CAP 53

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Ramiro: ¿Quién es usted? – Preguntó, sin estar delante de Vale.
Agus: - Entró a la casa, sin cerrar la puerta. – Creo que la pequeña Vale sabe quién soy, ¿no sobrina?
Ramiro: - Miro hacia atrás. - ¿Es tu tío?
Vale: - Asintió, Ramiro volvió la mirada a adelante. – Pero mi papi no quiere que estes cerca. – Dijo retrocediendo.
Agus: Soy de tu familia Vale, tu mamá confía en mí. – Dijo sonriendo. - ¿Queres venir conmigo? Me dijo que te recogiera... - Acercándose a ella.
Vale: - Usaba a Rami como escudo. – Mi mami no me dijo que vendrías...
Agus: Pero yo te lo digo...
Ramiro: Mejor esperamos... - Dijo alejando a Vale de Agus.
Agus: Mejor vos te callas. – Contradijo a Ramiro, asustando a los dos.

Mery: - Salió de la cocina. - ¿Quién vino...? – Se detuvo, cargando a Luca, al ver a Agus. - ¿Qué haces Agus?
Agus: - Saco un arma que traía escondido. – Tranquila Mery. – Vale y Ramiro se asustaron más, mientras se abrazaban entre ellos, retrocediendo. – No creo que quieras correr el riesgo de perder a tu hijo.
Mery: Agustín, tranquilízate, por favor. – Rogó, con una mano cubriendo la cabeza de su hijo.
Agus: Me llevo a Vale y todo en paz, ¿ok? – Estiro una mano hacia Vale. - ¿Venís?
Ramiro: - Vale negó varias veces, escondiéndose atrás de su amigo. – Usted no se va a llevar a Vale.
Agus: ¿Y quién me lo va a impedir, vos? – Se rio un momento, con el arma en la mano. – Vale, vení.

Como la puerta había quedado abierta, Simón llegó corriendo hasta la casa y entró con toda la velocidad con que venía; saltando sobre la mano de Agus, para quitarle el arma. Vale gritó por ver a Simón tan agresivo, gruñéndole a Agus, mordiendo su mano; y Mery les gritó para que se alejaran de esa parte del jardín, metiéndose a la casa junto con ellos.
Mientras Simón seguía peleando contra Agus, Mery dejó a Luca y a los niños sentados en el sofá mientras llamaba por teléfono a la policía, a Pablo y Peter; a todos los que pudiera llamar. Vale estaba asustado, llorando y Rami trataba de tranquilizarla, aunque él estaba igual de asustado que ella; y el bebé al lado de ellos, los miraba sin entender nada, pero con el llanto de la pequeña, él también empezó a llorar.
Simón había logrado que Agus suelte el arma, pero lo alejaba de la casa, ladrándole, parándose en sus dos patas para que lo asustara. En ese momento, se escuchó el sonido del freno de un auto fuera de la casa; era el carro de Pablo, quién bajó rápidamente por su hija.

Pablo: Se te acabó el juego, Agustín. – Dijo entrando, enfurecido. – No te vas a volver a acercar a mi familia.
Agus: ¿Y vos los vas a cuidar desde la casita de tu mami? – Le preguntó irónico. – Desconfían de tu esposa, dejando a tu hija al cuidado de tu madre. ¿Qué clase de pare sos?
Pablo: Eso no es tu problema. – Le aclaró.
Agus: Rochi y Vale estarían mejor conmigo. – Simón seguía gruñéndole, a distancia. – Vos sos un chetito que no sabe ni cuidarse solo. – Pablo quiso contradecirle, pero no le dejó tiempo ni de hablar. – Que no puede darle ni un hijo propio. – Pablo cerró la boca. – Pero espera que dentro de poco yo lo voy a hacer.
Pablo: - Se enfureció más. – Vos no vas a tocar a mi esposa. – Dijo, pegándole un puñete en la cara.
Agus: - Sonrió, tirado en el piso. – Si ya lo hice...

Pablo empezó a golpear a Agus, teniéndolo en el suelo; pero el primo de su esposa, no tardo en defenderse, deteniendo sus manos y devolviéndole el golpe sacándolo de su encima; pero Pablo volvió a atacarlo, mientras Simón seguía ladrando, con el arma aun tirado en el piso.
En el momento en que ambos peleaban, Peter llegó a la casa, tardando un segundo en reaccionar para ayudar a su hermano a separarlo de Agustín.

Peter: ¿Qué hace este aquí? – Preguntó molesto y confundido.
Pablo: Por Vale. – Peter miró a Agus en el piso. – Por Rochi, está enfermo.
Peter: - Se acercó a Agus. – Vos no te acercas a mi sobrina, ¿entendes? – Agus se quejaba en el piso, mientras Pablo se limpiaba el poco de sangre en su cara. - ¿Entendes? – Lo pateo en la cotilla, para que hablara, sin ponerle mucha fuerza. - ¡Mery! – Gritó.
Mery: - Salió rápidamente de la casa, al escuchar la voz de Peter. – Decime.
Peter: ¿Llamaste a la policía?
Mery: - Asintió. – Ya deben estar viniendo.
Peter: - Volvió la mirada a Agus, enojado. – Te vas a pudrir en la cárcel, como debió hacerlo tu amigo. – Mery paso saliva, porque sabía que se refería a Vico.

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