Capítulo 38.- Soy su esposo

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"¡Ayuda! ¡Ayuda! ¡Está tratando de violarme!", gritó desesperadamente Janet.

Mientras lo hacía, ella logró aferrarse al marco de la puerta.

No obstante, Ike la sujetó por la cintura con fuerza y la arrastró al interior del salón pese a lo mucho que ella luchó, de modo que lágrimas de impotencia rodaron por sus mejillas.

Aunque ella siguió gritando hasta que se quedó ronca, nadie respondió a sus súplicas.

De pronto, un destello de esperanza se encendió en su corazón al ver en la distancia a un mesero empujando un carrito de comida por el pasillo.

Entonces, con la esperanza de que este pudiera ayudarla, gritó con todas sus fuerzas: "¡Ayuda! ¡Este hombre está tratando de violarme! ¡Por favor, ayúdame! ¡Llama a la policía! ¡Por favor!".

Este hizo una pausa para mirarla mientras ella lo llamaba desesperadamente. Sin embargo, sus ojos estaban fríos, y luego procedió a alejarse como si no hubiera visto ni escuchado nada, desapareciendo en una esquina.

"Ya cállate. La gente aquí no se entrometerá en nuestros asuntos aunque lo vean, después de todo, han visto demasiado de eso. Ahora tú sé una buena chica y haz lo que te digo. Tal vez incluso sea amable contigo más tarde", dijo Ike, y al mirar con avidez la cintura expuesta de Janet, no podía esperar para besar su piel desnuda.

No obstante, tan pronto como terminó de hablar, sintió un fuerte golpe repentinamente en la cara y cayó de espaldas al suelo.

Eso lo dejó sorprendido y con escozor en la cara, y mientras el sabor metálico de la sangre llenaba su boca, supo que uno de sus dientes estaba roto.

"¿Qué carajo? ¡¿Cómo te atreves a golpearme?!", gritó antes de escupir el diente flojo junto a una bocanada de sangre.

Tocándose la mejilla adolorida con cautela, la ira comenzó a apoderarse de él.

Cuando se giró para mirar al perpetrador, sus ojos se encontraron con los de un hombre feroz parado sobre él. Este era alto y fornido, vestía una chaqueta y gorra negras, y sus ojos brillaban con frialdad.

"¡Ethan!", dijo Janet en un sollozo, y secándose los ojos llorosos, corrió hacia él como si hubiera visto a su salvador.

Él se paró frente a ella de manera protectora, se quitó la gorra para ponérsela a ella, y luego de limpiar sus mejillas mojadas con los pulgares, dijo de dientes apretados: "Sal de aquí. Ahora".

"¡Maldita sea! ¡Vete a la mierda, bastardo!", espetó Ike enojado al tiempo que se ponía de pie, y con los puños cerrados, corrió hacia Ethan en un ataque de ira.

El detalle fue que antes de que pudiera atinar siquiera un golpe, el otro atrapó su puño y lo retorció, obligándolo a caer al suelo. Con sus ojos oscurecidos de furia, Ethan levantó su propio puño para golpear la cara del despreciable Ike.

Con él y su fuerza había que tener cautela, ya que a fin de cuentas había nacido despiadado y cruel.

Teniendo eso en cuenta, Ike fue golpeado hasta quedar convertido en puré, y una vez que Ethan terminó con él, no podía siquiera levantarse. En el proceso perdió dos o tres dientes y la sangre no dejaba de salir de su nariz. Como pudo, gritó: "¡Ya déjame! ¡Por favor! ¡Alguien ayúdeme! ¡Este tipo está tratando de matarme!".

No fue hasta que la voz de Ike se volvió ronca que Ethan por fin se arregló la ropa y se puso de pie, pero aún no había terminado, así que pateando la entrepierna de Ike, espetó con frialdad: "Haz algo como esto otra vez y te cortaré las bolas".

Inmediatamente derrumbándose, Ike rodó por el suelo mientras gritaba de dolor.

De hecho le tomó un momento recuperarse, y al final se retiró hasta una distancia segura cual perro acorralado.

Si bien no se atrevía a atacar a Ethan nuevamente, tuvo la audacia de escupirle. "¿Quién demonios eres? ¿Cómo te atreves a entrometerte en los asuntos de otras personas?".

Acercándose tranquilamente a Janet, Ethan puso su brazo sobre su hombro, y levantando la barbilla hacia Ike, le dijo con frialdad: "Soy su esposo".

Temblando como una hoja al viento, el desagradable hombre se levantó, rechinó los dientes y lo señaló. "¡Esto no se quedará así! ¡No descansaré hasta que estés tras las rejas!".

Acto seguido, su dedo señalador se desplazó hasta apuntar a Janet. "¡Y tú! Ni siquiera pienses en volver al Grupo Larson. ¡Me aseguraré de que estés vetada en toda la industria, perra!".

Con un bufido burlón, Ethan le provocó escalofríos a Ike.

"¿Ah, sí? Supongo que ya veremos eso".

En ese punto, no quería desperdiciar más su aliento con esa basura de sujeto frente a ellos, así que se dio la vuelta sin soltar a Janet, y se fue con ella.

La Novia Más Afortunada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora