Capítulo 158. - Preguntas

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Justo cuando Janet había comenzado a caminar, Ethan la jaló por la cintura y la cargó sobre su hombro.

"¡Oye, suéltame!", ella gritó y lo golpeó en la espalda, aunque él la ignoró y continuó hacia adelante.

Con una expresión tan dura como una roca al salir del ascensor, el hombre sacó la llave del apartamento, abrió la puerta y tiró a su mujer en el sofá.

"¿Podrías dejarme explicarte lo que pasó?", exclamó Janet, con la voz entrecortada como si estuviera a punto de llorar. Entonces, su cabeza comenzó a dar vueltas y unas intensas ganas de vomitar se apoderaron de ella, por lo que se apoyó en el sofá para tratar de aguantar.

"Bien, ¡explícame!", Ethan replicó enfurecido, clavándole sus ojos como dagas.

Entretanto, Janet abrazó sus rodillas y se giró hacia la ventana para no ver a su marido.

Sin embargo, él se dio cuenta de esto y la agarró de la barbilla, obligándola a mirarlo.

"Me ascendieron en el trabajo y me subieron el sueldo. Además, Christopher me dio un regalo para felicitarme, así que también lo invité a cenar. Bebí demasiado en el restaurante al que fuimos, tanto que ni siquiera me di cuenta cuando de que él me trajo a casa. Pero te juro que no pasó nada entre nosotros, de verdad", mientras hablaba, las lágrimas rodaron por las mejillas de Janet y cayeron sobre los nudillos de Ethan, quien parecía una bestia feroz que estaba a punto de tragársela viva.

"¿Eso es todo? ¿Y por qué no me dijiste que lo habías invitado cuando hablamos por teléfono? ¿Por qué me mentiste?".

A pesar de que sonaba tranquilo, Janet notó que había un rastro de enfado en su voz.

"Porque él fue a verme después de nuestra llamada, por eso lo invité como una forma de agradecerle el regalo. Fue una decisión improvisada, perdón por no decírtelo".

"Estabas tan borracha...", murmuró Ethan: "¿Cómo puedes estar tan segura de que no te hizo nada en el auto?".

La joven estaba tan asustada que no se atrevió a replicar y simplemente se limitó a llorar en silencio.

"Sabes que tienes poca tolerancia al alcohol. ¿Por qué bebiste tanto?", Ethan sacó un pañuelo de papel de la mesita que estaba a su lado y le limpió el rostro a su esposa.

Aunque esto había sido un dulce gesto de su parte, ella sintió que un escalofrío le recorría la espalda.

Dado que las luces de la habitación estaban apagadas, la mitad del rostro del hombre estaba oculto en la oscuridad, dándole un aspecto tenebroso.

"Estaba muy contenta por mi ascenso, rodeada por todos mis compañeros y pasándola bien, así que bebí sin pensarlo demasiado", confesó Janet, agachando la mirada y deseando poder esconderse de la intensa mirada de Ethan.

Este último retiró la mano de la cara de la joven, dejando dos huellas dactilares marcadas en su mejilla. Ella tenía una piel tan suave y sensible, que incluso un ligero pellizco la lastimaría.

"Te llamé muchas veces y jamás respondiste. ¿Acaso estás sorda?", con eso, él sacó su celular y se lo arrojó a Janet.

Ella frunció el ceño, lo tomó, y vio que, efectivamente, tenía varias llamadas perdidas.

"Estaba ebria y tenía mi celular en silencio, por eso no las noté. No fue mi culpa", explicó la joven, tratando desesperadamente de convencerlo de que no había hecho nada malo.

"¿Crees que soy un idiota? ¡No has revisado tu teléfono en seis horas! ¿Vas a decir que ni siquiera le echaste un vistazo después de salir del trabajo?", mientras decía esto, Ethan sentía que la bilis se le subía a la garganta al imaginarse a Christopher abrazando a Janet.

"¡Mierda!", él maldijo y la presionó contra el sofá, para luego agarrar su vestido con la intención de rasgarlo.

La Novia Más Afortunada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora