Capítulo 23.- Una casa embrujada

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Dado que siempre estaba ocupada con el trabajo, era raro que Janet tuviera tiempo para sí misma, y cuando menos se daba cuenta, su día había sido consumido por sus múltiples ocupaciones.

"¡Qué casualidad! ¿Qué tal si nos vamos juntos?", Christopher sugirió con una sonrisa cuando se encontró a Janet en el ascensor.

Desde que ella se unió al Grupo Larson, se topaba con él todos los días después del trabajo.

A veces también se encontraban luego de haber estado horas extra en la empresa y se hacían compañía de camino al autobús.

"Vaya, ¡qué coincidencia que siempre nos encontremos a la hora de la salida!", exclamó Janet, devolviéndole el gesto.

El mayor problema de la joven era que no sabía rechazar a los demás y generalmente acababa cediendo a sus propuestas.

Pero justo cuando iba a decir que sí, el sonido de su teléfono la interrumpió, por lo que ella lo tomó y vio el nombre de Ethan parpadeando en la pantalla.

"Hola. ¿Qué pasa?".

"Encontré una casa. Estoy en la cafetería que se sitúa frente a tu empresa, vayamos a ver la casa juntos", respondió Ethan.

Sorprendida, Janet levantó las cejas ya que no esperaba que él fuera a actuar tan rápido.

Al segundo siguiente, guardó su celular y se disculpó con Christopher: "Lo siento, acaba de surgirme un asunto importante y me tengo que ir. ¡Nos vemos!".

"Está bien, no hay problema", Christopher sonrió y la vio correr por el pasillo.

Aunque no había podido escuchar la conversación, la sonrisa en los labios de la joven le decía que compartía un vínculo afectivo con la persona que la había llamado.

Cuando salió del edificio del Grupo Larson, Christopher vio que Janet y un hombre alto que desaparecían en una esquina mientras él sostenía la bolsa de su computadora portátil.

Aparte de parecer un tipo caballeroso, con el solo ver su perfil, Christopher reconoció que se trataba de alguien atractivo, por lo que los observó hasta que se perdieron entre la multitud.

Efectivamente, la casa que Ethan había encontrado estaba cerca del Grupo Larson. Era un apartamento pequeño con dos dormitorios, una sala de estar, un baño y una cocina acogedora. Además, la ubicación, el vecindario y todos los aspectos en general parecían funcionar bien para Janet. La decoración de buen gusto era como la cereza del pastel, ¡realmente era el lugar ideal para vivir!

"Me encanta la iluminación de este apartamento y de verdad está muy cerca de mi trabajo. ¡Llegaría caminando en solo diez minutos a la empresa!".

Mientras caminaba por la casa, los ojos de Janet brillaron emocionados, sin embargo, su felicidad desapareció en unos instantes.

Arqueando una ceja, ella comentó en tono sospechoso: "Esta casa es perfecta en todos los sentidos, y tomando eso en cuenta, el alquiler sería de por lo menos mil dólares, ¿cierto? Ethan, ¡te pedí que buscaras un lugar económico!".

Pero él le dirigió una sonrisa tranquila y respondió: "Puesto que al propietario le urge rentar esta casa, solamente está cobrando doscientos dólares al mes".

Mirando con escepticismo al agente inmobiliario, Janet se acercó a Ethan y susurró: "Eso es imposible, ¡seguro se trata de un fraude!".

"Si no me crees, puedes preguntarle tú misma al agente inmobiliario", Ethan replicó con calma.

"Perdón que me meta en su conversación, pero su esposo tiene razón. El dueño de la casa está desesperado por alquilarla, así que está dispuesto a bajar el precio de la renta", intervino el agente inmobiliario, secándose el sudor de la frente.

La verdad, el hombre no era ningún agente de bienes raíces, pero pretendía serlo bajo las órdenes de Ethan y esperaba que Janet fuera lo suficientemente ingenua como para creerle.

Ansioso, él esperaba lograr su objetivo, de lo contrario, perdería su trabajo.

"Oh, ya veo... ¿Le importa si miramos alrededor de la casa una vez más?", aunque Janet sonaba cortés, estaba muy atenta a todos los detalles, revisando cada habitación cuidadosamente.

Apoyado contra la puerta, Ethan la contempló mientras ella hurgaba en los armarios y cajones. "¿Qué estás haciendo?", preguntó con curiosidad.

Como seguía preocupada, Janet incluso se asomó debajo de las camas. Luego, se sacudió el polvo del vestido y dijo con los ojos entrecerrados: "Mmm, siento que algo no está bien. ¡La renta de una casa como esta no puede ser tan barata! Tal vez este apartamento está embrujado o alguien se murió aquí. Tenemos que revisarlo con mucha cautela".

Ante esto, Ethan no quiso responder, y en lugar de eso, se acercó a su esposa y le limpió el polvo de la cara.

Enseguida, se sacudió los dedos sucios y frunció el ceño: "Estás pensando demasiado. Tal vez es solo que el dueño está pasando por una crisis financiera y le urge el dinero, ¿no crees?".

Este apartamento era de su propiedad y lo conocía a la perfección, aunque obviamente no podía decirle nada más a su esposa.

Entretanto, la piel de Janet se había erizado al sentir su toque en la mejilla.

Después de sacudir la cabeza, la joven volvió a sus sentidos y espetó: "Eres demasiado ingenuo. Yo podría jurar que algo anda mal con la casa; de lo contrario, no lo alquilarían a un costo tan bajo. Y pensando que ese es el caso, entonces tengo que ir a negociar con el agente inmobiliario".

Habiéndose arremangado el vestido, ella se apresuró hacia la sala de estar.

"Cien dólares. ¿Qué dice, los acepta o no?".

La Novia Más Afortunada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora