Palomitas

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Tin POV

— Si quieres que te devuelva tu ropa... Tendrás que quitármela. —Dijo Cantaloupe.
— Can... —me detuve, mi voz sonó muy grave, tragué saliva.

Sentí un tirón en mi miembro, este niño... Me debatí un segundo en si debía tirar todo por la borda y llevarlo a mi apartamento y que mañana me odien sus P del fútbol. Era muy tentador; pero su seguridad es mi mayor preocupación y no sé qué puede pasar si lo llevo al apartamento.

— Eres un niño muy travieso.

Me separé, lo tomé de la muñeca y comencé a caminar.

— A... ¿A dónde vamos?
— Al cine, por supuesto, sino se nos hará tarde. —Sonreí.

Can POV

— Si quieres que te devuelva tu ropa... Tendrás que quitármela. —Dije.
— Can... —Su voz sonó muy grave.

Quería que se olvidara de la película y que fuéramos a su apartamento a repetir lo del domingo pasado. Recién, cuando mencionó mi nombre con su voz más grave de lo normal... quiero que realmente tome su ropa de vuelta y haga lo que quiera conmigo.

— Eres un niño muy travieso.

De pronto se separó de mí, me tomó de la muñeca y me comenzó a llevar a algún sitio. Me entró la adrenalina y curiosidad por saber a dónde iríamos.

— A... ¿A dónde vamos?
— Al cine, por supuesto, sino se nos hará tarde. —Sonrió.

Maldito imbécil...

Fuimos a la sala de cine, antes de entrar me soltó la muñeca.

— Tu ve entrando. Yo compraré palomitas y algo para beber.
— No, me quedo contigo —vi como se le dibujó una sonrisa por una milésima de segundo— ¿Cómo vas a hacer para traer todo sino? Yo tomo bebida grande, siempre. —Aclaré

Compramos todo y nos sentamos. La sala no estaba muy concurrida porque la película no era nueva, había estado siendo exhibida por unas semanas. Así que estábamos de suerte, porque no teníamos gente cerca y yo no descansaré hasta que Tin... recupere su ropa.
Yo soy grande, ya no le tengo miedo a las películas de terror, pero odio esos momentos donde a veces abren una puerta pero ponen música de suspenso y te sobresaltas. Ocurrió casi al inicio de la película y Tin rió por mi reacción... genial, pensará que soy un llorica. Me enojé, cambié mi bebida para el otro lado y me alejé de él lo más que pude. Pero unos segundos después sentí una respiración en mi cuello.

— Eres muy tierno —me susurró— por eso me encantas, bebé. —Besó fugazmente mi mejilla.

Menos mal que estábamos a oscuras porque ya me estaba sonrojando. Entrelazó nuestras manos y seguimos así unos minutos más. Me sobresalté otra vez y apreté su mano. Ya no me sentía mal por exaltarme, pero si por apretar su mano, así que lo solté.

En un momento la película se puso un poco aburrida y recordé que tengo que hacer mi jugada o al terminar esto, me llevará a mi casa y eso será todo. No es que desde que me hizo conocer el placer pienso en acostarme con él durante una parte importante del día, tampoco es que quiera volver a sentirme conectado con él, mucho menos la necesidad de que me llene... no, nada eso. Solo me quedé pensando en lo que dijo Pete, de que tendría el apartamento por un solo mes y bueno, mejor aprovecharlo ¿no? Es solo eso.

Quedaban pocas palomitas y él tenía el contenedor de cartón entre sus piernas. Así que metí mi mano y revolví, evitando las que no se hicieron. Observé que Tin se movía pero no me dijo nada. Por supuesto que ya no le prestaba atención a la película. Saqué mi mano del empaque y la apoyé en su pierna.

Adorablemente Estúpido [ Terminado]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora