Capítulo 111. - Integridad

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En tono serio, el señor Walton luego habló: "Escuché que en algún momento arreglaron el matrimonio de su hija biológica solo para que su hija adoptiva se casara en lugar de ella. Todavía le deben una suma de dinero a esta última, ¿no? Sin embargo, se niegan a darle una compensación adecuada. Su hija adoptiva ha hecho público este asunto. Claramente, usted no es una persona confiable, y en nuestra reciente reunión con los accionistas, hemos llegado a un consenso para no involucrarnos más en ninguna cooperación con su empresa problemática".

Aunque la voz del hombre era relativamente tranquila, Bernie la sintió retumbar dentro de él.

"¡Señor Walton, esas acusaciones no son ciertas en lo absoluto! Nosotros también hemos tenido nuestras dificultades... ¿No puede, por favor, reconsiderar el asunto?", preguntó tan asustado que apenas podía pensar correctamente antes de hablar.

De todos modos, él estaba siendo sincero hasta cierto punto, pues quiso reconocer la culpa de la familia Lind en el tema del matrimonio, pero ni siquiera sabía cómo comenzar su explicación.

"¿Por qué debería? ¿Cómo se atreve a insistir en un negocio con nosotros cuando usted y su familia ya han sido expuestos por su engaño?".

Bernie sentía que le ardía la cara de vergüenza, pero no tenía nada que replicar a eso.

Sentada a su lado, Fiona había estado con la oreja pegada al otro lado del teléfono todo el tiempo para escuchar la conversación.

Ella estaba igualmente conmocionada al saber que su socio comercial tenía la intención de terminar su relación. Sin embargo, a diferencia de Bernie, ella era bastante hábil con las palabras.

"Déjame hablar con él", dijo con impaciencia al tiempo que le quitaba el teléfono de las manos.

"Por favor, señor Walton", soltó en la bocina con voz suave. "Debe permitirnos explicar nuestro lado del asunto. No puede limitarse a escuchar lo que dicen los demás así nada más. Sí, es cierto que tenemos una hija adoptiva, pero esa supuesta exposición de parte de ella no es más que una estratagema para extorsionarnos por dinero. Esa chica es una ingrata. Quiero decir, nosotros la criamos como si fuera de nuestra sangre, y ahora ella está calumniándonos para obtener ganancias. Lo peor es que me temo que no se detendrá hasta que nos haya quitado hasta el último centavo. Con mucho gusto le habríamos dado lo que ella necesitaba, pero la conocemos lo suficientemente bien como para saber que solo derrochará lo que caiga en sus manos. Señor Walton, este es un asunto familiar, y estamos tratando de manejarlo lo mejor que podemos, pero espero que comprenda que lo personal no tienen cabida en transacciones comerciales".

Si bien ella esperaba haberlo convencido con su persuasión, lo único que recibió fue más comentarios llenos de desdén.

"Pues yo difiero de eso. De hecho, hice que investigaran este problema precisamente debido a nuestra colaboración existente, y debo decir que estoy bastante horrorizado de que usted persista en calumniar a su hija adoptiva. Ya sé que Janet les pidió dinero para financiar la operación de una empleada doméstica que solía trabajar para la familia Lind; no iba a gastarlo en ella misma. Parece que usted y su esposo son incapaces de hablar con la verdad. Oiga, solo un idiota estaría dispuesto a hacer negocios con ustedes, y le aseguro que yo no soy uno. Además, los Lind han estado en declive en los últimos años, y la única razón por la que seguimos dándoles contratos es para honrar la amistad entre las generaciones anteriores de nuestras dos familias. No obstante, ahora que ustedes han roto esa confianza, creo que no tengo otra opción más que cortar nuestros lazos para siempre".

Los labios de Fiona se torcieron hasta que su rostro se contrajo en una expresión horrible.

¡Ellos definitivamente no debieron haber adoptado a Janet en primer lugar! Incluso de niña, esa chica siempre le había robado el protagonismo a Jocelyn, y ya de adulta, todo lo que había estado haciendo era ir en contra de todos los Lind. De haber sabido que las cosas saldrían así, Fiona simplemente la habría dejado morir en el frío.

"¡No! ¡Por favor, no cuelgue, señor Walton!", gritó a toda prisa. "Sigamos discutiendo esto. Dígame qué debemos hacer para que continúe trabajando con nosotros".

Ante eso, el hombre resopló burlonamente. "¿Es en serio que necesita que se lo explique? ¿De verdad no tiene idea de lo que han hecho mal? Nuestra cooperación se basaba en la integridad, algo de lo que su familia carece dolorosamente".

Sin más, él colgó antes de que esa mujer pudiera decir algo más.

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