Capítulo 52.- Una falsificación

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Sintiéndose confundida y sorprendida a la vez, Janet le dio un sorbo a su botella de agua con la otra mano y sacudió la cabeza: "¡Por supuesto que no! ¿No estás viendo que está en mi dedo?".

Con eso, ella miró a Ethan y le sonrió juguetonamente.

Por otro lado, él no estaba de humor para bromas. Su expresión se endureció y murmuró en un tono más grave que antes: "Déjame verlo".

A diferencia de la joven, Ethan estaba tan familiarizado con el anillo que solo bastaba con que le echara un vistazo para saber que algo andaba mal.

Mientras se quitaba la sortija, Janet dijo entre dientes: "¡Qué raro eres!".

Al segundo siguiente, Ethan entrecerró los ojos y acercó el anillo para mirarlo más de cerca. Poniendo una cara terriblemente seria, espetó: "La parte posterior del anillo que te di está grabada con las iniciales de mi madre, pero este no tiene nada".

Él sabía que Janet tenía problemas económicos, pero no esperaba que fuera capaz de vender la sortija que le había dado así como así.

Y la verdad era que no le habría importado si se tratara de cualquier otra joya; no obstante, este era un anillo que su amada madre le había dado.

"¿Qué? ¿Estás diciendo que esto es una copia barata?", Janet exclamó mientras sus ojos se abrían como platos.

Luego de tomar el anillo e inspeccionarlo, ella se dio cuenta de que, efectivamente, su interior no tenía ni un rastro de alguna inicial grabada en él.

Frunciendo el ceño profundamente, Ethan abrió la boca y declaró: "No, no exactamente. De hecho, la gema y el platino son reales, y el estilo es similar al del anillo que te di. Sería muy difícil para una persona común distinguir la diferencia entre los dos, pero esto es solo una falsificación y se hizo para copiar el original. La sortija que te regalé es una antigüedad preciosa y es una herencia que mi madre recibió de sus antepasados. Vale diez veces o más que esta".

Como no sabía mucho sobre joyería, él había hecho algunos amigos en la industria, quienes le contaron que había personas que se dedicaban a falsificar alhajas y vendían las originales a un alto costo.

Al escucharlo, Janet se puso tan pálida como si hubiera visto un fantasma. Se quedó paralizada en su lugar y una sensación de hormigueo la recorrió de pies a cabeza.

La gerente de la tienda de segunda mano debió de darse cuenta al instante de que su anillo era una antigüedad invaluable. Y como no podía desaprovechar la oportunidad de quedárselo, engañó a la joven para que se lo diera y entregarle en su lugar una miserable imitación.

Viendo que Janet no podía responder, Ethan respiró hondo y se pellizcó el puente de la nariz: "¿Por qué llevas una falsificación? ¿Vendiste el anillo real y encontraste un reemplazo barato para que no me diera cuenta?".

No es necesario decir que el hombre parecía increíblemente decepcionado, y solo entonces, Janet se percató de que la estaba acusando.

Sintiéndose agraviada y con el corazón hecho nudos, ella resopló: "¿Acaso me estás inculpando de cambiar el anillo de valor de tu madre por dinero?".

Suspirando y tratando de contener su molestia, Ethan cerró los ojos por un instante.

¿Qué otra cosa podía pensar?

Aparentemente, su esposa siempre necesitaba dinero, y de acuerdo a lo que había investigado, ella amaba los lujos y las cosas caras.

Él había estado en el mundo de los negocios durante muchos años y conocía a todo tipo de personas.

Además de que nadie podría sobrevivir para siempre con el austero estilo de vida que llevaban, "Jocelyn" solía llevar una vida con tanto lujo que solo era cuestión de tiempo para que sacara a relucir su verdadera personalidad.

Al no recibir respuesta de su marido, Janet se sintió ofendida y un nudo se le formó en la garganta.

"Ni siquiera me preguntaste qué pasó, ¡simplemente asumiste que vendí el anillo!", ella dijo con una sonrisa amarga, apretando la botella que tenía en la mano.

Probablemente Ethan pensaba que era una codiciosa, pero la joven se aferró a la ligera esperanza de que él le creyera.

Aunque, pensándolo bien, ellos solo eran un matrimonio arreglado y ni siquiera se amaban. Por lo tanto, ¿cómo iban a confiar el uno en el otro?

"Quiero que algo te quede claro; sin importar cuánto dinero necesite, nunca haría tal cosa. Ese anillo era una herencia de tu madre y te prometo que lo voy a recuperar".

Tomando la falsificación de la mano de Ethan, Janet dio algunos pasos cuando se detuvo en seco. Entonces frunció los labios y se giró para mirar al hombre a sus espaldas.

"E incluso si no puedo hacerlo, encontraré una manera de pagártelo. Tienes mi palabra".

La Novia Más Afortunada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora