Capítulo 163. - Todo es mi culpa

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Janet contuvo la respiración y esperó a que el hombre entrara mientras la puerta se abría. No obstante, nadie entró, y de hecho ella pudo escuchar crujidos y quejidos ahogados desde afuera.

Unos segundos después, el apartamento volvió al silencio, por lo que ella agarró la lámpara con fuerza hasta que sus nudillos se pusieron blancos. Como las palmas le empezaron a sudar, casi se le resbaló la lámpara.

Tragando grueso y con su corazón en su garganta, ella planeaba romper la lámpara en la cabeza del hombre tan pronto como este entrara para dejarlo inconsciente.

De pronto una figura alta apareció desde afuera y empujó la puerta para abrirla, haciendo crujir las bisagras.

Al verla avanzar hacia ella, Janet cerró los ojos y procedía a arrojarle la lámpara.

Sin embargo, ella no escuchó gritos ni chillidos como esperaba, de modo que abrió los ojos lentamente y vio que el hombre la había agarrado.

"No... ¡No te acerques! Si lo haces, te mataré a golpes", siseó Janet entre dientes. Ella estaba tan asustada que su corazón casi dejó de latir, pero fingió no tener miedo.

"¿Matarme a golpes? ¿Puedes hacer eso?". La voz profunda y resonante de Ethan resonó en la habitación silenciosa.

Dado que estaban a oscuras, Janet solo podía ver la silueta, y como la luz de afuera lo iluminaba desde atrás, no podía ver su cara. Sin embargo, la ira era evidente en su voz.

"¿Ethan?", preguntó todavía estupefacta.

No bien él se acercó, ella se le abalanzó encima, y mientras temblaba, sus piernas cedieron.

Atrapándola enseguida, él la llevó a la cama.

De ceño fruncido, comenzó a levantarle la ropa para inspeccionar su cuerpo y revisar si había resultado herida. "¿Estás lastimada? ¿Te tocó?".

Con su rostro sonrojado, ella se arregló su falda rápidamente y sacudió la cabeza. Acto seguido, se abrazó a la cintura de Ethan y se apoyó en su pecho para calmarse.

Él le ató el cabello despeinado en una cola de caballo y le quitó los mechones sueltos de la cara, metiéndoselos detrás de las orejas.

Luego la abrazó cada vez más fuerte, y presionando su mejilla contra la oreja de ella, respiró hondo. "Todo es mi culpa. Debí haber llegado temprano a casa", murmuró al tiempo que le acariciaba la espalda.

El corazón de Janet se aceleró cuando el olor varonil de Ethan llegó a sus sentidos, y su cara se puso roja.

De repente volvió a la realidad y lo empujó para alejarlo. Sin embargo, Ethan no se movió.

Secándose las lágrimas con el dorso de la mano, Janet se sonó un poco la nariz. "¿Por qué volviste tan tarde? ¿Sabes siquiera qué hora es? ¿Por qué no te mudas si no quieres volver aquí?".

El viento que soplaba a través de la ventana hizo que la camisa delgada de Ethan se pegara a su cuerpo musculoso, y frunciendo los labios, asintió para aceptar todos los regaños de Janet. "Todo es mi culpa".

A Janet le tomó un rato calmarse.

Al estar ya más estable, miró por la puerta con sus ojos algo aguados aún, y acurrucándose en los brazos de Ethan, miró la corta barba en su mandíbula.

"¿Dónde está ese hombre? ¿Qué le hiciste?".

La Novia Más Afortunada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora