Capítulo 144. - Terminé

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Luego de inclinarse hacia adelante, Ethan tomó a Janet por la barbilla y le pasó la lengua por la boca, conteniendo su impulso de besarla apasionadamente. Enseguida, mordisqueó suavemente su labio inferior y dio un paso hacia atrás.

Ni siquiera hizo el intento de profundizar sus acciones porque ella aún no había terminado su trabajo.

"Primero cómete tu cena o se va a enfriar. ¿Cuántos bocetos te faltan?", Ethan comentó para después limpiar los sensuales y rosados labios de su esposa.

Aunque por fuera parecía tranquilo, su sangre estaba hirviendo de deseo, no obstante, él se obligó a sí mismo a aguantarse las ganas de hacerle el amor.

Aturdida, Janet miró la pantalla de la computadora y contó: "Mmm, me faltan tres diseños más y tengo que colorear otros tantos. Creo que me tardaré un par de horas".

"Bueno, pues date prisa para que no tengas que quedarte despierta toda la noche", Ethan sonrió y acarició amorosamente su cabeza, se puso de pie y encendió las luces de la habitación.

Posteriormente caminó hacia la mesa de madera y llevó el plato de fideos que se había enfriado. Volteó a ver a la joven y espetó con seriedad: "Por favor termina de cenar. Vendré a revisar ese plato más tarde y quiero verlo vacío, ¿eh?".

Justo cuando se dirigía hacia la puerta, él se detuvo por un momento y agregó: "Recuerda que esta noche no saldré de casa, así que si necesitas ayuda solo llámame, ¿de acuerdo?".

"Sí, gracias", Janet asintió con una leve sonrisa mientras mordía la punta de su lápiz. Entonces levantó la mirada y vio la musculosa espalda de su marido al alejarse, lo que provocó que su corazón latiera como el de una adolescente enamorada.

La luna llena colgaba en lo alto del cielo y su luz se filtraba a través de las ventanas de la casa, iluminando tenuemente cada uno de sus rincones. Los árboles se mecían con la brisa y Janet podía escuchar los sonidos de los autos corriendo en la distancia de vez en cuando.

Una vez que acabó con la sopa que estaba en el plato, ella tuvo la energía suficiente para terminar sus diseños antes de la medianoche.

Después de guardar el último dibujo, arrojó el lápiz a un lado, se puso de pie de un brinco y salió corriendo de su dormitorio con entusiasmo: "¡Mi trabajo está listo!".

Recostado en el sofá y dándole un sorbo a su cerveza mientras veía un partido de fútbol en la televisión, Ethan volteó a verla y respondió: "Señorita Lind, ¿ya notaste las enormes ojeras que tienes debajo de los ojos? ¿No quieres dormir?".

Pero Janet había estado estresada todo el día y ahora finalmente se sentía relajada, por lo que saltó hacia él y sonrió emocionada: "Me siento tan feliz en este momento que lo último que quiero es dormir".

"¿Entonces prefieres que te lleve abajo a prender fuegos artificiales para celebrar?", apoyando la mano en la pierna de su mujer, Ethan tomó otro trago de su bebida y sonrió.

En respuesta, ella brincó en el sofá y se puso a bailar: "No, no quiero que alguien se queje por nuestra culpa. Solo voy a celebrar aquí contigo". Y así, agitó sus manos felizmente como una niña pequeña.

Ethan se divirtió al verla tan contenta y soltó una risa llena de dicha.

De repente, Janet le rodeó el cuello con los brazos por detrás y se presionó contra su espalda.

"Gracias por tu apoyo", susurró ella, en un tono en el que la ternura y la pasión eran evidentes.

Poniéndose rígido ante su toque, Ethan se giró para agarrarla de la cintura y la cargó.

Se acercó a su oído y susurró con voz ronca: "¿Acaso me estás seduciendo?".

En su interior, todas sus hormonas estaban vueltas locas y no pensaba en otra cosa que no fuera llevar a la cama a su mujer.

"No...", avergonzada, Janet se sonrojó y se retorció levemente. Pero justo cuando hizo esto último, sintió que la erección de Ethan se frotaba contra su trasero.

Por su parte, él continuó besando su rostro hasta llegar a su boca, y una vez ahí, introdujo su lengua y jugueteó con la de ella.

Como era de esperar, Janet gimió de placer y la sangre se le subió a las mejillas instantáneamente.

Ethan la acostó en el sofá y le mordisqueó suavemente el lóbulo de la oreja. Después, mientras le daba una leve nalgada, le dijo en voz baja: "¡Has sido una chica muy mala!".

Mirándolo fijamente, Janet respondió: "¡No, tú lo eres!".

"Okey, okey, solo estaba bromeando", Ethan soltó una risita y se levantó: "Si no puedes dormir, entonces veamos el partido, ¿te parece?".

La brisa nocturna sopló a través de la ventana y la luna se escondió entre las nubes.

En cuanto se acomodó en los brazos de Ethan, Janet se puso a ver la televisión hasta que sus párpados se volvieron pesados y se quedó profundamente dormida.

Minutos más tarde, al darse cuenta de esto, él apagó la televisión, le dio un beso en la frente a la joven y la llevó a su dormitorio.

La Novia Más Afortunada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora