Capítulo 37.- Peligro

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Llegaron a un hotel de cinco estrellas.

Tras seguir a Ike a un salón privado, Janet descubrió que las personas con las que él se reuniría no eran clientes, sino solo un grupo de amigos suyos.

Allí había una gran mesa redonda llena de todo tipo de sushi y sashimi, y en el medio, una jarra tallada.

Alrededor de la mesa estaba sentado un grupo de hombres, cada uno con una copa de vino en una mano y una mujer en la otra. Ellas usaban mucho maquillaje y vestidos diminutos.

Los rostros de todos estaban rojos por el alcohol, y no bien vieron a Ike, levantaron las cejas y uno de ellos le gritó: "¡Oh, por fin! ¡Ven aquí, Ike! ¡Te hemos estado esperando!".

Manteniendo una expresión neutral, Janet se sentó entre los amigos de Ike y sus damas de compañía. Era obvio que las mujeres eran unas trabajadoras de la noche, y miraron a Janet con una sonrisa como si le estuviesen dando la bienvenida a una más de las suyas a la fiesta. Incluso levantaron las cejas hacia ella y le guiñaron un ojo.

Los hombres las manoseaban, y ellas enseguida se reían. De hecho los gemidos bajos y los chillidos ahogados le daban al salón un ambiente de lujuria ebria.

Todo el rato, Janet se sintió bastante inquieta e incluso nerviosa, y la verdad era que se moría por correr muy, muy lejos.

"¿Por qué estás tan nerviosa?", le preguntó Ike con sus mejillas ya enrojecidas, y mirándola lascivamente, le puso una mano en el muslo.

Asustada, ella se puso de pie y derramó vino en la cara, "¡Eres un sucio! ¡No me toques!".

Sin embargo, las personas a su alrededor no parecían estar sorprendidas, e incluso comenzaron a reírse. "Ike, la chica que trajiste parece estar de malas. Será mejor que le des una lección esta noche para que se comporte".

Después de eso, algunos de los amigos de Ike se pusieron de pie y llevaron a sus chicas a sus respectivas habitaciones para la última parte de la fiesta.

Por su parte, era obvio que Ike ya había bebido demasiado, pero de todos modos él no se enojó por el comportamiento de Janet, y tras una risita, dijo: "¿Qué tiene de malo que te toque? No vales mucho más que esas mujeres que tienen sexo con hombres por dinero a menos que todavía seas virgen. ¿Lo eres? Oye, si me dejas ayudarte con eso, estoy dispuesto a pagarte mucho, mucho más. ¿Qué dices? ¿Suena bien para ti?".

Dado que las palabras y los movimientos de él se fueron volviendo cada vez más indecentes, Janet solo quería quitarse los zapatos y golpearlo.

En ese punto, ella sabía que si se quedaba allí, estaría en gran peligro.

"Disculpe, señor Lyman, creo que he tomado demasiada agua, así que necesito ir al baño de damas. Ya vuelvo", dijo, forzando una sonrisa.

"De acuerdo, pero no tardes demasiado, mira que todavía tienes que complacerme", dijo Ike al tiempo que le bordeaba el rostro con las manos. Luego acercó su cara al cuello de ella para olfatearla y un pequeño sonido de satisfacción escapó de su garganta. "Hueles muy bien".

Tras empujarlo, Janet agarró su bolso y salió corriendo de la habitación directamente hacia los ascensores.

Mientras pulsaba el botón, pensó que ya no le importaba si perdía su trabajo, pues su vida era más importante.

Como ella no llevaba mucho tiempo trabajando, no esperaba que Ike, quien parecía ser una persona decente, fuera un hombre tan repugnante.

Definitivamente no debió haber ido allí con él.

Por fin, las puertas del ascensor se abrieron con un zumbido, pero cuando ella estaba a punto de subirse, alguien de repente la agarró por detrás.

"Vamos juntos al baño y luego tengamos sexo dentro del cubículo. ¿Qué dices?", sugirió Ike con su aliento a alcohol mientras apoyaba la cabeza en el hombro de Janet y se frotaba contra ella.

"¡Bastardo! ¡Aléjate de mí!".

Pese a las náuseas, Janet luchó desesperadamente por liberarse de él.

No obstante, ella era demasiado delgada y débil como para dominar a un hombre tan fuerte, y además ebrio.

Encerrándola fuertemente entre sus brazos, él replicó: "No seas tan terca. Muchas mujeres de la empresa se han acostado conmigo, y al día siguiente volvieron al trabajo. Algunas de ellas incluso fueron ascendidas y obtuvieron un aumento. Les fue muy fácil, y todo lo que hicieron fue acostarse conmigo".

A medida que hablaba, Ike la arrastró al salón vacío más cercano.

La Novia Más Afortunada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora