Capítulo 33.- Quién tomó la iniciativa

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Un rayo de sol se posó sobre el rostro de Janet, por lo que ella hizo una mueca y se frotó los ojos, dándose cuenta de que ya era de mañana.

Como tenía la garganta seca y un latido en las sienes, concluyó que se había emborrachado la noche anterior.

Rascándose el cabello despeinado, se dirigió al baño aturdida con la intención de refrescarse.

Sin embargo, cuando se miró al espejo, se horrorizó al descubrir que su cuello estaba lleno de marcas rojas que claramente no eran picaduras de mosquitos.

"¡Ethan Lester!", gritó a todo pulmón con la cara ardiendo.

"¿Llamaste a tu esposo?", preguntó él mientras entraba al baño.

Una fina capa de sudor cubría el rostro esculpido del hombre, y su camiseta gris estaba húmeda en el área del pecho, así que ella asumió que debía de haber ido a correr.

"¿Qué me hiciste anoche?", exigió al tiempo que cruzaba los brazos sobre su pecho.

Levantando una ceja, Ethan miró adrede los chupetones alrededor del cuello de ella. "¿En serio me estás preguntando qué te hice? ¿No deberías estar preguntando qué me hiciste tú a mí? Fuiste tú quien lo empezó todo. Te aferraste a mí y no dejabas de tocarme el cuerpo, incluso me frotaste el...".

"¡Detente!", exclamó Janet con los ojos cerrados y levantando las manos para interrumpirlo.

"¿Pensaste que me creería todas esas tonterías que estás diciendo?".

Para ella, ¡no había forma de que le hubiese hecho esas cosas a él!

Ethan solo se alejó, y de repente regresó con una camisa arrugada en la mano. "Esta es la evidencia. Mi pecho también fue dejado rojo por ti anoche. ¿Quieres echar un vistazo?".

Con eso, hizo el amago de quitarse la ropa.

"¡No!", gritó Janet al tiempo que se daba la vuelta presa del pánico.

Por mucho que ella trató de recordar todo lo que había ocurrido, solo destellos vagos y confusos surgieron en su memoria.

Si no se equivocaba... De hecho sí había tomado la iniciativa de besar a Ethan en el auto.

¡Estupendo! Ella había arruinado por completo su imagen. Lo cierto era que nunca esperó que perdería todo el sentido común después de unas copas de vino.

Mordiéndose el labio inferior, se cubrió la cara con las manos y deseó que se abriera un agujero debajo de ella y la tragara.

"Está bien, no hice nada, ¿de acuerdo?", dijo Ethan detrás de ella con su voz profunda y ronca. "Toma, bebe esto", la instó al tiempo que le entregaba un vaso de papel.

Al oler la bebida, Janet se dio cuenta de que era agua con miel.

Después de beberla, su estómago por fin se asentó, y el sabor amargo de la resaca también desapareció de su lengua.

Desafortunadamente, su mortificación no se fue. Habiendo decidido ignorar a Ethan por completo, ella procedió a refrescarse y prepararse para el día. Tras ponerse un vestido de cuello alto, salió corriendo al trabajo.

Ethan la observó todo el tiempo con una pequeña sonrisa queriendo apoderarse de sus labios.

Tan pronto como llegó al Grupo Larson, Janet fue solicitada en la sala de conferencias.

"Ya revisamos todos los diseños que entregaron para las series de otoño e invierno", dijo Ike. "Hemos llegado a la decisión unánime de utilizar los diseños de Janet", agregó y levantó un portafolio mientras su mirada recorría la larga mesa hasta donde estaba sentada Janet.

"Gracias por este gran honor", dijo ella efusivamente. "Soy nueva aquí, y sé que todavía tengo mucho que aprender. Por favor, guíenme a medida que vaya avanzando, y yo valoraré cualquier consejo que me den". Janet nunca había imaginado que conseguiría un proyecto así de grande tan pronto, pues apenas había estado trabajando allí menos de un mes.

Además, como recién llegada, no creía que fuera bueno mostrar sus habilidades antes de establecer una buena relación con sus colegas.

"Eso no es necesario. Tus diseños son excelentes tal y como son ya. Pero si tienes alguna pregunta, siéntete libre de preguntarles a tus superiores", replicó Ike mientras miraba el portafolio de Janet con orgullo y admiración evidentes en sus ojos.

Ella solo sonrió en respuesta, pues de hecho era consciente de que los otros diseñadores presentes en la reunión probablemente no estaban de acuerdo con él.

"Creo que esos diseños son bastante ordinarios", murmuró Pamela Daly en voz baja.

Ella había entrado a la empresa unos años antes que Janet, y esperaba que sus diseños fueran seleccionados esta vez, de modo que obviamente no estaba contenta con aquello.

"Baja la voz", le dijo en voz baja uno de sus amigos, "Ella está justo enfrente de ti".

"Pero no dije nada malo, ¿o sí?", replicó Pamela.

Fingiendo no escuchar su conversación, Janet se concentró en clasificar las carpetas que había traído consigo.

"Muy bien, eso es todo por esta reunión". Dicho eso, Ike se puso de pie y reunió una pila de documentos antes de sonreírle amablemente a Janet. "Voy a necesitarte en mi oficina, Janet".

Ella lo siguió obedientemente a la otra habitación.

Ike arrojó los documentos sobre su escritorio, se desabotonó la chaqueta del traje y se recostó en la silla. "Tus diseños tienen algo de acogedores, ¿sabes?", comentó. "Tu estilo es único y memorable, pero no de una manera abrumadora. Veo mucho potencial en ti, pero necesitas más formación. Si te va bien con tus proyectos, te daré más oportunidades para cultivar tus habilidades en el futuro".

La mirada de Ike se volvió aguda cuando cayó sobre el rostro de Janet, que aunque no tenía nada particularmente especial en sus rasgos, sin duda era hermosa.

Ella se movió nerviosamente bajo su mirada, y al entender lo que él estaba insinuando, de inmediato se sintió asqueada. A pesar de eso, logró poner una ligera sonrisa. "Gracias, señor Lyman. Todavía tengo algunos borradores por terminar, así que si no hay nada más, me iré ahora".

Sonriendo, Ike no dijo nada más. Además de su buena apariencia, esa mujer también tenía una fuerte personalidad.

A él le gustaba cuando no eran fáciles porque eso aportaba algo de sabor al juego de la conquista. A fin de cuentas, ella terminaría quitándose la ropa para él sí o sí, así que podía esperar.

"Adelante".

Indignada, Janet regresó a su escritorio, y no se dio cuenta de que Pamela la había estado siguiendo.

'No es de extrañar que Ike tenga preferencia por ti', espetó Pamela en un tono burlón para sus adentros detrás de Janet. 'No eres más que otra zorra desvergonzada que usa la seducción para lograr sus objetivos y ascender en el trabajo'.

Ella se había detenido en la oficina de Ike para escuchar a escondidas desde la puerta, y el hombre había dejado perfectamente claras sus intenciones hacia Janet.

La Novia Más Afortunada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora