Capítulo 180. - Has ofendido a alguien últimamente

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La última vez, Fiona había contratado a un criminal para que violara a Janet, pero su plan había quedado expuesto y arruinado. Desde entonces, no había encontrado oportunidad para descargar su ira. Pero después de mucho pensar, había diseñado un plan. Esta vez estaba decidida a vengarse.

La familia Lind había criado a Janet, pero ahora parecía que la perra quería cabalgar sobre su amo. Fiona no podía permitir que eso sucediera.

Sin embargo, la experiencia anterior le había enseñado una lección y había aprendido a controlar sus emociones. Había conseguido a otras personas para ejecutar su plan y estaba segura de que nadie podría descubrir que ella era la mente maestra detrás de todo.

Cuando Fiona escuchó que los estafadores habían causado problemas en la empresa de Janet, se sintió feliz. Después de todo, esos hombres eran peligrosos. Eran experimentados que harían cualquier cosa por dinero.

E incluso si esta crisis no destruyera a Janet, como mínimo arruinaría su vida y su reputación.

Fiona odiaba cómo Janet siempre se salía con la suya con cara de inocente. Sentía que esa chica era una maestra del engaño. Se comportaba como si su misión en la vida fuera hacer saber al mundo que la familia Lind la había maltratado.

'Ahora, todos podían ver a través de su falsedad. Esa perra intrigante perdería el apoyo del Grupo Larson. Estoy segura'.

En el rostro de Fiona se dibujó una sonrisa triunfante cuando pensó que su plan había tenido éxito esta vez. No quería contactar a los estafadores. Cuanto menos involucrada estuviera en el asunto, mejor.

Pero, unos días después, vio en las noticias de la televisión que la policía había logrado desbaratar varias redes de fraude. Aunque Fiona no estaba segura si el grupo que ella había contratado había caído, se le hizo un nudo en el estómago. El miedo la estaba consumiendo.

De repente, recordó lo que le había pasado al último hombre que contrató y comenzó a sudar frío y a retorcerse de miedo.

Por fin, abandonó su plan anterior y llamó al grupo que había contratado, pero nadie contestó el teléfono. Sentía que algo andaba mal y se desplomó en el sofá sin poder hacer nada.

Mientras tanto, Bernie estaba leyendo el periódico y murmuró: "Los grupos de fraude han crecido demasiado. Merecen ser eliminados", dijo.

Miró a Fiona y al ver el temor en su rostro pálido, arqueó una ceja y preguntó: "¿Hiciste algo malo otra vez?".

En ese momento sonó su teléfono.

"Hola. ¿Qué puedo hacer por usted?", preguntó respetuosamente. Después de todo, estaba hablando con un hombre poderoso.

Un escalofrío recorrió la espalda de Fiona mientras lo miraba.

"¿Qué? No. Todo salió bien. ¿Por qué ahora decide retirar la inversión? Habíamos llegado a un acuerdo antes, ¿no?". Bernie se pasó la lengua por los labios secos y se secó el sudor de la cara. Dejó el periódico y se recostó en el sofá.

Había trabajado muy duro para llegar al acuerdo de refinanciación. Ese dinero le permitiría reabrir la fábrica de plástico abandonada y, con suerte, volver a encarrilar gradualmente el negocio familiar.

Del otro lado de la línea llegó un suspiro suave. "De todos modos, el contrato no estaba firmado aún. Será mejor que te ocupes de tu negocio y por favor, no vuelvas a acudir a nosotros en el futuro".

Luego de decir esto, el hombre colgó el teléfono.

A juzgar por su tono firme, Bernie entendió que el hombre había tomado una decisión.

Comenzó a caminar de un lado al otro de la habitación cuando su teléfono volvió a sonar.

Era otra empresa, que también llamaba para cancelar su sociedad.

De pronto, Bernie se dio cuenta de que todos estaban muy ansiosos por cortar los lazos con su empresa. Su estómago se revolvió de los nervios. La garganta se le secó de tanto hablar, pero todos sus esfuerzos fueron en vano. No pudo convencerlos.

Las llamadas telefónicas continuaron; y con cada momento que pasaba la ansiedad y la preocupación de Bernie aumentaban. Esas empresas estaban dispuestas incluso a pagar una multa alta para alejarse de la familia Lind.

Bernie estaba pálido y se secaba el sudor que brotaba en su frente, con desesperación.

Hacía varios años que era parte de este círculo de empresas. Su padre había sentado las bases de la empresa muchos años atrás, y luego, el avance tecnológico y las tendencias empeoraron la situación. Sin embargo, ahora estaba convencido de que esa no era la razón por la que sus socios habían decidido abandonarlo.

"Somos amigos desde hace muchos años. ¿Puedes al menos decirme qué pasó?", preguntó por fin con voz temblorosa.

"Lo siento, no puedo. Se trata de un hombre poderoso, la verdad no lo comprendo. Se supone que ustedes no deberían de tener ninguna interacción. Bueno, te sugiero que reflexiones sobre tus acciones pasadas. ¿Has ofendido a alguien últimamente?", dijo el hombre del otro lado de la línea.

Bernie no podía pensar en nadie. Solo había unas pocas familias influyentes que serían capaces de arruinar la vida de otros. Pero no recordaba haber ofendido a ninguno de ellos.

La Novia Más Afortunada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora