"¿Hola? Ethan, soy yo". Janet no sabía qué más decir, y de hecho apenas pronunció esas palabras, se sintió estúpida. Es decir, no era la primera vez que hablaban por teléfono, y ya Ethan debía de haber guardado su número, por lo que no tenía que presentarse.
Parecía que él estaba en un lugar tranquilo dado que ella podía oír el silbido del viento y escasos bocinazos de los autos.
En un punto incluso lo escuchó suspirar. "Tengo que reabastecer hoy. ¡Llegaré tarde esta noche!", dijo con frialdad.
"Bueno, te esperaré", respondió Janet con su corazón entristecido. Sin saber qué más decir, frunció los labios y se miró los dedos de los pies asomándose por la punta de las pantuflas.
Ethan volvió a quedarse en silencio.
Ella podía oír su respiración rítmica así como la voz apagada de un hombre que lo llamaba desde la distancia, aunque no podía escuchar claramente lo que le decía.
"No tienes que esperarme. Vete a la cama temprano", dijo él con calma antes de colgar.
La inquietud se instaló en la boca del estómago de Janet mientras miraba la pantalla de su celular y recordaba la frialdad en la voz de Ethan.
Luego deambuló sin rumbo por la sala de estar con la esperanza de ver a Ethan pronto. No obstante, se sentía inquieta. Entonces se quedó contemplando la noche oscura a través de la ventana.
Cuando el reloj dio las diez, hubo un suave golpe en la puerta.
Pensando que Ethan por fin había regresado a casa, ella saltó del sofá y abrió la puerta de inmediato.
"¿No te llevaste la llave?", preguntó sonriendo felizmente. Sin embargo, su sonrisa se congeló cuando vio a un extraño allí afuera.
"¿Qué puedo hacer por usted, señor?".
El hombre era alto y con hombros anchos, quizás tenía poco más de cuarenta años y de alguna manera se veía fuerte a pesar de que estaba en pijama. Con sus ojos brillando de asombro, miró a Janet de arriba abajo.
El rostro de este se iluminó mientras su sonrisa se ampliaba, y tras un momento de vacilación, se tocó la nariz y dijo: "Hola, vivo abajo. ¿Ha notado que hay una fuga en su apartamento? El agua ha estado goteando en mi habitación, y no me deja dormir".
"¿Qué? ¿Una fuga? No lo creo. Nadie ha usado nuestro baño en las últimas horas". La mirada de Janet se dirigió involuntariamente al baño y al instante se puso alerta, pues le daba la impresión de que el hombre acababa de encontrar una excusa para entrar a la casa.
Aunque ella trató de cerrar la puerta, él puso su pie de modo que ella no pudiera hacerlo, y le sonrió, revelando sus dientes amarillentos. "¿Está segura de que no hay fugas de agua? Mi habitación está inundada. Señorita, ¿le importa si entro y hecho un vistazo a su baño? Si hay alguna fuga pequeña, yo podría arreglarla".
Janet hizo todo lo posible para bloquear la puerta, y con sus ojos volviéndose fríos, no se molestó en ser cortés siquiera. "Si quiere echar un vistazo, puede venir mañana. Mi esposo regresará a casa en cualquier momento, y si lo ve a usted aquí dentro, definitivamente causará un malentendido innecesario".
"Entraré y echaré un rápido vistazo que no me tomará nada de tiempo. Tranquila, no habrá ningún malentendido. Solo déjeme entrar. Mi habitación está inundada, ¿entiende? ¿O es que lo hizo a propósito?". Con eso, el hombre abrió la puerta a la fuerza y se asomó a la casa.
Sus ojos se abrieron cuando su mirada se posó en Janet, pues ella tenía una cara bonita y grandes pechos.
"¿Qué está haciendo? Lo crea o no, ¡llamaré a la policía ahora mismo!", amenazó Janet mientras ejercía todas sus fuerzas para cerrarle la puerta en la cara.
El asunto era que ella no era lo suficientemente fuerte, por lo que el hombre abrió la puerta con un rápido movimiento.
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La Novia Más Afortunada.
Roman d'amourJanet fue adoptada cuando era niña, un sueño hecho realidad para los huérfanos. sin embargo, su vida fue cualquier cosa menos feliz.............