Adorablemente Estúpido [ Terminado]

Te amo

¡Hola!

Muchísimas gracias por todos sus lindos mensajes y deseos de Navidad n___n

Espero que ustedes también hayan pasado ¡super lindo!

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Can POV

Me daba muchísima vergüenza decírselo, así que apoyé mi cara (que ardía) en su pecho.

— Te quiero a ti. —Expresé casi inaudible. —Él tomó mi rostro y lo levantó para que yo lo mirara.

— Ya me tienes, bebé. —Me respondió mirándome a los ojos. —Te lo he dicho ciento de veces.

¿Será posible? ¿Por qué me hace decírselo? ¿Que no ve que me muero de la vergüenza?

— No. —Miré hacia otro lado—. Fui un buen niño.

La otra vez, cuando me ató, él terminó con un problema entre sus piernas y no me dejó hacer nada. Me dijo que solo los niños buenos pueden jugar con Tin. Y he mirado videos para poder jugar con él...

— Fui un buen niño.... —Dije y respiré hondo. Comencé a bajar la mirada por mi regalo— Quiero que me dejes jugar con tu cuerpo.

Tin se sorprendió, pero alzó una ceja y sonrió.

— Por supuesto, bebé.

¡No podía creerlo!

— Pero hoy no. —Aclaró de inmediato— . Estoy muy cansado por el viaje. Hoy déjame darte tu primer regalo.

Acto seguido me envolvió en sus brazos, me acercó a él y me comenzó a besar con delicadeza. Yo solo me dejé dar amor; me hace muy feliz que él me bese y me abrace. No solo besó mis labios varias veces, sino que besó cada centímetro de mi rostro.

— Te amo, Can. —Me dijo mirándome a los ojos luego de besar mis labios.
— Lo sé, yo también te amo, Tin. —Sonreí y él me copió.

Me sentí muy bien diciéndolo, es lo que siento y necesitaba sacarlo del pecho. Me encantó aún más que él me lo dijera. Mis maripositas andan volando por todo mi ser.

— ¿Quieres que pida algo para comer? —Asentí.

Llamó al delivery y comenzamos a comer la pizza con normalidad.

— Ya que tendremos una noche tranquila —comenzó él— Quiero hablarte sobre lo que ocurrió en Nueva York con Tul.

¡Es cierto! Casi me había olvidado de eso. Dejé mi trozo de pizza y lo miré atento. Él sonrió.

— Mejor comamos y luego explico.

Comimos en silencio. Solo nos mirábamos de vez en cuando y sonreíamos. Al menos yo, no puedo creer que después de todo, podamos estar aquí de nuevo, compartiendo una cena juntos.

Al finalizar, llevó todo a la cocina y se sentó frente a mi.

— Bien, ahora te diré lo que ocurrió en Nueva York. —respiró hondo— ¿Por dónde empezar...?
— ¿Por el principio? ¿Por qué fueron hasta América?

No quise que sonara como reproche, pero sonó así. Yo sé que él no tuvo la culpa de irse lejos, ni de que pasáramos Navidad separados... pero me salió así.

— La verdad es que todo esto comenzó hace como un mes...
— ¿QUÉ? ¿CÓMO QUE DESDE HACE UN MES? —mis ojos se abrieron como platos y yo ya estaba parado— ¿Estás bien? ¿Qué te hizo?

Tin se levantó de un salto, me abrazó, me acarició la espalda y me hizo sentarme con él. Yo lo miraba muy preocupado.

— Tranquilo, bebé. Está todo bien.
— No, no está to-...