Apoyando la mejilla en la palma de su mano, Janet suspiró con preocupación. Aunque acababa de recibir su salario, este solo representaba una mínima parte de lo que debía pagar para la cirugía de Hannah.
"Oye, te acaban de dar tu salario. ¿Por qué todavía te ves triste?", preguntó su colega, frunciendo el ceño al notar que a Janet le sucedía algo: "Oye, ¿qué te parece si vamos a cenar esta noche para que te pongas contenta?".
Pero Janet negó con la cabeza y esbozó una sonrisa amarga: "Mejor otro día, esta noche estaré un poco ocupada".
"Bueno, está bien. ¡Nos vemos mañana!", su compañera le devolvió el gesto amablemente y tomó su bolso para irse.
Afligida, Janet acababa de guardar su computadora portátil y estaba a punto de marcharse cuando sintió que alguien le daba una palmadita en la espalda.
Era Christopher, quien estaba vestido con un rompevientos color marrón, el cual lo hacía lucir bastante fresco y jovial. Sonriéndole y con un brillo encantador en sus ojos, él le preguntó:
"¿Lista para irte? ¿Qué tal si te acompaño a la parada del autobús? Te ves molesta... ¿Qué sucede? ¿Tienes problemas con tu trabajo?".
Mientras cerraba las correas de su mochila, Janet respondió: "No, es solo que estaba pensando en unas cosas. Por cierto, Chris, ¿estás libre esta noche? Hoy me pagaron y estaba pensando en invitarte a cenar". Ella ya le había prometido invitarlo a cenar y pensó que este era el día perfecto para hacerlo.
De cualquier modo, el dinero que tenía no era suficiente para la operación de Hannah, así que gastarlo en una cena con su amigo no la haría menos pobre.
"Sí, hay un nuevo restaurante occidental por aquí cerca, ¡sería genial que fuéramos a conocerlo!", sugirió Christopher, sintiéndose sorprendido y halagado.
Luego de que entraran al ascensor, él se humedeció los labios e hizo la pregunta que tantas ganas tenía de hacer: "Tengo curiosidad. ¿El hombre que te recogió la última vez es tu novio...?".
Este pensamiento no había dejado de dar vueltas en su cabeza y solo estaba esperando una oportunidad para averiguarlo.
Quizás el hombre no era su pareja, sino su primo, amigo o pariente. Después de todo, no parecía un tipo con el que Janet saldría.
¡Ella era como una flor delicada en comparación con él!
"¿Nos viste?", Janet se giró para mirarlo, dudosa en revelar su relación: "Ese hombre es...".
Pero justo cuando iba a replicar, el sonido de su teléfono la interrumpió.
"Disculpa, tengo que atender esta llamada".
En cuanto salió del ascensor, ella corrió al baño para contestar: "¿Qué pasa?".
"¿A qué hora regresas? Tengo hambre", dijo Ethan.
"Hay sándwiches en la nevera. Caliéntalos y cómetelos".
Después de pensarlo un momento, Janet sintió que, dado que ahora Ethan era su marido, tenía que informarle sobre sus acciones: "Por cierto, voy a invitar a cenar a Christopher para devolverle el favor de la última vez. Quizás llegue un poco tarde".
Del otro lado de la línea, Ethan se quedó callado un par de minutos hasta que al fin habló: "Ni siquiera estás segura de que fue él quien te ayudó. ¿Por qué tienes que devolverle el favor?".
Apretando los dientes, Janet susurró: "Pero ya lo invité. ¡Sería una grosería que le cancelara el plan de repente!".
Entonces, Ethan respiró hondo y espetó convencido: "Voy a ir contigo. ¿Dónde nos vemos?".
Después de decirle el nombre del restaurante, Janet regresó con Christopher: "Vámonos".
Pasaron dos calles y llegaron al opulento restaurante occidental.
"Espero que no te moleste, Chris, pero alguien se unirá a nosotros", susurró Janet, parada en la entrada con una expresión tímida.
"No te preocupes, no hay problema", aunque Christopher sonaba relajado, inmediatamente se dio cuenta de la situación. "¿Es una amiga o un amigo?", preguntó, tratando de sonar tranquilo.
Janet había abierto la boca para responderle cuando vio que Ethan ya estaba en el restaurante. El sol poniente arrojaba un tono dorado sobre su altísimo cuerpo, delineando sus rasgos y resaltando lo atractivo que era.
'¡Guau! Llegó bastante rápido'.
Christopher siguió la mirada de la joven y vio a un hombre alto con hombros anchos que vestía una chaqueta negra. Es verdad que tenía un aspecto maduro, pero al mismo tiempo parecía arrogante. Sus perfectas facciones combinadas con su estilo hicieron que Christopher tragara saliva con inseguridad.
"Él es mi esposo, Ethan. Y él es Christopher... lo mencioné por teléfono", Janet los presentó cuando llegó a la mesa de Ethan.
Con la mandíbula desencajada, Christopher exclamó: "¿Qué? ¿Cuándo te casaste?".
Enseguida, posó sus ojos en Ethan, quien también lo miraba fijamente. ¡Parecía que en cualquier momento se abalanzarían el uno sobre el otro!
Las manos de Janet se empaparon en sudor y forzó una sonrisa, tratando de ocultar su miedo de que este par comenzara a pelearse.
Ethan, quien estaba reprimiendo su ira, puso un brazo alrededor del hombro de la joven y preguntó en voz baja: "¿No les has dicho a los demás que estás casada y tienes marido?".
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La Novia Más Afortunada.
RomanceJanet fue adoptada cuando era niña, un sueño hecho realidad para los huérfanos. sin embargo, su vida fue cualquier cosa menos feliz.............