Capítulo 107. - Todavía Cuentas conmigo

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Cada una de sus palabras eran como fuegos artificiales explotando en la mente de Janet.

Sintiendo un dolor asfixiante en el corazón, ella no pudo soportarlo más y estalló en amargos sollozos, aferrándose a la camiseta de Ethan y empapándola en lágrimas.

"Está bien, yo estoy aquí contigo. Ya se acabó, tranquila", en cuanto dijo esto, él le secó la cara a su esposa con un pañuelo, llenándola de besos para consolarla.

Janet lo miró con ojos llorosos y la piel enrojecida, sintiéndose tan vulnerable que no pudo hacer más que enterrarse en su pecho.

Un minuto después, envolvió los brazos en el cuello de Ethan y preguntó desesperada: "¿Y ahora qué hago? ¡Corté todos los lazos con mis padres adoptivos y ahora Hannah corre un peligro fatal! Siento que no tengo a nadie en este mundo... solo soy un estorbo para todos...".

La joven se sentía abandonada e indefensa. Vivir en un mundo sin esperanza ni nadie a quien aferrarse era verdaderamente deprimente.

Por si fuera poco, ella era una persona que no solía expresar sus sentimientos, aunque siempre pretendía ser fuerte y feliz para protegerse.

"No, todavía me tienes a mí. Yo siempre estaré contigo", Ethan susurró y la atrajo hacia sus brazos, queriendo que ella se diera cuenta de que hablaba en serio.

Abrumada por la tristeza, Janet cerró los ojos y siguió llorando en silencio.

No tenía idea de cuándo ni cómo había empezado a confiar en él, pero por el momento, este hombre era su salvador.

Ethan le dio un suave beso en la cabeza y acarició su espalda durante un largo rato para reconfortarla.

Después de desahogarse, Janet se apoyó contra su pecho, lo abrazó fuertemente y bostezó al sentirse agotada y somnolienta.

Al ver que los párpados de la joven se estaban cerrando, Ethan apretó más la chaqueta para cubrirla bien y susurró: "Solo olvídate de todo y duerme".

Cuando Janet se despertó de nuevo, ya eran las doce de la noche y estaba acostada en su cama. Aparentemente, Ethan la había llevado a casa.

Una pesadilla la había despertado abruptamente, y aunque ella hizo lo posible por volver a dormir, le fue sencillamente imposible.

No podía dejar de pensar en Hannah, y en consecuencia, dio vueltas en la cama hasta la madrugada siguiente.

Janet salió de su dormitorio con los ojos enrojecidos e hinchados.

Después de llamar a su trabajo y pedir permiso para ausentarse, ella fue al baño a cepillarse los dientes, pues planeaba ir al hospital para ver si habían encontrado otro hígado adecuado para Hannah.

"Tu teléfono está sonando", Ethan llamó a la puerta del baño y entró con el celular de la joven, frunciendo el ceño al ver las profundas ojeras en sus ojos.

En cuanto lo tomó, Janet giró rápidamente la cabeza. Sabiendo lo demacrada que lucía, ella no quería que él la viera en ese estado.

"Buenos días, señorita Lind. Soy enfermera del hospital municipal y le llamo para decirle que el hígado que se le asignó originalmente a Hannah Stone está disponible nuevamente. La cirugía de trasplante se realizará según lo programado".

"Vaya, ¡eso es una gran noticia!". Al principio, Janet estaba encantada, pero entonces recordó lo que había sucedido antes y preguntó: "Disculpe, ¿no dijo que el donante había decidido continuar con su tratamiento? ¿Qué fue lo que pasó?".

Mientras tanto, ella se preguntaba en su interior qué médico corrupto del hospital se había confabulado en secreto con Fiona.

"Pues... yo...", la enfermera titubeó avergonzada, aunque enseguida se aclaró la garganta y continuó: "Bueno, solo llamaba para informarle que la cirugía se realizará según lo planeado".

Soltando un suspiro de alivio, Janet terminó la llamada, y después de pensarlo un momento, se dio la vuelta para mirar a Ethan: "¿Cómo lo hiciste?".

Él se frotó la nuca con indiferencia y replicó: "Bueno, resulta que conozco a algunas personas que trabajan en el hospital".

Entrecerrando los ojos, Janet observó su rostro. Ethan parecía cansado y su cabello era un desastre mientras se cepillaba los dientes.

De alguna manera, ella sintió que había algo sospechoso en todo esto.

Después de todo, se suponía que Ethan era solo un hombre ordinario. Entonces, ¿cómo podía conocer a gente más influyente que Fiona?

La Novia Más Afortunada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora