Capítulo 109. - Ahora eran una pareja

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Ethan aflojó lentamente su agarre en la muñeca de Janet, y bajó sus delgados dedos por su mano hasta entrelazarlos con los suyos.

Besándole los nudillos, sonrió. "Dijiste mucho. Toma un poco de aire. ¿Tienes la garganta seca?".

Quedando desconcertada, Janet lo miró con los ojos muy abiertos y las mejillas sonrosadas, pero enseguida bajó la mirada y se quedó pestañeando.

Ethan no dijo nada más, y acariciándole la palma de la mano, miró su rostro tímido, el cual lo hizo sonreír; ahora se veía más guapo que nunca.

De alguna manera, la lujuria en sus ojos parecía más atractiva que molesta.

"Dime algo. ¿Preferirías obtener un préstamo de un banco que pedirme ayuda a mí?".

"Tú no eres mejor que yo. Quiero decir, no tienes dinero, e incluso si tienes ahorros, no creo que sea suficiente para pagar la cirugía", replicó ella con una sonrisa para luego terminar de beber su leche y colocar el vaso sobre la mesa.

Ethan se quedó sin palabras, pero a juzgar por la impresión que Janet tenía de él, no era razonable que le ofreciera el dinero, pues se ganaría su sospecha.

Frunciendo el ceño, dijo: "Al menos deberías haberme pedido que encontrara una manera de ayudarte. Yo también podría pedir dinero".

Después de pensarlo un momento, ella lo miró fijamente. "No suelo depender de los demás. Hannah está vieja y débil, y yo he estado resolviendo todos los problemas por mi cuenta desde que era una niña. Si empezaba a depender de los demás, eso podría convertirse en un hábito, y con el paso del tiempo, en una debilidad. Después de todo, solo puedes confiar en ti mismo".

"Eso tiene sentido en cierto modo", dijo Ethan comprensivamente. Acto seguido, se apoyó contra el sofá, por lo que su cabello se revolvió un poco. "Ven aquí", la instó, extendiendo su mano.

Avergonzada, Janet se mordió el labio inferior, pero su cuerpo reaccionó por sí solo, y acurrucándose en los brazos del hombre, soltó un suspiro de cansancio. Ethan la acercó más a él y los envolvió con la manta. "¿Tienes frío? ¿Quieres que busque una colcha del dormitorio?".

Fuera de la ventana, las calles estaban completamente oscuras, pues solo las tenues lámparas las iluminaban. El viento aullaba y las gotas de lluvia golpeaban las hojas verdes.

"No es necesario", respondió ella al tiempo que se acurrucaba más cerca de él. El calor de su cuerpo se filtró en el de ella, y de hecho sentía como si él fuera su propio calentador acogedor.

Apoyándose contra su pecho, inhaló su aroma fresco y varonil cuando de repente sus ojos se abrieron de par en par para mirarlo. "¿Recogiste la ropa que lavé hoy?".

"Sí. También la doblé y guardé en tu dormitorio", respondió Ethan mientras la acercaba más a él, intentando hacer que estuviera más cómoda.

Una vez que terminó el partido de fútbol, él agarró el control remoto y puso una película de terror. Cabe destacar que todavía estaba lloviendo afuera.

"Tienes que cambiar tu hábito", dijo, rompiendo el silencio. Janet estaba absorta en la película, pero al escuchar eso, se giró y lo miró con curiosidad.

"¿Qué?".

"De ahora en adelante, me tienes a mí, así que no tienes que luchar sola", replicó él en voz baja mientras le acariciaba el cabello sedoso.

Sin responderle, Janet solo miró por la ventana.

"No pienses en un préstamo por el momento, yo voy a encontrar una manera de conseguir el dinero. Oye, todavía nos quedan un par de días. Que acudir al banco sea nuestro último recurso", le dijo él mientras frotaba sus dedos contra la suave mejilla de la mujer y la miraba a los ojos. Él quería que ella confiara en él.

El hermoso rostro del hombre pareció hipnotizarla, pero finalmente asintió.

Una leve sonrisa se apoderó de Ethan, y agarrando el rostro de Janet entre sus manos, la besó hasta deslizar su lengua en su boca.

Ellos eran una pareja de verdad ahora.

La Novia Más Afortunada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora