Capítulo 104.- Revelar la verdad

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Con la cara roja de coraje, Janet se secó las lágrimas que escurrían por sus mejillas y salió del hospital.

El cielo se había oscurecido, por lo que el brillo de las luces de neón se proyectaba suavemente en su piel.

Al oír el chirrido de la puerta, Ethan se puso de pie rápidamente, dejó escapar un suspiro de alivio y colgó el teléfono.

Un rato antes, cuando él volvió a casa, vio que el refrigerador estaba abierto y la comida tirada en el suelo, pero al no encontrar a su esposa, no pudo evitar preocuparse.

"¿Te encuentras bien? ¿Dónde has estado?".

Janet se agachó, y en lugar de responder, simplemente negó con la cabeza.

Más angustiado que antes, Ethan se le acercó y tomó su bolso. Al ver que ella seguía en silencio, él le colocó un mechón de cabello suelto detrás de la oreja y examinó su rostro. Los ojos de la joven estaban hinchados y la punta de su nariz se había puesto roja, haciendo evidente que había llorado.

Sintiendo una punzada en el corazón, Ethan apretó los puños. "¿Alguien te molestó? Dime quién fue", él preguntó con dulzura a pesar de que su cuerpo estaba tenso por la ira.

Algo tenía muy triste a su amada esposa y el hombre necesitaba saber qué o quién lo había provocado ya que detestaba verla así.

"No fue nadie. Yo...".

"No trates de engañarme", con eso, Ethan levantó su barbilla, obligándola a mirarlo. Aunque parecía un hombre fuerte e invencible, la ternura en su mirada revelaba cuánto se preocupaba por ella.

Tan pronto como sus ojos se encontraron, Janet no pudo resistirlo más y se arrojó a sus fuertes brazos.

"¿Qué ocurre?", Ethan murmuró mientras le frotaba la espalda en un intento de calmarla.

La joven resopló y volvió a negar con la cabeza.

Entonces aspiró la fragancia de su marido y se sintió segura y protegida, pensando que nunca había conocido a nadie que oliera tan agresivo y reconfortante al mismo tiempo.

¡No era de extrañar que las mujeres se sintieran atraídas a él como abejas a la miel!

Luego de acurrucar su rostro en el cuello de Ethan, Janet preguntó en voz baja: "¿Puedes acompañarme a la casa de la familia Lind?". Dado que las cosas se le habían ido de las manos, ella decidió ponerle fin a todo.

Confundido, él la miró y frunció levemente el entrecejo al no saber lo que estaba pasando.

Luego, la siguió hasta la villa de los Lind tal como ella se lo había pedido.

Esta vez, Janet estaba decidida a decir toda la verdad.

Por suerte, la criada no se había comportado tan arrogante como de costumbre y los dejó entrar rápidamente.

Al ver que Ethan y Janet habían llegado juntos, Bernie y Fiona no se atrevieron a cerrarles la puerta en la cara o inventar alguna excusa para no verlos.

"Querida, ¿qué haces aquí a esta hora?", preguntó Fiona, fingiendo estar tranquila.

"Vine para que ajustáramos cuentas", Janet espetó con desprecio.

Después de lanzarle una mirada a Ethan, ella se llenó de confianza y estaba más decidida que nunca a terminar con esta farsa.

"Ethan, sé que quizás vas a odiarme por lo que te voy a decir, pero mis padres adoptivos y yo te hemos engañado todo este tiempo. Yo no soy Jocelyn Lind, mi nombre es Janet y soy huérfana. La familia Lind me adoptó cuando yo era una niña y me casé contigo como sustituta de mi hermana menor".

La joven hizo una pausa para respirar y señaló a Jocelyn, quien la miraba con los ojos muy abiertos: "Ella es Jocelyn Lind. Creo que ya la habías visto antes, me ha insultado en público varias veces en el pasado. Además, es la mujer con la que se suponía te casarías".

No es necesario mencionar que Bernie y Fiona palidecieron de miedo.

¡Jamás imaginaron que Janet haría tal cosa! El giro inesperado de los acontecimientos los había tomado por sorpresa y no sabían qué hacer.

"Vaya, ¡qué estupidez! ¿A qué te refieres con una sustituta? Nada de eso es cierto. ¡Deja de decir tonterías! En fin, supongo que estás ebria. Lo que deberías hacer es irte a casa a descansar", temerosa de que Janet continuara desenmascarándola, Fiona se lanzó hacia adelante y trató de taparle la boca antes de que dijera más.

Sin embargo, Ethan la tomó por la muñeca con fuerza y la miró a los ojos.

Su rostro tenía una expresión insondable y parecía que iba a explotar en cualquier momento.

Habiendo tenido siempre la sensación de que algo andaba mal, él quedó atónito después de escuchar la verdad. Aunque luego recapituló las cosas en su mente y todo comenzó a tener sentido.

"¿Y por qué te casaste conmigo como sustituta de Jocelyn?", él le preguntó a Janet, en un tono tan sombrío que le erizaría la piel a cualquiera.

De pronto, el ambiente se volvió tan tenso que nadie se atrevió a hablar.

No obstante, poco después, la joven respiró hondo y abrió la boca para responder.

"Por el dinero. Lo necesitaba desesperadamente para pagar los gastos médicos de la mujer que me crio".

La Novia Más Afortunada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora