CAPÍTULO 29

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Lali salió de su casa como todas las mañanas. Fue a la casa de Nico para despertarlo, aunque estaba un poco distante por lo que había escuchado. Sabía que los hombres tenían esa clase de deseos, incluso que las mujeres lo deseaban; pero le parecía algo raro en Nico, él era como un bebé que tenía que cuidar, no se había dado cuenta que ya era un hombre con necesidades humanas. Nico también estaba un poco molesto con ella, sabía que entre ella y Peter no había pasado nada; pero que ya sean dos veces que haya dormido con él, no le gustaba; él no quería que su amiga se enamorará del pervertido, no quería que se relacione con él, pero ya que hablaba de Peter cada vez que podía se dio cuenta que lo quería más de lo que aparentaba odiarlo.
Al llegar a la empresa, más temprano de lo normal pedido por Pablo, sintió algo diferente. Solo vio al portero, pero al llegar a la recepción no había nadie. Solo pensó que había llegado demasiado temprano. Subió por el ascensor y al volver a abrirse en el piso de siempre no vio el alboroto de personas que siempre veía, eso ya la estaba preocupando. Pero recordó que el día que fue por primera vez, el trabajo empezó en la tarde por la fiesta que había habido; entonces se dio entendió que no iba a ver a nadie en muchas horas, tal vez solo vería a Pablo en la oficina.
Sus pasos se escuchaban como eco por el pasillo, la puerta del ascensor volvió a cerrarse y ella abrió la puerta de la oficina.

Lali: -Pestañeo sorprendida- ¿Vos aquí tan temprano?
Peter: -Sentado en la silla de Pablo- ¿Esta es la situación romántica que esperabas?

Lali solo había centrado su atención en Peter, ya que era lo que más la había sorprendido. Pero ante la pregunta de Peter empezó a ver la oficina. Para empezar tenía un olor distinto a flores aromáticas, con los ojos cerrados investigando que otros olores había; al volver a abrirlos vio las rosas que había en el escritorio un ramo de flores rojas. Al dar un paso al frente empezó a escuchar una canción lenta con un volumen muy bajo, que ante el silencio de toda la empresa, podía escucharse.
Peter se levanto del asiento y abrió la ventana que tenía a espaldas de él. Esa vista daba directamente a un anuncio que cambiaba por temporadas, mostrando un nuevo producto.

Peter: Veni. Quiero que veas algo.

A Lali le gustaba más verlo con su ropa de trabajo, elegante, con su cabello arreglado; que con ropa de fiesta. Peter metió su mano en uno de los bolsillos del pantalón, abriendo más su saco. Lali se acercó hasta donde estaba y no entendía bien que era lo que tenía que ver.

Lali: ¿Que queres que vea?
Peter: -La paro delante de él, abrazándola, agarrando sus manos y apoyando su cabeza en la de Lali- ¿Ves lo que dice en ese anuncio?
Lali: Siempre dice... -Se quedo viendo el cambio que había en el anuncio de todos los días; y empezó a leerlo en voz alta- Lalita ¿Queres ser mi novia? -Bajo su mirada al borde derecho del anuncio- Pitt.
Peter: -Abrazándola- ¿Ahora si me vas a dar una respuesta?
Lali: -Giro su mirada a él- ¿Quienes pueden ver ese anuncio?
Peter: -Levanto una ceja- Esa pregunta no pensé...
Lali: ¡Quien lo ve, Pitt!
Peter: -Pensativo- Todos los que pasen por la calle, todos los de la empresa.
Lali: ¿Los de la fábrica?
Peter: También...
Lali: ¡No!
Peter: ¿No? -La miro- ¿Que más queres que haga?
Lali: ¡Tenes que esconder eso, ya! No sé, hace algo, ¡lo que sea!
Peter: Pero...
Lali: -lo agarro de la camisa, acercándose a él- Es muy lindo lo que hiciste, me gusto mucho todo, ¡Pero ahora sácalo de ahí! ¡Rápido!
Peter: No puedo tan rápido...
Lali: ¡Pitt, tenes que hacer algo para que eso desaparezca!
Peter: -saliendo de la oficina- Está bien, espera...
Lali: -se sentó en el sillón, preocupada- Espero que mi mamá no lo haya visto.

Lali vio por la ventana como alguien quitaba el empapelado y respiro más tranquila, pero aun así tenía la preocupación de que su madre lo haya visto antes de ser sacado.
Peter regreso a la oficina tranquilamente porque aun no había nadie, solo los de limpieza. Y como quería mantenerlos ocupados, pateo "accidentalmente" el bote de basura regándolo por el piso de abajo. Subió por el ascensor silbando como si no hubiera hecho nada. Al abrirse el ascensor nuevamente, se detuvo en una oficina anterior a la de Pablo para verse en el espejo. Salió y entro nuevamente a la oficina; lo que vio fue a Lali parada frente al escritorio mirando el ramo de rosas que le había dejado, que no se atrevía a dárselo, quiso que asumiera que era para ella, no sabía como entregárselo, que decirle mientras se lo daba, como mirarla, así que simplemente lo dejo en el escritorio.

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