CAPITULO 3

641 21 1
                                    


Zz: -después de unas horas escondido- Tengo hambre...
Lali: -baja una manzana y se lo entrega- Es tu castigo por andar rompiendo cosas todo el tiempo.
Zz: -Lali se ríe- ¿Ya terminaron? Me duele todo aquí.
Mariano: -regresa del lugar del desastre- Ya se fueron, felizmente solo fue un pequeño daño a uno de los fierros y no ¡mato a nadie!
Lali: -riéndose- Nico, sos de terror...
Nico: -vuelve a levantarse- ¿Ya se fueron? –Mariano asiente- ¡No fue mi culpa! Posta. Yo estaba caminando tranquilamente... -Lali y Mariano lo miran sin creer en sus palabras- Bueno, estaba corriendo... y sin querer me tropecé con un alambra, que tenía amarrado los fierros esos, que luego hizo que se soltaran, empezaron a rodar, tumbaron algunos palos, se cayo... -bajo la mirada- Yo no tengo la culpa de que todo estuviera conectado.
Lali: -se ríe una vez más- Ay Nico. Siempre te pasan estas cosas a vos.
Mariano: ¿Me cuidan el puesto? –Retrocediendo- Voy a ver mi casa un momento...

Lali: -cuidando todo- Anda tranquilo, Mariano.
Nico: -sale de su escondite- La... -se miran- ¿Cuánto tiempo más vas a poder mantener este secreto de que no estudias?
Lali: -mirándolo, suspira- Sí a vos accidentalmente no se te escapa el secreto, va a durar mucho tiempo todavía. –Pensativa, recordando lo que paso esa mañana- Ya voy a tener otro trabajo, que sea más seguro y mi mamá no podrá decirme que no.
Nico: -levantando una ceja- ¿Qué clase de trabajo?
Lali: -lo vuelve a mirar- No sé, pero va a ser algo más seguro y mejor pagado, supongo.
Nico: -preocupado- Cuidado a donde te metes, La. No todos son buenos como pensas.
Lali: -sonriendo- Pero yo tengo la suerte de conocer gente buena... -Le mueve los rulos- Así como vos.
Nico: -sin mirarla- No te pongas sentimental, La. –Lali sonríe y estirándose hacia él lo abraza- Ya se, soy el mejor amigo del mundo.
Lali: -cierra los ojos, abrazándolo- Tal cual, sos el mejor amigo del mundo. –Ambos se separaron ante la llegada de un cliente-

Fue así que la semana avanzo; las mentiras de Lali hacia su madre seguían; encontrarse con Pablo por las mañana al entregar el diario, aunque ya no necesitaba de su presencia porque el perro no la asustaba, es más se había vuelto su amigo; los destrozos de Nico por el barrio; y las noches de Peter, ahora solo en su cama, no salía por las noches, ya no quería fiestas, solo iba a la empresa de su padre, donde trabajaba junto con Pablo, 'trabajaba' solo veía a las modelos pasearse por la pasarela con la nueva ropa que diseñaban.

Peter: -estresado, se desparrama por la silla- Por fin mañana sábado, ya no tengo que venir a este encierro.
Pablo: -revisando la lista de trabajadores, buscando algún lugar libre, se ríe escuchando a su hermano- ¿De qué te quejas? ¿De que estuviste esta semana solo en tu cuarto? –Vuelve a reírse-
Peter: -lo mira- Fue por mi propia decisión...
Pablo: Pero ahora te Queres matar, ¿no? –Vuelve a reírse y Peter, dándole la razón, sonríe un poco- La verdad, no creía que durarás ni dos días seguidos.
Peter: -suspira- Ni yo, pero ya vez, lo hice. Mejor dicho, no hice nada... -cambiando de tema, rápidamente- ¿Mañana hay alguna fiesta, hermanito?
Pablo:-resignándose a no encontrar algún trabajo para Lali- Creo que sí, ¿viste que las modelos estuvieron ensayando? Yo no sé que, bueno supongo que después de la presentación habrá una pequeña celebración.
Peter: -girando en su silla- Ah... cierto. La presentación... -pensativo-
Pablo: -levanta la mirada un momento- Pero, déjame recordarte que la semana todavía no se cumple.
Peter: -se detiene con la silla y lo mira- Tenes razón. –Estira sus pies y los coloca sobre la silla de al lado- No podré ir a la fiesta. –Se queda n momento en silencio- No sé cómo soportas vos esta vida de santo, ¡es estresante! No me desestreso con nadie.
Pablo: -volviendo su mirada a la lista, se ríe- Deja de decir pavadas, que no es tan malo.
Peter: -vuelve a mirarlo, casi ofendido- ¿No es malo? Los que no es malo es tener a una mina retorciéndose de placer... eso, no es malo.
Pablo: -se muerde el labio- ¿Vas a cumplir tu reto? Si seguís pensando en eso, no lo creo. Ya solo te faltan tres días más.
Peter: -bota el aire- Si el lunes, en la mañana, no encuentro a alguna linda mina, que me eleve la temperatura... -A Pablo le daba gracia cada comentario pervertido de Peter- Creo que sí.
Pablo: -sonríe al recordar algo- ¡Ya lo tengo!
Peter: -baja sus pies de la silla y apoya su cuerpo en el escritorio- ¿Qué cosa? ¿Qué has estado buscando con tanto afán?
Pablo: -lo mira- Un trabajo.
Peter: -aburrido- Ah bue... ¿vos ya estas pesando en algo más?
Pablo: No para mí. –Pensativo- Es para alguien que lo necesita.
Peter: -viendo la mirada perdida de Pablo, acerca su cara lo más cerca que puede de él- ¿Estas enamorado? –Pablo lo mira sorprendido y sin saber que responder- ¿A quién conociste? –Sonríe- Contame, ¿a quien te comiste?
Pablo: -algo serio e incomodo- No me comí a nadie, no soy vos.
Peter: -riéndose- Se te ven las ganas que le tenías, te la re queres chapar. –Ríe un poco- ¿Quién es? ¿Alguna modelo? –Pensativo, se detiene un momento- ¿Cómo que le vas a dar trabajo?
Pablo: -cerrando la lista- Es la mina que nos lleva el diario todos los días...
Peter: -despectivamente- ¿Es una pobrecita trabajadora?
Pablo: -algo enojado- No hables así de ella.
Peter: -sin tomarle interés a sus palabras- ¿Y de que la vas a meter aquí? Seguro ni sabe sumar, ¿Qué va a hacer acá?
Pablo: -respira hondo, para no hacer caso a las ofensas de Peter- Papa tiene su secretaría, mi secretaría se volvió tu secretaría...
Peter: -sonríe- Todas me quieren, ¿Qué Queres que hagas?
Pablo: ¡Y yo tengo muchas cosas que hacer! –Lo mira- Se que tiene muchas ganas de trabajar, así que su ayuda me vendría bien.
Peter: -dudando- ¿Seguro? ¿Podrá hacer algo?
Pablo: Ya deja de hablar así de ella...
Peter: -se levanta de la silla acercándose a la salida- Pablito se enamoró... -Abre la puerta de la oficina- Pablito se va a comer a su secretaría... -Saliendo- Pablito va a gar...
Pablo: ¡Cállate!
Peter: -lo mira antes de cerrar la puerta- Se la vas a meter. –Cierra la puerta antes que le cayera el borrador que Pablo tenía en la mano, riéndose-

El sábado por la mañana; Lali fue a entregar el diario a la mansión de los Lanzani como todos los días, ese día no tenía apuro en entregar los diarios tan temprano en todas las casas, ya que no salían a trabajar y, al contrario, dormían hasta más tarde.

Lali: -sonriendo, lo acaricia- Hola Simoncito... -Simón empezó a sacar la lengua cerrando sus ojos- ¿Vos crees que tu amo ya se despertó?
Mery: -abre la puerta y la ve junto al perro- ¿Qué haces nena? –Simón vio a Mery y empezó a gruñirle- Vos no me hagas eso, bestia de animal.
Lali: -Simón empezó a ladrar más fuerte, acercándose a Mery, asustándola, pero Lali lo agarro del lomo, abrazándolo rodeando sus brazos por su panza, tratando de cargarlo y detenerlo- ¡Para Simón!
Mery: -apoya en la puerta, se sorprende- ¿Vos como sabes su nombre?
Lali: -acaricia al perro calmándolo- Me lo dijo su amo.
Mery: -solo se le paso por la mente, que Peter usaría al perro para hablarle- ¿Peter te lo dijo? –Celosa- ¿Cuándo?
Lali: -la mira, confundida- ¿Peter? Yo solo conozco a un Pablo...
Mery: ¿Pablo? –Suspira, bajando su enojo- Bueno, gracias por traer el diario. –Prácticamente se lo quito de las manos-
Lali: -deteniendo la puerta, para que no lo cierre- Necesito hablar con él... -Mery la miro despectivamente- Me tenía que decir algo.
Mery: -mirándola ríe todo lo que podía- ¿Pablo te iba a decir algo, a vos?
Lali: -confundida, se sintió mal un momento- Sí...

Pablo: -Mery iba a hablar, pero Pablo intervino- Hola Lali.
Lali: -al verlo sonrió nuevamente- Hola Pablo. –Mery los vio, confundida-
Pablo: Mery, ¿nos podes dejar solos, por favor? –Mery asiente retirándose- ¡No, para! –Mery se detuvo y Pablo volvió su mirada a Lali- ¿Queres tomar algo y así te explico que vas a hacer en tu nuevo trabajo?
Lali: -recordando algunas palabras de Nico, no quería entrar a la casa- Aquí me lo podes decir... no hay problema.
Pablo: -sonríe- Dale, así me siento más cómodo.
Lali: -ante la sonrisa de Pablo, no se pudo negar- Ok...

Esa fue la primera vez que Lali entro a la casa de los Lanzani, aunque con un poco de dificultad porque Simón no la quería soltar, quería seguir jugando con ella. Nico la había seguido, porque sabía que ese día iba a hablar con ese Pablo que Lali tanto le había comentado. Al ver que ese joven estaba metiendo a Lali a su casa, casi tocándola de la cintura, corrió hasta la puerta, pero el perro lo espanto ladrando.

Nico: -asustado- ¡Ah! ¡Que cosa sos vos!
Lali: -se detiene en la puerta, ante el grito de Nico- ¿Nico? ¿Qué haces vos acá?

Nico: -Simón seguía ladrando y Nico trataba de acercarse a Lali- ¿Qué haces vos metiéndote a casa ajenas?
Pablo: -lo mira- No es ajena.
Nico: -queriendo detener al perro, sin querer, desato la correa que lo sujetaba- ¡AH! -Empezó a correr perseguido por el perro que ladraba más fuerte-
Lali: -junto con Pablo, los ven corriendo de izquierda a derecha, de regreso y otra vez; riéndose- Ay, Nico, solo a vos te pasan estas cosas.
Pablo: -viendo como Nico seguía gritando, mientras corría, y Simón ya no ladraba, al contrario, empezó a ver a Nico como un juguete gracioso- ¿Quién es él?
Lali: -sonríe- Nico, mi mejor amigo, tenía miedo que vos me dieras un trabajo nada honesto.
Pablo: -llamando a Nico- ¡Metete a la casa! ¡Así entran los dos y lo atrapo! –Nico sin reclamarle nada, entro a la casa rápidamente perseguido por el perro, y así Pablo pudo detenerlo- Veni, ¿vos que haces corriendo por la calle? –Lo abraza fuerte- Tu lugar es...
Lali: -lo detiene- ¿No lo Queres dejar aquí, adentro por hoy? Amarrado no se debe sentir bien.
Pablo: -suelta a Simon, quién se tiro encima de Nico y empezó a lamerle la cara- Ok...

CAMBIASTE MI MUNDODonde viven las historias. Descúbrelo ahora