Adorablemente Estúpido [ Terminado]

Gatito ama cumplir las órdenes de su Amo [M]

Tin POV

Cuando Can dijo que gatito ama cumplir las órdenes de su amo... Fue demasiado. Era el momento indicado. Lo moví a un costado y comencé a besarlo con hambre. Me separé para buscar aire.

— Amo verte solo con nuestro collar. —Dijo de pronto mi gatito. Sonreí y acaricié su rostro con ternura.

Es cierto. Yo solo tengo el collar con nuestro anillo, él tiene el choker de cascabel y la cadena con nuestro anillo. Hablando de eso, sería buena idea quitárselo.

—Gatito. —Dije serio y él me observó atento— El amo Tin tiene un accesorio para tí, pero debes sacarte el collar para que no se rompa.

Se sorprendió pero me hizo caso. En realidad tengo varios accesorios...

— El amo desea ver a su gatito masturbándose. —Can se sonrojó—. En el baño, como la otra vez ¿lo recuerdas? — él solo asintió.

El baño tenía una gran ventana en la ducha que daba hacia la cama. Está hecho con ese propósito, podría decirle que se bañara o lo que se sea y yo podría admirarlo estando recostado. Pero estaría preparando todo. Fui con él hasta el baño y comencé a mirarlo. Le iba a costar un poco con sus muñecas atadas, pero no puede lastimarse. En cuanto empezó a agarrarle la mano, le hablé:

— Muy bien gatito, sigue así, tu amo se va a preparar tus accesorios.

Saqué unas largas cuerdas para hacer más nudos de shibari y las cintas de velcro que había dejando encima de la mesita de luz. Luego me recosté en la cama, frente a él y me dediqué a observarlo. Me encanta... aunque me gustaría que tuviera más cuerdas y eso está a punto de suceder.

Volví al baño.

— ¿Qué ocurre? ¿Quieres desobedecer a tu Amo?
— No, no, no, no, no. —Negó frenético. Sonreí de medio lado.

Me apoyé contra la pared, crucé mis brazos y me quedé observándolo.

— ¿P-p-puedes ayudarme?
— No. —Expresé cortante. Me le acerqué—. Quiero que cierres los ojos y que pienses que esas son mis manos —me acerqué para poder susurrarle—. Que te concentres en mi voz... ¿No quieres hacer feliz a tu Amo?
— Sí.
— Buen chico. —Acaricié su rostro y él seguía la trayectoria de mi dedo.

Por alguna razón se estaba tardando.

— De acuerdo. —Dije y él abrió los ojos—. Te ayudaré, pero... me obedecerás en todo y sin protestas por el resto de la noche. —él asintió.

Comencé a acariciar su espalda pero él había dejado de masturbarse.

— Moviendo las manitos, gatito.

Luego me acerqué a besar su hombro y fui subiendo por su cuello. Ahí fue cuando comenzó a jadear y gemir indicándome que ya estaba llegando. Lo besé en los labios y me tragué sus sonidos. Hasta que se separó y profirió un gemido más grave de lo normal.

— Bien gatito, tengo algunos accesorios para ti. Espérame.

Ubiqué todo fuera de la vista de Can, pero cerca y de fácil acceso para mí.

— Ya puedes venir.

Can entró en la habitación y se quedó parado, esperando que le dijera qué hacer ¡es tan obediente!

— Acuéstate, bebé. Descansa un poco. —No se lo dije con mi tono de voz demandante, realmente creo que debería descansar para lo que se viene.

Su rostro cambió. Su mirada es la que siempre tiene al verme y no la de travieso que pone cuando hacemos estas cosas; yo sonreí como imbécil al verlo. Con su cara de bebé habitual y sus orejitas de gato, me moriré de un coma diabético. Me acosté y palmeé a mi lado para que él viniera y así hizo. Le corté sus ataduras con una tijera.