Capítulo 197. - Charis Turner

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Janet se quedó mirando las persianas que se cerraban lentamente, con los ojos muy abiertos y su cuerpo rígido en la cama.

Poco después, se oyó un sonido cuando Ethan levantó las sábanas y se acostó a su lado. Entonces, él se apoyó sobre su codo y puso su pierna larga y musculosa sobre ella. Luego le acarició el cabello con sus dedos, y lo extendió sobre la almohada. "¿Estás dormida?".

La mano de Ethan se deslizó lentamente alrededor de su cintura y bajó por la parte delantera de su pierna. De repente, chasqueó la lengua juguetonamente. "¿Cómo es que puedes apretar tanto las piernas si ya estás profundamente dormida?".

Sus palabras solo hicieron que Janet apretara aún más sus muslos, impidiéndole hacer lo que él quería.

"Si sigues así, voy a meterte los dedos. Sabes que no puedes detenerme". La voz de Ethan era suavemente peligrosa. Tras sus palabras, él le sopló ligeramente la oreja a Janet y le besó su delicada piel.

"No...". Janet aflojó sus piernas sin poder contenerse. "Ethan...". Ella se mordió el labio inferior para evitar que le temblara. Realmente estaba asustada.

Después de todo, la última vez que se bañaron juntos, ella no había pasado por alto el enorme bulto en la entrepierna del hombre.

"¿No vas a decir algo más?", le susurró Ethan, con su aliento caliente recorriendo su nuca. El aroma del jabón corporal de sus cuerpos permanecía en el aire.

Como Janet no respondió de inmediato, él se acercó más a ella hasta que su amplio pecho le cubrió la espalda.

Con eso, Ethan le apretó el muslo y fijó su atención en sus hombros. Allí le acarició la piel suavemente antes de quitarle el tirante de su camisón. Al segundo siguiente, él pudo sentir el escalofrío que recorría el cuerpo de la mujer.

Así, se inclinó hacia ella y le lamió el cuello. Como Janet seguía sin darse la vuelta, Ethan finalmente la hizo girar para que estuviera frente a él. "¿Estás llorando? ¿Me temes tanto al punto de llorar? ¿Acaso no fuiste tú quien me pidió que te llevara a la cama antes?".

Janet resopló. En efecto, era cierto que estaba un poco asustada porque había oído que la primera vez siempre dolía, pero sabía que también lo deseaba.

"¿Por qué pierdes el tiempo diciendo tonterías? No es como que me esté resistiendo...", respondió ella, mientras desviaba la mirada. Se sentía avergonzada por lo ridícula que estaba actuando.

Ethan se rio suavemente, entendiendo perfectamente lo que ella quería decir.

Entonces, le pellizcó la mejilla y la besó suavemente y con cariño. Fue un beso para tranquilizarla.

Cuando él se retiró, le preguntó: "¿Sigues teniendo miedo?".

Janet negó con la cabeza, con las mejillas sonrojadas. Mientras tanto, Ethan sonreía. "En ese caso, besémonos un rato, ¿vale?".

Con sus palabras, él le tomó su rostro y le dio otro beso más largo.

A decir verdad, a Janet le encantaban sus besos. Pronto, ella rodeó el cuello de Ethan con sus brazos para acercarlo. Sin embargo, al segundo siguiente, se estremeció y lo empujó. "¡Ethan! ¡No me toques el estómago, me dan cosquillas!".

Él se rio y le dio otro beso. Ya había terminado de jugar. Enseguida, se puso sobre ella, atrapándola entre sus musculosas piernas.

Para ese momento, ella estaba excitada y deseosa, y él ya no podía contenerse.

Rápidamente, Ethan se quitó el pantalón del pijama. "Puedo meterlo, ¿verdad?".

Mientras preguntaba, él ya estaba apretando su ingle contra la de ella. Ante esto, Janet se mordió el labio inferior, dudando.

Ethan aprovechó la pausa y se quitó la camiseta del pijama. "No tenemos nada mejor que hacer por el resto de la noche, así que podemos hacerlo... ¿Verdad?".

Janet ya no tenía motivos para negarse. Después de todo, finalmente habían aclarado sus malentendidos, y no tenía sentido contenerse. "Así es", asintió.

Su voz era muy baja por la timidez, pero Ethan la oyó. No necesitaba más estímulos.

Con un movimiento rápido, él le subió el camisón, dejando al descubierto sus voluminosos senos. Entretanto, Janet sintió que algo caliente se acercaba a sus muslos, causando que su pulso se acelerara. Con eso, Ethan se dio cuenta de que ella estaba preparada para estar con él, así que se acercó a la mesita de noche y tanteó el primer cajón.

Había comprado una caja de preservativos poco después de haber confesado su afecto por Janet. No sabía en ese entonces que no le iban a servir de nada hasta ahora.

No obstante, justo cuando por fin pudo encontrar la preciada caja, su celular empezó a sonar en la mesita de noche.

Ethan se quejó. Ya se había sentido frustrado por una llamada telefónica una vez. Claramente no estaba dispuesto a dejar que se repitiera. Por ello, tomó el celular con la intención de colgar y apagarlo.

"¿Quién es?", preguntó Janet. Curiosa, se sentó y miró por encima del hombro de Ethan. En el identificador de llamadas apareció: "Charis Turner". Un nombre de mujer.

La Novia Más Afortunada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora