CAPITULO 2

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Lali: -casi temblando, sin separar su mirada del perro que ladraba cada vez más fuerte- ¿Se lo puede llevar?
Yy: -la mira y sonríe, luego ve el diario en sus manos- ¡Por fin el diario, che! –Lali recuerda la razón por la cual estaba ahí, el joven Lanzani acaricio al animal ya que era su mascota, y el perro al sentir el contacto de la mano de su amo con su pelaje, se derritió como un cachorrito- Simón no es malo, sólo lo entrenaron para espantar a cualquier extraño. –Levanta su mirada a Lali- Pero si vos vas a venir muy seguido, creo que debes familiarizarte con él para que no te vuelva asustar.
Lali: -avanzando hacía ellos, temerosa- Perdón por los otros días, pasa que ese perro me da mucho miedo; por eso me iba corriendo... -El perro la veía cada vez más cerca y empezó a gruñir- ¡Ese perro me odia! No puedo...
Yy: -agarra a Simón de los cachetes y empieza a acariciarlo mientras lo miraba- Tranquilízate, no es nadie malo, es una linda mina, ¿no ves? –Lali lo mira y sonríe poco a poco, nadie le había dicho linda, no alguien que no la conocía- Ella va a venir seguido, vos te tenes que acostumbrar a su presencia. ¿Me escuchaste? –Simón lo escuchaba, retorciéndose de alegría por los cariños de su amo, empezando a sacar la lengua; Yy vuelve su mirada a Lali- Ya no te va a asustar más, pero necesita olerte para reconocerte cada vez que vengas.
Lali: -volvió a acercarse al perro y estirando su mano poco a poco, toco la cabeza del animal, moviéndolo ligeramente; Simón la miro con otra mirada, una más serena y respondió a su cariño, cerrando sus ojos; Lali sonrió al ser el primer perro que tocaba, sin darle miedo- Bueno... -aun con algo de miedo hacia el animal- Aquí está el diario. –Yy se pone de pie nuevamente y la mira atento- Perdón por no haber logrado entregarlo los otros días, pero, bueno, el perro me asustaba mucho. –Se lo entrego en las manos- Buen día, hasta mañana. –Dio media vuelta para regresar a la bicicleta-
Yy: ¿Venís mañana a la misma hora? –Lali giro su mirada, ya con la mitad de su cuerpo sobre la bicicleta- Digo, por si a Simón se le olvida tu olor, podría salir a verte, para que no tengas miedo y el diario llegue. –Sonríe-
Lali: -mirándolo a lo lejos- Sí, tengo que venir, es mi trabajo. No puedo perderlo... -Iba a comenzar a pedalear nuevamente-
Yy: ¿Necesitas trabajo? –Lali al escuchar 'trabajo' no dudo en detenerse-

Peter, como todas las mañanas, había recibido la visita de su sirvienta en el cuarto. Él estaba durmiendo, y no le gustaba que por ningún motivo lo despertaran, a menos que sea la muerte de alguien. Así que, si lo despertaban por cualquier otra cosa, despertaba de mal humor y casi todas las mañanas era así.

Peter: -agarro su almohada y se la tiro, sin importarle que era ella- ¡¿Qué Queres?! ¿No ves que estoy durmiendo?
Mery: -agarro la almohada y se sentó en su cama, devolviéndoselo- Vine porque tengo que preguntarle al niño mimado de la familia, qué va a tomar de desayuno.
Peter: -volviendo a echarse en la cama, cerrando sus ojos- No tengo hambre, cuando quiera algo bajare y me hare algo.
Mery: -se acercaba a él, más y más, hasta quedar echada encima de él; Peter al sentir su peso sobre ella, abrió sus ojos con el mal humor todavía- ¿Qué te pasa últimamente, Peter? ¿Por qué estás así de amargado? Vos no eras así, vos eras el que traía risas a esta casa, con chistes sin sentido.
Peter: -mirándola- ¿Qué te importa? Vos sos solo la sirvienta, no te tomes atribuciones que no te corresponde.
Mery: -suspira- ¿Qué pasaría si te dijera que estoy embarazada? –Peter volvió a mirarla entre asustado y sorprendido-

Lali: -dejando su bicicleta a un lado, volvió a dirigirse a la puerta- ¿Cómo sería eso?
Yy: -sonríe al verla regresar- Primero, tendría que saber cómo te llamas.
Lali: -Mirándolo- Mariana Espósito, pero casi todos me dicen Lali. –Yy seguía mirándola, sin articular otra palabra- ¿Vos?
Yy: -Simón, al verla regresar, ya no gruñía- Yo soy Pablo... -extiende su mano- Pablo Lanzani. –Lali toma su mano y la estrecha, algo confundida, pero sonríe-
Lali: -separando su mano de la de él- Tengo que seguir con mi trabajo, hablaríamos...
Pablo: -deja el diario dentro de la casa y cierra la puerta- Sí, yo también tengo que irme. –Saca sus llaves y desbloquea su carro con un sonidito peculiar- ¿Tenes algún número al que te pueda llamar?
Lali: -piensa un segundo- No.
Pablo: -vuelve a mirarla- ¿No tenes celular, ni teléfono, nada? –Lali niega con la cabeza, en realidad tenía un teléfono en casa, pero no quería dárselo, por si se le ocurría llamar y su madre terminaba contestando. Gimena terminaría haciendo todo un interrogatorio sobre él, así que lo negó- ¿Cuándo termina tu trabajo?
Lali: En todo el día me pongo a hacer cosas diferentes.
Pablo: ¿Fin de semana?
Lali: -Asiente- Esos días estoy, relativamente, desocupada.
Pablo: -la vuelve a mirar y sonríe- Bueno, venís y te entrego tu nuevo trabajo, ¿ok?
Lali: -levanta ambas cejas- ¿Entregarme mi nuevo trabajo?
Pablo: -ríe un poco- Puedo despedir a alguien y meterte a vos.
Lali: ¡NO! –Pablo vuelve a mirarla, algo confundido- No, no. No podes dejar a alguien sin trabajo, por mí. No, si no hay, no hay problema, tengo a alguien que me ayuda a conseguir trabajo diariamente.
Pablo: -dudando de ese tipo de trabajo, aunque viéndola, no la imaginaba haciendo algo deshonesto- Te voy a dar algún trabajo, sin quitárselo a nadie.
Lali: -vuelve a respirar tranquila- Ok, así si lo aceptaría.
Pablo: -sonríe metiéndose en el carro- Te veo el sábado. Chau. –Enciende el carro y se va rápidamente-
Lali: -suspirando, se sienta junto a Simón- Tu amo es muy bueno, ¿no? –Simón la mira, dándose cuenta que miedo ya no le tenía y Lali no se había dado cuenta donde se había sentada- Aparte es re lindo... -Empieza a sobar el cuello de Simón, y él feliz por las caricias- Y de apellido Lanzani, me parece haberlo escuchado antes... -Pensativa apoya su cabeza en el lomo de Simón- Y yo estoy aquí, en ve de seguir con mi trabajo... -Se levanta del piso rápidamente, mira nuevamente a Simón, sonríe, lo abraza rodeando sus manos por su cabeza y luego se va rápidamente con su bicicleta a seguir con su trabajo-

Peter: -la mira- ¿Qué?
Mery: -mirándolo- Es una suposición...
Peter: -molesto- No jodas, no hagas ese tipo de bromas. –Se levanta, de peor humor, tirando a un lado a Mery y abre la puerta- ¿Te podes ir? Tengo que cambiarme, tengo que ir a la oficina a ver que onda... -fastidiado- Si pudiera no ir, no iría.
Mery: -se levanta de la cama- ¿Podes tratarme un poco mejor?
Peter: no. Chau. –Mery sale del cuarto y cierra la puerta- No puedo seguir así, che. –Se sienta en la cama, botando el aire- ¿Y si hago una especie de...? Na, ni se cómo se llama eso de no tener sexo... -Pasa saliva- Va a ser algo difícil, pero luego esa mina va a venirme a poner un hijo que no es mío. –Se echa en la cama, nuevamente- Nada sexo por, por lo menos, una semana. –Abre sus ojos- ¿Una semana? Esto va a ser un infierno... -Vuelve a pararse- Pero bueno, no lo voy a extrañar como antes hubiera pensado.

Pablo y Peter eran hermanos, ambos eran muy diferentes, lo único que tenían en común era el apellido y el hecho de que eran naturalmente ellos, no tenían una careta ante la sociedad. Pablo era tierno, más preocupado por el prójimo, trabajador, le gustaba ayudar a las personas, dulce, enamoradizo, respetuoso, no era muy fiestero, era el que más amaba a su perro, quería encontrar al amor de su vida, quién sería su esposa, la madre de sus hijos, a quién deseaba nunca engañar y con quién tener un matrimonio para toda la vida. En cambio, Peter solo pensaba en sexo, al perro a veces lo veía con sed y ni le importaba, él único que le importaba era el mismo, no pensaba en casarse ni tener hijos, y tal vez pasarían muchos años más para que quisiera pensar en amor, lo único que quería era divertirse, minas, fiestas, sexo, y últimamente su humor empeoraba más y más, se estaba volviendo un amargado.

Lali: -vuelve sonriendo- ¿Tenes algo para mí?
Mariano: -la mira- No hay nada, Lali. Parece que hoy nadie necesitará nada.
Lali: -suspira- Bueno, los lunes suelen ser así. –Mirándolo- ¿Queres que te ayude?
Mariano: -la mira y sonríe- A vos te pasa algo.
Lali: -ayudándole a ordenar todo- No te hagas al que me conoces...
Mariano: Te conozco, Mariana. Desde que sos una nena... -Lali sonríe sin mirarlo y no le responde- Lali... -Escucha un grito y ambos levantan la mirada- ¿Ahora que hizo este loco?
Lali: -se ríe- No puede estar un día sin hacer explotar algo, ¿no?
Mariano: -mueve la cabeza- Un día lo van a meter, no sé dónde, para que no haga destrozos... -Viéndolo acercarse rápidamente-
Lali: -viéndolo graciosamente- Pero él no lo hace de maldad, solo que es un poco distraído... -Vuelve a reírse, al verlo caer en el piso, por lo rápido que estaba corriendo-
Mariano: -se tapa la cara, riéndose mirando al piso- Es un boludo...
Zz: -llega hasta ellos- Necesito que me escondan... -Agitado-
Lali: -lo mira, seria- ¿Qué hiciste ahora?
Zz: -apurado- Después les cuento, pero ¡escóndanme!
Mariano: -abre una puerta para entrar al puesto y Zz se esconde debajo de ellos- ¿Tenes una deuda pendiente, ahora?
Zz: -sonríe nerviosamente- No, no...
Lali: -viendo hacía adelante- De casualidad, ¿destrozaste el escenario que estaban desarmando, por la fiesta del sábado?
Zz: -se ríe nervioso- No podría hacer eso... es muy grande.
Lali: ¿Y por qué entonces veo a varios trabajadores molestos?
Zz: Ok, sí. –Lali y Mariano se miran, moviendo la cabeza negativamente y riéndose-

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