Capítulo 115. - Ve a mi habitación esta noche

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Ethan estaba sentado en su oficina, en la cual un rayo de luz entraba por los ventanales, y sus ojos se suavizaron al escuchar la voz de Janet por teléfono.

"Sí, yo expuse la sustitución de ti por tu hermana en su matrimonio y la deuda de tus padres. Los Lind hacen negocios con muchos socios notables, por lo que es normal que intenten salvar su reputación desesperadamente, y es probable que por eso decidieran pagarte lo que te debían. La verdad es que no tenían otra opción en este momento".

Garrett rara vez escuchaba a Ethan hablar tanto de una sola vez.

Con las cejas levantadas, aguzó el oído y se inclinó un poco hacia adelante para tratar de escuchar más de la conversación de la pareja.

Al otro lado de la línea, Janet frunció el ceño, pues Ethan sonaba muy tranquilo y casual sobre su explicación, pero ella sabía que aquello no podía haber sido tan simple.

"Dime la verdad. ¿Gastaste mucho dinero para que esto sucediera?".

"Por supuesto que no. No cuesta nada el solo difundir un poco de noticias. Estás pensando demasiado", respondió él, todavía en tono paciente, y haciendo girar su silla, miró el paisaje fuera de su oficina.

Luchando por contener la risa, el otro terminó resoplando sin querer, pues el CEO del Grupo Larson era tan poderoso que la gente estaba dispuesta a doblegarse en cuanto este lo dijera, y ni siquiera necesitaba mover un dedo para que cumplieran sus órdenes.

Tras un suspiro, Janet dijo: "Lo sé, lo sé. Ya deja de ser condescendiente conmigo".

Para empezar, su vida ya era un desastre, y ahora incluso había involucrado a Ethan en sus problemas.

Él no tenía ni el dinero ni el poder para enfrentarse a personas como su familia adoptiva, así que debía de haber hecho todo lo posible para sacar a la luz los actos egoístas de estos.

Una pequeña sonrisa se quería apoderar de los labios de Ethan.

De pronto le lanzó una mirada mordaz a Garrett, quien ahora estaba descaradamente escuchando.

De inmediato, se enderezó e hizo una leve reverencia con la cabeza.

Él había entendido el mensaje: Ethan estaba a punto de decir cosas que no estaban destinadas a oídos de nadie más.

Teniendo eso en consideración, se dirigió a la puerta y salió de la oficina.

Tan pronto como se había ido, Ethan se recostó en su silla y se golpeó la nariz con el dedo índice. "¿Mmm?", dijo con su voz tranquila y perezosa. "¿Qué es lo que sabes?".

"Sé que eres terriblemente bueno conmigo", respondió Janet, cuya voz se había convertido en un susurro, y cubriendo el micrófono de su celular, miró a su alrededor para asegurarse de que nadie pudiera escucharla.

"¿Tu marido es de confianza?".

"Sí, sí".

"Ve a mi habitación esta noche".

"¿Por qué?".

"Te voy a coger hasta la mañana", dijo él con voz áspera.

Un feliz escalofrío recorrió a Janet de pies a cabeza, pero enseguida volvió a mirar a su alrededor cuando sintió que le ardían las orejas. "¡Oye! Todavía es de día".

"¿Por qué estás siendo tímida de repente?", cuestionó Ethan con una risita.

"¡Ethan Lester!", espetó Janet. "Ya basta. Bueno, cocinaré algo delicioso para ti cuando llegue a casa". Pese a sus protestas, ella ya sentía calor por todo el cuerpo, y no más colgó, se cubrió la cara con las manos como si eso pudiera detener el deseo y la tentación que corrían por sus venas.

Era bien entrada la tarde cuando regresó al escritorio de oficina.

Al verla acercarse, Gerda le guiñó un ojo. "Oye, escuché que la pareja de ancianos de abajo eran tus padres adoptivos. ¿Es cierto? Toda la compañía está hablando de eso".

Por supuesto que lo eran, y probablemente también estuvieron hablando mal de ella.

Mirando a su alrededor, Janet notó que en efecto sus colegas la miraban con morbosa curiosidad.

Instantáneamente bajó los ojos. "Vinieron por algunos asuntos familiares".

Su compañera se dio cuenta de que había algo más de lo que ella no quería hablar, algo que no era particularmente agradable, como un secreto, así que decidió ofrecerle algunos consejos a la chica nueva. "Será mejor que aclares las cosas lo antes posible, pues a todo el mundo le encanta chismear y tienden a exagerar cada pequeño detalle. Nunca se sabe en qué se convertirían eventualmente esos tontos rumores...".

Sin decir nada, Janet se limitó sentarse a su escritorio.

Ella ya había pensado que eso podría suceder.

Después de todo, Fiona había armado un gran alboroto frente a mucha gente esa mañana, y no ayudó que ella no le respondiera y que simplemente los dejara a ella y a Bernie allí tirados.

Sin ninguna explicación por parte de Janet, los espectadores se creyeron que ella era una hija desagradecida, tal como Fiona había afirmado públicamente.

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