Capítulo 131. - Quédate conmigo

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Ethan estaba vestido con un traje formal y elegante, su cabello negro estaba peinado a la perfección, revelando su rostro impecable y acentuando sus ojos profundos que emanaban un aura majestuosa cada vez que miraba a los demás.

A diferencia de lo desaliñado que lucía habitualmente, ahora parecía maduro y noble, como si fuera una persona completamente nueva en ese momento.

Él se detuvo por un segundo antes de quitarse el chaleco de doble botonadura, ponérselo en el brazo y despeinarse un poco, dejando caer algunos mechones entre sus pobladas cejas. "Tenía que acompañar a mi jefe para recibir a un cliente importante hoy", dijo con indiferencia. "Por eso me puse ropa formal. Y estos son mis amigos, les pedí que me ayudaran cuando recibí tu llamada".

Dado que tenía una reunión con sus socios extranjeros ese día, se había vestido de manera más formal, pero al haber ido a toda prisa al rescate de Janet, no tuvo tiempo de cambiarse.

Sus supuestos amigos estaban todos temblando de miedo, y tras asentir, se inclinaron respetuosamente ante Janet.

"¡Hola! ¡Es un placer conocerla!".

"Nuestro amigo siempre la alaba, y la tiene en muy alta estima".

Todos intentaron seguir el juego, y después de todo, era una buena oportunidad para ganar puntos con el jefe.

"Oigan, gracias por ayudarnos. ¿Qué tal si los invito a cenar?", preguntó ella poniéndose roja.

Lo cierto era que se sentía extraña de conocer a los amigos de Ethan así, teniendo en cuenta que la marca de la bofetada aún era visible en su rostro.

Acto seguido, le lanzó una mirada a Ethan con sus ojos brillando de admiración.

Ella no esperaba que él tuviera tantos amigos y conexiones.

Poniendo su brazo alrededor del hombro de Janet, él le sonrió. "Bueno, es suficiente. Ella es algo tímida. Por favor, lleven a Hannah a su casa primero y luego contraten a alguien para que la cuide".

"No creo que esa sea una buena idea. Quiero decir, costará mucho dinero", refutó Janet al tiempo que jalaba el borde de la camisa de Ethan.

"Bueno, ¿estarías tranquila si Hannah se queda sola en el campo?", cuestionó él, ladeando un poco la cabeza. "Además, no costará mucho contratar a alguien para hacer las tareas del hogar. Hablemos de esto mejor después de que Hannah se recupere".

Ese argumento no dejó a Janet más remedio que aceptar.

Cuando llegaron a casa, ya estaba oscureciendo.

Janet se sentó en el sofá a abrazar sus rodillas mientras miraba el sol hundirse en el horizonte. Su cara estaba cubierta con ungüento y la hinchazón se había aliviado un poco.

El sonido del agua corriendo se escuchaba reverberar desde el baño.

"Te preparé un baño. Ve a lavarte primero, te hará sentir mejor", la instó Ethan al regresar a la sala de estar con su camisa arremangada de tal forma que revelaba sus fuertes antebrazos.

Tras un asentimiento inexpresivo, Janet se levantó del sofá.

"¿Qué ocurre?", consultó Ethan al tiempo que le revisaba el pulso y palpaba la temperatura en su frente. "¿Te sientes mal? No te ves bien".

Él sentía que algo andaba mal.

Negando con la cabeza, ella murmuró: "Ethan...". Y luego de respirar hondo, se aclaró la garganta como si reuniera coraje para hablar.

"¿Puedes acompañarme al baño?", preguntó con voz débil.

El traumático incidente la había afectado mucho.

Ella todavía estaba asustada, y Ethan era la única persona en la que confiaba, pues su presencia la hacía sentir segura y protegida, así que lo quería a su lado en todo momento.

Sin dudarlo, él asintió. "Por supuesto".

El baño estaba cubierto de vapor y una fina capa de niebla se asentaba sobre el cristal.

Cuando Janet se quitó el vestido, el sonido del cierre al deslizarse sonó más fuerte que de costumbre, y enseguida miró de reojo al hombre a su lado.

La mirada de este se posó en la puerta cerrada, y su imponente figura hacía que el espacio allí pareciera pequeño y estrecho.

Al oír el chisporroteo del agua cuando Janet entró en la bañera, Ethan giró la cabeza y suspiró.

La mujer estaba sumergida en el agua espumosa, y una gruesa capa de burbujas flotaba en su superficie, revelando nada más que su rostro impecable. Sus mejillas sonrosadas y sus ojos lamentables de alguna manera la hacían parecer más inocente que nunca; ella despertó el deseo en él sin el más mínimo esfuerzo.

La boca de Ethan se secó mientras la pasión corría por sus venas, pero de inmediato respiró hondo para controlarse.

Janet lo había visto así antes, y él definitivamente tenía esa misma mirada cada vez que la besaba.

"Estaré en la puerta. Llámame si necesitas algo", dijo Ethan con una sonrisa y le acarició suavemente la mejilla antes de darse la vuelta para irse.

Ella se veía triste y miserable, por lo que él decidió dejarla tranquila esta vez.

Justo cuando se disponía a irse, sintió un débil agarre en su mano.

Al darse la vuelta, vio que Janet lo miraba con ojos expectantes.

"No te vayas...".

Había una pizca de pánico en sus ojos, y ni siquiera quería quedarse sola en el baño.

La Novia Más Afortunada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora