Capítulo 125. - Una coincidencia

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Janet no le dio demasiada importancia, y pensó que era solo una coincidencia. Ella no haría la conexión entre Ethan y Brandon tan fácilmente...

Después de tomar una rápida ducha fría, Ethan salió del baño con una camiseta blanca y pantalones deportivos sueltos mientras que el agua todavía goteaba de su cabello negro.

Janet seguía esperando la respuesta de Brandon cuando sintió que alguien la abrazaba por detrás, y el aroma familiar de menta llegó a su nariz la reconfortó de inmediato.

"¿Terminaste tan pronto?", preguntó débilmente al tiempo que se retorcía en sus brazos.

"¿No me estabas esperando?", cuestionó él con una sonrisa para enseguida soltarla y secarse el cabello negro con una toalla sin dejar de mirarla.

El rostro de Janet se sonrojó e inmediatamente trató de defenderse. "Pues no. Por cierto, deberías revisar tu celular porque creo que recibiste algunos mensajes".

Sin prisa, él se inclinó y le mordisqueó el lóbulo de la oreja con cariño.

Dado que su barba le hizo cosquillas, ella chilló. "¡Oye! ¡Detente! Tu celular... ¿Necesitas que te lo pase?". Bajo su toque, a Janet se le puso la piel de gallina en la nuca, por lo que se alejó rápidamente para agarrar el celular.

No obstante, tan pronto como trató de ponerse de pie, sintió un par de fuertes brazos envolver su cintura desde atrás, encadenándola al sofá.

"¡Para! Solo dame un minuto, ¿sí?", soltó ella con sus grandes ojos abiertos como platos. Y es que había pensado que Ethan iba a intentar besarla de nuevo, y si bien la idea le hizo sentir mariposas en el vientre y su pubis, todavía se sentía tímida con él. Además, habían algunos asuntos de los que tenía que encargarse primero.

"¿En qué piensas? ¿Por qué tu cara está tan roja?", preguntó él, pellizcándole la mejilla juguetonamente.

Mirando perezosamente su celular sobre la mesa, le preguntó: "¿A quién le estás enviando mensajes?".

"Oh, solo a Brandon Larson. Él fue quien nos invitó a la fiesta, y gracias a eso, tuve la oportunidad de darles una lección a Fiona y Jocelyn hoy". Mientras hablaba, Janet le escribió otro mensaje al hombre para expresar su gratitud; por su parte, Ethan observó en silencio sus labios hinchados y seductores, pensando lo mucho que los deseaba.

Acto seguido, se puso de pie y encendió todas las luces de la habitación.

De pronto su celular se iluminó de nuevo.

"¿Quién sigue enviándote mensajes a esta hora?", cuestionó Janet con curiosidad. Sin embargo, no hizo la relación en su mente, y siguió pensando que era solo una coincidencia.

"El dueño de la tienda me pidió que fuera y reabasteciera el local mañana". Agarrando su celular, él vio que Janet le había enviado mensajes a su número de trabajo, el cual era el de Brandon, y tras un rápido vistazo, lo guardó.

Al mismo tiempo, Janet vio que Brandon habían leído sus mensajes, pero no le respondió.

En voz baja, murmuró: "Qué extraño. ¿Por qué no habrá respondido?".

Preocupado de que ella pudiera adivinar la verdad en cualquier momento, Ethan se apresuró a cargarla en brazos y llevarla a su habitación.

"¡Ay! ¿Qué estás haciendo?", gritó ella, y sorprendida, se aferró con pánico a la ropa del hombre.

Ethan la acostó en la cama suavemente y luego la besó apasionadamente. La fragancia única de la mujer lo embriagó, haciéndolo querer conquistarla aún más.

Posando su mano en la mejilla de Janet, se subió encima de ella y la empezó a besar aún más apasionadamente, acariciándole la lengua con la suya a un ritmo embriagante.

En ese momento ella sintió que además del olor, él también sabía a menta. Probablemente debido a la pasta de dientes.

Después de un buen rato entre besos que despertaban un cosquilleo por todo su cuerpo y justo cuando Janet comenzaba a pensar que algo podría pasar, el hombre se alejó de repente.

Los ojos de ella estaban cerrados por todo lo que la estaba haciendo sentir el beso.

"Duerme un poco", dijo Ethan bruscamente antes de dejarle un suave pico en la oreja.

Aunque sus ojos todavía ardían de lujuria, él sacó la manta y la arropó suavemente. Luego la besó en la frente y preguntó: "Por cierto, ¿Cuándo es la cirugía de Hannah?".

Ya cómodamente envuelta en la manta, Janet parecía atónita, y sonrojándose, murmuró: "Mañana".

"Bien. Iré contigo mañana", replicó él al tiempo que le acariciaba el cabello, y enseguida le dio un último beso en la frente antes de darse la vuelta para irse.

Él la había besado solo para distraerla, pero casi perdió el control de sí mismo...

La Novia Más Afortunada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora