirse, da un pequeño salto y se pone de pie, luego posa sus ojos en mi.
La doctora me ayuda ha sentarme en la cama, dejando caer la cobija, me incomoda estar desnuda enfrente de alguien, solo me relaja un poco el hecho de qué ella sea una mujer, me quita las vendas para ver mis heridas, vuelve ha ponerme medicina mientras revisa, tienen una buena pinta, estoy comenzando ha sanar, me venda y me entrega algo de ropa, no queria aceptarla porque estaba segura de qué se trataba de un vestido, o fue así... Un traje de caballero igual al qué usan los hombres de este pueblo, es pequeño sin duda puede quedarme, apesar de los tonos negros y grises oscuros qué tiene.

Doctora: El Rey Tadeo ha llegado, esta preocupado por tú salud, me ha pedido qué te lleve ha una carreta para qué...

Brisia: No, no me ire.

Cuando termino de vestirme mi pequeño amigo da un salto aterrizando en mi hombro derecho, es una agradable compañia, deberia darle un nombre, después de todo no veo la intención de irse en sus ojos, fue escrito en está historia qué nuestros caminos se cruzaran, con la bola de pelos ha mi lado ya no me siento tan sola cómo antes.

Cuando salgo de la cabaña medica veo aun grupo de caballeros, por el color y los detalles del uniforme son del Reino Cuarzo, entre ellos puedo distinguer una silueta de piel palida, de pelo realmente oscuro y ojos rojos, ha sus ambos lados están sus dos hombres de confianza, Beltrán se gira, puedo ver su sorpresa de verme caminar hacía ellos.

Beltrán: (Corre hacía ella) ¿Estás bien?, Alonso nos conto sobre el ataque de ha noche, tienes vendas alrededor de tú cuello.

Brisia: No es nada grave, Beltrán no te preocupes por mi, cuentame ¿qué es lo qué esta sucediendo?.

Beltrán: Acaban de subir al hombre lobo ha una carreta con una jaula de barrotes de metal, le han puesto cadenas en cada una de sus extremidades y un bozal, estaban apunto de llevarselo, hasta qué desperto y sea puesto violento.

Brisia: Llevame con el, tengo algo qué lo regresara al sueño profundo.

Tadeo: ¡Brisia!

Detrás de Beltrán aparece Tadeo, tiene una expresión llena de preocupación, puedo sentir sus ojos recorriendo cada parte de mi cuerpo, en especial el cuello y mi muñeca izquierda, en donde se pueden llegar apreciar las vendas blancas, cubriendo las heridas marcadas en mi cuerpo, yo solamente me remonto ha mostrarle una sonrisa enseñando mis dientes.

Tadeo: Tú ya deberias haberte ido, ¿porque aun sigues aquí?.

Brisia: Oye, no me iba ha ir sin hacer nada, no soy tan fragil cómo aparento ser, no es nada grave lo qué me paso, nada me impide quedarme, ni siquiera tú Tadeo, ya te lo he dejado bien en claro la otra vez, no me importa el puesto qué tengas o quien seas, no pueden darme ordenes.

Tadeo: (Sonriendo) Una mujer realmente terca, bien... No te obligaré ha irte, pero si veo una señal de dolor o incomodes en ti, no me dejaras otra opción.

Amor De FicciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora