Capítulo 72.- Celoso de sí mismo

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Una vez que Janet llegó a casa, encontró el apartamento vacío, y pasaron las horas, pero no había señales de Ethan.

A las once, la mujer por fin escuchó el sonido de la puerta abriéndose, y caminó inconscientemente hasta la entrada.

Al encontrarse con la mirada de Ethan, notó que él parecía exhausto.

Guardando la llave, él dijo con curiosidad: "Pensé que estarías exhausta por trabajar horas extras. ¿Por qué no estás en la cama todavía?".

"Tengo que tomarme las cosas con calma hoy. Por cierto, cociné pescado en salsa agridulce. ¿Ya cenaste?". Sí, ella debería estar en la cama, pero por alguna razón desconocida, había decidido esperarlo esa noche. Después de un breve silencio, preguntó vacilante: "¿Por qué llegas tan tarde hoy?".

Ella había estado trabajando horas extras durante los últimos días, por lo que salía temprano de casa y regresaba tarde por la noche, de modo que no había visto a Ethan en casi tres días.

"¿Pescado en salsa agridulce? Suena muy bien. No, todavía no he cenado", respondió él, y tras quitarse el abrigo, lo arrojó sobre el sofá. Agarrando el control remoto, encendió la televisión, y el sonido de un partido de fútbol llenó el lugar. "Reabastecieron la tienda hoy", murmuró él distraídamente. "Tuve que ayudar a mover las cosas".

"Oh", dijo Janet en voz baja, y con un encogimiento de hombros, se dirigió a la cocina para servir la comida.

Al escuchar los sonidos de los platos y cubiertos tintineando, Ethan la siguió a la cocina y se apoyó contra el marco de la puerta. "¿Cómo va el trabajo?".

Janet volteó con sus ojos iluminados de emoción. "Estaba a punto de contarte. El mismo señor Larson me dijo que me va a dar un aumento. Él cree que soy una diseñadora prometedora. ¡Quizás me vuelva rica en algún momento!".

Observando la emoción en el rostro de Janet, Ethan le preguntó lentamente: "¿Qué piensas del señor Larson?".

Mientras ella metía el pescado en el microondas, sonrió. "Creo que es agradable y accesible. Además se preocupa por sus empleados. Incluso me dijo que le puedo decir si tengo algún problema. La verdad es que nunca pensé que el CEO del Grupo Larson resultaría ser tan amable. Lo más importante era que no era tan arrogante como podría pensarse, pues no se da aires y valora el talento. No es de extrañar que su empresa tenga tanto éxito. Con un jefe así, creo que estaré dispuesta a trabajar allí para siempre".

Al principio, Ethan estaba complacido de escucharla elogiar tanto a Brandon, pero cuanto más escuchaba, más se agitaban dentro de él los celos.

A pesar de que él mismo era Brandon, escuchar a su esposa elogiar a alguien que ella pensaba que era otro hombre lo hizo un poco infeliz.

Janet nunca había elogiado a Ethan así. ¿Acaso ella no tenía una buena impresión de él siendo Ethan?

Por extraño que parezca, el hombre empezó a tener celos de sí mismo...

Forzando una sonrisa, se acercó a Janet y le preguntó con amargura: "Ni siquiera has visto a este tal Brandon Larson. ¿Por qué hablas tan bien de él? Nunca ha mostrado su rostro en público. Tal vez es superfeo".

Sacando el labio inferior en un puchero, ella lo miró y trató de defender al jefe que acababa de darle un aumento. "No seas tan criticón. A fin de cuentas, la cualidad de una persona no depende de su apariencia. Además, cuando fui por primera vez al Grupo Larson, vi a un hombre tomar un ascensor que solo llega hasta el último piso. Luego supe que ese era el ascensor exclusivo para el CEO, así que el hombre al que vi fue el señor Larson, y nada más su espalda se veía bien, entonces dudo que sea feo".

En medio del ambiente tenso, el plato de pescado seguía calentándose en el microondas.

Riéndose, Ethan miró los labios entreabiertos de la mujer.

Sin miedo, esta lo miraba desafiante. "Bien. ¿Y qué tienes que decir sobre esto?".

En lugar de discutir con ella, él le rodeó la cintura con los brazos y le dio un beso en la comisura de los labios. "Oye, solo me molesté un poco. Es decir, soy tu esposo. ¡No puedo quedarme quieto y escucharte elogiar a otro hombre de esa manera!".

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