Capítulo 95.- Un esposo cariñoso

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Era domingo y hacía mucho sol.

Impaciente, Janet esperaba el autobús en la parada mientras miraba su celular de vez en cuando.

Justo cuando estaba llegando el tan esperado autobús, ella escuchó el fuerte rugido de un motor, entonces levantó la cabeza y se encontró con una deslumbrante moto Vyrus color negro.

El conductor era nada más y nada menos que Ethan, quien alzó la visera del casco y reveló sus hermosos ojos oscuros. A pesar de que solo traía puestos una simple camiseta negra y unos jeans sueltos, se veía tan apuesto como de costumbre.

Al segundo siguiente, le arrojó un casco a Janet y espetó:

"Vamos, súbete a la moto".

En cuanto lo agarró, ella se quedó mirando la motocicleta de lujo por un momento antes de ponérselo de mala gana y preguntar: "¿De dónde sacaste esta motocicleta? ¿De quién es?".

La joven ya había visto una vez esta motocicleta en una revista de automóviles, y sabía que era tan cara, que si ella la comprara, tendría que trabajar muy duro por el resto de su vida para poder pagarla.

"Se lo pedí prestada a un amigo. La villa de mi jefe está un poco lejos de aquí, más o menos por los suburbios, pero yo te llevaré allá".

Sin más remedio, Janet se sentó en la motocicleta con un poco de nervios y respiró hondo.

"¡Vámonos!", Ethan le dirigió una sonrisa a su esposa y luego bajó la visera de su casco.

Entretanto, Janet se aferró de su camiseta y asintió.

Ethan condujo la motocicleta a gran velocidad, y como resultado, el viento sopló fuertemente junto a los oídos de Janet.

Hasta ahora, Janet había asociado a los conductores de motocicletas con delincuentes y rebeldes. Esto se debía a que la mayoría de ellos conducía de manera imprudente y el sonido rugiente de los motores siempre molestaba a otros viajeros en el camino. Sin embargo, ese no era el caso de esta motocicleta en particular, ya que solamente emitía un zumbido.

"Oye, ¿por qué no se escucha tanto ruido?", ella preguntó confundida.

"¿Te refieres al sonido del motor?".

Mientras hablaba, Ethan se detuvo abruptamente para esperar a que el semáforo se pusiera en verde, haciendo que los senos de Janet chocaran contra su espalda por la inercia. Al sentir esto, él volteó a verla y sonrió pícaramente.

"¿Acaso parezco uno de esos rufianes que perturban la paz de esta ciudad con sus escandalosas motocicletas? Por supuesto que no, ¿verdad? Esta tiene silenciador".

La Vyrus pertenecía a Garrett y era el tipo de motocicleta que se usaba para carreras serias, por lo que contaba con un silenciador para no perturbar a los demás corredores.

Con las mejillas sonrojadas por el repentino roce con su esposo, Janet retrocedió poco a poco y se ajustó el abrigo.

El resto del viaje fue tranquilo y silencioso. Cuando llegaron a la supuesta villa de su jefe, Ethan sonrió y la llevó hasta la puerta principal.

La joven no tenía ni la más mínima idea de que esta enorme casa era propiedad de su esposo aparentemente pobre, la cual no tenía decoraciones porque él nunca había vivido allí.

"¡Bienvenidos!", una mujer de aproximadamente cuarenta años abrió la puerta al primer toque, se presentó como la esposa del jefe de Ethan y los guío al interior de la villa.

"Señora, ¿qué estilo de pintura le gustaría que hiciera?".

Puesto que la mujer había señalado una pared no tan ancha, Janet calculó que podría terminar de pintarla hoy mismo.

"Nada demasiado complicado, solo haga algo simple pero único. Por cierto, me gustaría que fuera en color gris y no tengo ningún problema con el estilo que elija para pintar el resto", con eso, la mujer tomó un sorbo de té y miró a Ethan antes de continuar: "Ya están los cubos de pintura y las herramientas que va a necesitar. Yo me iré de compras con mis vecinas en un rato, así que tómese su tiempo".

Luego de mostrarle a la joven donde estaba todo lo que iba a ocupar, ella cruzó la puerta y se fue.

'¡Manos a la obra!', Janet se dijo a sí misma para animarse a comenzar. Dado que solo tenía libres los fines de semana, ella se convenció de que hoy debía terminar de pintar.

Entonces se ató el cabello en una cola de caballo, arremangó su blusa y se puso un delantal. Después, mezcló la pintura hábilmente y empezó a pasar la brocha sobre la pared.

"¿Por qué estás aquí todavía?", Janet preguntó con curiosidad al ver que Ethan seguía allí.

"No, no tengo otras cosas que hacer hoy. ¿Qué te parece si me dejas ayudarte? Puedo pasarte cosas que necesites", mientras hablaba, él dobló las mangas y se agachó junto a los cubos de pintura.

"Gracias, pero no es necesario. Yo sola puedo hacerlo, en verdad".

Aunque la joven quería estar sola, tampoco le dijo a su marido que se fuera. Ella solo se concentró en pintar y ni siquiera se molestó en descansar.

Unas horas más tarde, el sol comenzó a ocultarse y sus rayos naranjas se colaron en la habitación a través de la ventana, calentando levemente la piel de Janet.

El brazo derecho le estaba doliendo debido al esfuerzo, así que cuando lo balanceó y miró hacia atrás, ella se dio cuenta de que ya no había nadie en el sofá.

Al parecer, Ethan ya se había marchado.

Janet hizo un puchero y bajó la cabeza, sintiéndose triste. Pero entonces, soltó una fuerte carcajada y se burló de ella misma: '¡Eres tan tonta! ¿En serio creíste que te iba a esperar hasta que acabaras? ¡Pero si fuiste tú quien rechazó su ayuda!'.

De repente, un ruido extraño se escuchó desde la puerta, por lo que la joven miró hacia la dirección y vio que Ethan estaba parado allí con algunas bolsas de comida para llevar en las manos. Había un brillo inexplicable en sus ojos y una cálida sonrisa estaba dibujada en sus labios.

"¿Me estabas buscando? Fui por la cena. Llevas mucho tiempo pintando y apuesto a que estás agotada y hambrienta. Ven, baja y come algo antes de continuar".

"Oh, no sabía que seguías aquí. Pensé que ya te habías ido", Janet comentó con indiferencia, haciendo todo lo posible por ocultar su alegría. Luego, apartó la mirada y siguió pintando a pesar del dolor en su brazo.

Entretanto, Ethan sonrió en silencio, abrió las bolsas de comida y puso la mesa.

La sopa estaba caliente y los postres tenían un aroma exquisito.

"Por favor ven a comer, necesitas tomarte un descanso y recargar tu energía. Te ayudaré a pintar mientras lo haces", Ethan aseguró al mismo tiempo que se acercaba a su esposa y agarraba la brocha.

Aunque Janet no se la quería dar, fue muy sencillo arrebatársela gracias a su altura. Cuando volteó hacia arriba, ella vio la mandíbula perfectamente esculpida del hombre y cientos de mariposas revolotearon en su estómago.

En ese momento, no tuvo más opción que irse a comer.

Mientras masticaba la comida, la joven contempló a Ethan y se perdió en sus pensamientos.

'¿Qué sentirá él por mí?, ¿Me ama? A veces parece que no le importo, pero otras tantas es tan dulce como un esposo amoroso. ¡Dios! ¿Cómo puede ser tan impredecible y complicado?', reflexionó.

Puesto que ella no tenía tanto apetito y había comido poco, Ethan devoró todas sus sobras más tarde como si no hubiera ingerido nada durante una semana.

A las nueve de la noche, la supuesta esposa del jefe de Ethan regresó a la villa e inmediatamente revisó el trabajo que Janet había hecho.

Inesperadamente, su ceño se contrajo en cuanto posó sus ojos en la pared.

La Novia Más Afortunada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora