Peter estaba en su oficina, siendo distraído por Belu, que no dejaba de perseguirlo; cuando recibió un mensaje de Xime: "Ya llegó." Peter no sabía cómo reaccionar, si encerrarse en su oficina con Belén adentro, si salir casualmente al pasillo a verla, si dejar de pensar en eso porque ya no debería importarle. Y cuando dejó de pensar, logró escuchar el sonido del ascensor abrirse.
Optó por asomarse por el pasillo un momento, como si estuviera yendo al baño... y antes de dar dos pasos fuera de su oficina, se quedó a ver a quién parecía ser Lali.Maxi: ¿Lali? – Preguntó acercándose a ella, Peter no sé había dado cuenta ni de su presencia.
Lali: - Sonrió enormemente, saludándolo afectivamente. – Hola Maxi, bastante tiempo el que no nos vemos, ¿no? – Peter la miro levantando una ceja, por disgusto.
Maxi: Sí... - Dijo casi sin poder cerrar la boca.
Lali: Ay, ¡cierto! Yo no iba a venir aquí... - Dijo pensativa. - ¿Sabes si tu jefe está en su oficina? – Preguntó inocentemente.
Maxi: ¿Mi qué? – Lali lo miro, con ganas de reírse y se mordió el labio; haciendo que Maxi abriera su boca un poco más. - ¿Nicolás?
Lali: Sí, Maxi. – Lo agarró de los hombros, como sacudiéndolo y él sintió derretirse ante el contacto.
Maxi: Sí... - Respondió asintiendo y atontado.
Lali: Gracias. – Le dio un beso en la mejilla, que dejo estático a Maxi.Lali tenía que pasar por donde Peter estaba, así que se dijo unas palabras para ella misma, de que iría al baño y luego subiría a la oficina del Señor Lanzani. Giro su cuerpo hacía dónde Peter estaba y se miraron por un segundo, ya que Pitt giró su mirada hacia dentro de su oficina. Lali respiro hondo, para poder caminar hacia su objetivo; cuando pasó al lado de él, Pitt volvió su mirada a ella pero Lali seguía con su vista al frente.
Su cambió no era tan radical, pero el cambio se notaba. El cabello liso que siempre tuvo, ya no estaba, ahora tenía unas ondas largas; y en las puntas tenía un toque rubio que contrastaba con lo morocho de la parte superior de su cabello. Nunca había imaginado verla así, pero definitivamente le quedaba perfecto, en su rostro perfecto, del modo en que la viera; Lali siempre fue perfecta para Peter, incluso verla recién levantada, sin abrir sus ojos, todo el tiempo fue perfecta para él.
Y atrás quedo el tiempo en que Lali usaba una falda bajo sus rodillas para ir al trabajo, con una de sus blusas que cubrían los pechos bien formados y crecidos que ella tenía. No solía ponerse ropa que mostrará la figura tan esbelta que tenía. Ahora tenía puesto una trasparencia, que dejaba a la vista ligeramente el corpiño que tenía puesto; un corpiño que formaba bien sus pechos y mostraba el atributo que tenía; con una mini que mostraba sus piernas y unos tacos que la estilizaban. Totalmente de negro, se veía sexy.
¡Y qué decir del trasero de Mariana! Era una de las debilidades de Pitt.Peter: - Dio vuelta para ver a Maxi y estaba viendo lo mismo que él hace un momento, la parte donde terminaba la espalda de Lali. - ¿Qué miras? – Dijo amenazante.
Maxi: - Lo miro, confundido. - ¿Qué te importa? – Respondió con otra pregunta, siguiendo el camino por donde paso Lali.
Peter: - Se interpuso en su camino, porque Maxi claramente estaba siguiendo a Lali. – Andá a trabajar. – Le dijo serio.
Maxi: Si me dejas pasar, puedo ir a trabajar... - Respondió.
Peter: ¿Ver a Lali te afecto el cerebro o qué? – Preguntó irónico. – Media vuelta.
Maxi: Te recuerdo que no sos mi jefe, sos el gil que dejó a Lali. – Dio un paso al costado, para seguir su camino.
Peter: Yo, no... - No podía negar eso, porque efectivamente fue el que dejó a Lali. Y en ese momento dejo la ira de que todos estén babeando por Lali y recordó sus palabras. – Lali...Si Lali se presentaba así a la oficina de su padre, iba a ser una caperucita yendo directo al lobo.
Nico: - Dejó caer el ramo de rosas dentro del departamento, con toda la ira en su ser. - ¿Qué haces vos aquí? – Miro a Euge, muy enojado. - ¿Qué hace él aquí cerca de mi hijo?
Euge: Nico, para, cálmate... - Dijo serenamente.
Nico: ¿Queres que me calme cuando tenes a un asesino en la casa? – Prácticamente le grito, totalmente enojado. - ¿Qué haces vos acá? – Dijo, escupiendo su ira en sus palabras, agarrando a Vico de la camisa con ambas manos.
Vico: - Lo miró, serenamente. – Vengo a visitar a mi amiga.
Euge: ¡Vico! – Exclamó.
Nico: ¿Amiga? – Preguntó fulminando a Euge con la mirada. Volvió su mirada al intruso en su casa. - ¿Rajas o te saco tirándote por la ventana?
Vico: - Sonrió levemente. - ¿Te enojas por ser un asesino y vos te vas a convertir en uno?
Nico: - Lo soltó, empujándolo al sillón, haciendo que se siente de repente. - ¿Qué queres? ¿Qué estás buscando? ¿Una nueva víctima? – Lo amenazó con el dedo, señalándolo. – ¿Sabes que teniéndote aquí puedo volver a denunciarte?
Vico: - Se tapó la boca para no reírse. - ¿Se te olivo que soy abogado? No te hagas el que sabes de leyes Nico, mi juicio ya fue hecho, ya fui enjuiciado, ya fui liberado, y no podes volver a meterme en la cárcel, ya no es dable. – Nico seguía furioso. – No me podes meter a la cárcel, así de simple.
Nico: ¡Pero puedo romperte la cara si te metes con Euge o mi hijo! – Exclamó.
Euge: No me hizo nada malo, Nico. – Intentó calmarlo. – Ni a Juan, estamos bien. Él está aquí, devuelta, por otra cosa.
Nico: A Lucas, ni te acerques. – Volvió a amenazarlo. – Él no tiene la culpa de que vos seas el padre.
Vico: Prohibirme lo que quieras, pero a mi hijo no. No sos nadie para venir a decirme eso. – Nico quiso volver a gritarle. – Yo no voy a dejar a mi hijo como vos te vas tan tranquilo dejando al tuyo.
Nico: Cállate que no sabes nada. – Dijo, con las manos en la cintura.
Euge: ¿A qué viniste? ¿A gritar a todo el mundo? – Preguntó molesta. – Te recuerdo que tenes un hijo, que no puede vivir con tantos gritos, así que cálmate.
Nico: Vine a hablar, pero ahora te ordeno que no lo dejes entrar más. – Le ordenó.
Euge: Cuando seas el padre de mi hijo, cuando seas el hombre de esta casa; decidí lo que quieras. Pero te recuerdo que vos no estás más aquí. – Le replicó.
Nico: ¿Vas a escoger a este antes que a mí? – Enojado.
Euge: Lo que pasó, es pasado; lo que ahora pasa es que él está aquí, hablando serenamente conmigo, porque quiere volver a ver a su hijo y vos, venís a gritar, después de engañarme con otra. – Respiro hondo. - ¿Con quién crees que quiero quedarme ahora?