Capítulo 85.- Venganza

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Janet se dio la vuelta y vio quién estaba a su lado.

Era Jocelyn. Su expresión era de una disculpa que de alguna manera parecía exagerada, mientras intentaba ocultar una sonrisa de satisfacción.

"Oh, lo siento mucho, un camarero chocó contra mí hace un momento".

Se tapó la boca con una mano mientras sostenía el vaso en la otra y fingía sentir pena por Janet.

Su disculpa no parecía sincera y su voz destilaba desprecio. "Fue sin querer", agregó.

Janet tiró del vestido empapado que se adhería a sus piernas.

El aroma dulce a rosas del vino flotaba en el ambiente.

Janet miró a Jocelyn y se apartó de inmediato. "¡Lo hiciste a propósito! No tenías una invitación, ¿cierto? Entonces, ¿cómo lograste entrar?".

Jocelyn sonrió con desdén. "Por supuesto que entré. Tengo mis medios. Puedo entrar a una fiesta, aunque no tenga invitación".

Cruzó los brazos sobre el pecho y miró a Janet de arriba abajo con su arrogancia habitual. "Manché tu vestido por accidente. ¿Qué te parece si lo compenso? ¿Cuánto cuesta ese vestido? Cuesta menos de cien dólares, ¿verdad?".

Enseguida, sacó trescientos dólares de su cartera y se los arrojó a la cara. "Te compensaré tres veces el precio, no tienes que agradecerme".

En ese momento, Ethan dejó su vaso y se puso de pie. Su rostro estaba tenso de ira.

Primero tomó unas servilletas de papel de la mesa y trató de limpiar la mancha del vestido de Janet, que todavía chorreaba vino.

Luego, levantó la vista y miró a Jocelyn como si quisiera quemarla viva.

"Estoy bien, Ethan. Esto es entre ella y yo, por favor no te metas". Janet sintió la frialdad que emanaba del hombre y se apresuró a tomar las servilletas de su mano para intentar tranquilizarlo.

Temía que Ethan terminara golpeando a Jocelyn hasta desmayarla.

Además, era verdad que su vestido no era caro.

Jocelyn probablemente se había dado cuenta de eso. ¿Cómo una mujer pobre como Janet podría permitirse un vestido costoso? Ni siquiera tenía ropa decente para usar en una cena elegante. Después de todo, le costaba llegar a fin de mes con su salario.

Jocelyn arrojó el dinero al suelo con una mueca de desprecio. "¿Sabes qué ocasión es esta? ¿No tienes sentido de la estética? ¿Cómo pudiste venir aquí con un vestido tan barato? ¿No tienes dinero para comprarte un vestido decente o eres demasiado tacaña? De hecho, no eres más que una palurda que no conoce el mundo. Deberías sentirte avergonzada por venir a esta fiesta vestida así".

Janet ignoró el dinero que Jocelyn había tirado al suelo delante de ella. Solo sonrió, tomó un plato de estofado de ternera de un camarero que pasaba junto a ella y lo volteó sobre la cabeza de Jocelyn.

"¡Ah! ¿Qué demonios hiciste?", gritó la joven. Jamás pensó que Janet haría algo así.

La espesa salsa salpicó su rostro y arruinó su maquillaje. Tenía trozos de carne pegados en la cabeza, y la salsa que goteaba resbalaba sobre su cuerpo y manchaba su vestido.

El rostro de Jocelyn estaba distorsionado y parecía que se le iban a salir los ojos de las órbitas. "¡Perra!", gritó histérica. "Cómo te atreves...".

En el pasado, era ella quien molestaba a Janet. Jocelyn siempre fue la princesa mimada, mientras que Janet soportaba todo sin contratacar.

La Novia Más Afortunada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora