Capítulo 79.- Una cena

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Janet finalmente regresó a casa a las nueve de la noche, con una bolsa de compras.

Había visitado varias tiendas de ropa para hombres con la esperanza de encontrar el atuendo perfecto para Ethan.

Desafortunadamente, ella no conocía su talle, por lo que terminó comprándole un cinturón.

Ethan guardó los documentos que tenía sobre la mesa y miró a Janet. Frunció el ceño al ver que parecía exhausta. "¿Qué pasó? ¿Por qué llegas tan tarde?".

Fue hasta el refrigerador y tomó una botella de refresco.

"Bueno, me quedé entretenida con algo". Janet dejó la bolsa sobre la mesa y se dejó caer en el sofá. "Estoy sedienta, ¿me das una botella?".

Ethan frunció el ceño, lo pensó un momento y presionó la botella de refresco contra la mejilla de la joven. Luego, se sentó a su lado en el sofá. "No. ¿Estás con tu período?".

"¡Ethan! ¿Cómo...? ¿Cómo lo sabes?". Janet se tapó la boca con las manos involuntariamente y lo miró con los ojos muy abiertos. Se sentía avergonzada y sorprendida.

Parecía que los dos se hacían cada día más cercanos.

Ethan le pasó el brazo por los hombros y miró hacia el baño. "Eres muy olvidadiza, dejaste la caja de toallas higiénicas en el lavabo esta mañana. Guardé la caja en el gabinete por ti".

Janet no supo qué decir. Ethan le acomodó un mechón de pelo suelto detrás de la oreja y sonrió. "¿Alguien te molestó hoy? Llegaste a casa disgustada".

Janet suspiró y le contó lo que Elaine le había hecho en el centro comercial.

"¿Cómo no me llamaste? ¡Le habría dado una lección por molestarte!", dijo Ethan con una expresión sombría. Se inclinó hacia ella y le pellizcó la mejilla.

Janet apartó bruscamente la mano de Ethan y se acurrucó más cerca de él. "¡Pude manejarlo yo misma!", dijo, parpadeando al mirarlo. "Y, además, había cámaras de vigilancia por todas partes".

Ethan arqueó una ceja molesto. "Bueno, tuviste suerte de que había cámaras esta vez. ¿Pero qué hubiera pasado si no hubieras podido probar tu inocencia?".

Janet frunció los labios mientras jugaba con sus dedos.

"No lo pensé, en realidad. Pero en ese caso, ni siquiera tú podrías haber probado mi inocencia y solo te habría ocasionado un problema innecesario".

Ethan la miró mientras una pequeña sonrisa intentaba asomar en su boca. "¿Qué te hace pensar que no habría podido ayudarte?".

Resolver un problema de ese tipo era pan comido para él. Podría comprar todo el centro comercial con un chasquido de dedos, si era necesario.

Entonces, todas las tiendas le pertenecerían y su esposa podría tomar cualquier cosa que deseara.

"Por cierto, te compré un regalo", dijo Janet y señaló la bolsa sobre la mesa.

"Señorita Lind, has actuado rápido, estoy impresionado". El rostro de Ethan reflejaba su alegría. Solo lo había mencionado una vez anoche, mientras conversaban.

El joven tomó la bolsa de la mesa y la abrió. Dentro había un cinturón de cuero negro. Se veía elegante, pero la textura y la calidad eran comunes. Ethan sabía que eso era todo lo que Janet podía pagar con su presupuesto.

En su villa, desocupada ahora, había cientos de cinturones de calidad excelente que eran mil veces mejor que este. Sin embargo, Ethan amó a este cinturón más que cualquier otra cosa.

"Se ve muy bien". Su sonrisa se amplió y sus ojos brillaron con deleite. Se inclinó hacia adelante y besó la parte superior de la cabeza de Janet. Sintió que su corazón se derretía ante la dulzura del gesto de su esposa.

Feliz, tomó el cinturón.

Janet se alisó el flequillo sonriente.

En realidad, había elegido el cinturón a toda prisa y por eso había estado en parte preocupada de que no le gustara. Ahora, se sentía aliviada al ver su reacción.

"No trates de ser valiente cuando vuelvas a encontrarte con problemas como el de hoy. Siempre puedo ayudarte, recuerda eso". Ethan la miró a los ojos al decir estas palabras. Sus caras estaban a pocos centímetros de distancia; podían sentir el aliento del otro.

El rostro de Janet se puso rojo cuando lo miró a los ojos. Sintió que el aliento cálido del hombre la enloquecía. Se acurrucó en sus brazos mientras innumerables pensamientos explotaban en su mente. No llegaba a comprender lo que sentía.

La mente de Janet instantáneamente voló al beso apasionado de la noche anterior.

De pronto, se separó del cálido abrazo.

"Oh, yo... Ya veo. Me alegra mucho que te guste el regalo. Bueno, se está haciendo tarde, así que voy a retirarme a mi habitación".

Las cejas de Ethan se fruncieron al ver a Janet correr hacia la habitación, pero no se molestó en perseguirla.

Había algo que no estaba bien. Ethan entendió que Janet no le había pedido ayuda porque no creía que fuera capaz de ayudarla.

Pensó que tenía que acercarse a Janet como Brandon.

Porque incluso si no le pedía ayuda a él, Janet siempre podía recurrir a la ayuda de Brandon.

Al día siguiente, Janet estaba absorta en el trabajo cuando sonó su teléfono con un mensaje.

Era un mensaje privado de Brandon.

"El Grupo Larson va a celebrar una cena la próxima semana y quiero que asistas en nombre del Departamento de Diseño".

La Novia Más Afortunada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora