Capítulo 75.- Ladrona

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"¡Señorita, por favor espere!", el gerente de la tienda gritó y corrió para bloquear el camino de Janet.

Curiosos, todos los presentes voltearon a verla y empezaron a susurrar.

"¿Será una ladrona?".

"Quizás, aunque no tiene apariencia de serlo...".

Al sentir los ojos de todo el mundo encima de ella, Janet frunció el ceño con extrañeza.

No se había robado nada, y de hecho, ya había pasado dos veces por delante de la puerta. "¿Por qué suena la alarma? ¿Está descompuesta?".

"Señorita, creo que usted tomó algo sin pagarlo", el gerente dijo en voz baja.

Sin embargo, Janet inclinó la cabeza hacia un lado y respondió tranquilamente: "No, no es así".

Pero a pesar de esto, la alarma seguía sonando sin cesar.

Con una mirada avergonzada, el gerente se le acercó y murmuró: "Señorita, por favor díganos la verdad o no tendremos más remedio que revisarla".

En ese momento, Elaine llegó y fingió estar sorprendida.

"Oye, ¿qué llevas ahí?", exclamó ella, señalando el bolsillo de Janet.

Confundida, la joven metió su mano al bolsillo, solo para comprobar que efectivamente había algo dentro. Para su sorpresa, se trataba de una billetera.

Entonces, Elaine apuntó hacia un espacio vacío en el estante y le dijo al gerente: "Mire allí. ¿No le falta una billetera?".

Instintivamente, el hombre clavó sus ojos en el objeto en la mano de Janet y su semblante se endureció al instante: "¡Esa es la billetera más cara de nuestra tienda, justo la que no está en su lugar!".

Haciendo gala de sus dotes de actriz, Elaine se cubrió la boca con la mano y puso una expresión decepcionada: "Siempre creí que esas cosas que decían sobre ti eran solo rumores para desacreditarte. ¡Pero resulta que nuestros compañeros de universidad tuvieron razón todo el tiempo! ¿Por qué sigues comportándote así? ¡Ahora hasta te convertiste en una ladrona!".

Janet estaba teniendo dificultades para comprender lo que estaba pasando, ¡no tenía la mínima idea de cómo había terminado esa cartera en su bolsillo!

Dejando la billetera sobre el mostrador, ella declaró con firmeza: "Yo no tomé esto, ¡nunca he robado nada en mi vida! Quien haya sido lo hizo para dañar mi reputación. Y si no me cree, revise las imágenes de la cámara de seguridad de la tienda".

"Sí, ¡revíselas! Mi amiga siempre ha sido una chica decente y honesta, ¡jamás se atrevería a hacer tal cosa!", Christopher intervino sin dudarlo en defensa de la joven.

Como resultado, Elaine cruzó los brazos sobre el pecho y siguió soltando su veneno contra Janet: "¿Acaso no escuchaste lo que la gente decía sobre ella en la universidad? ¡No es la chica íntegra y honrada que piensas!".

"Pues a diferencia de ti, yo no me creo tan fácilmente los chismes que cuenta la gente", mientras hablaba, los ojos generalmente gentiles de Christopher se volvieron feroces y llenos de ira.

"¡Entonces revisemos las imágenes de la cámara de vigilancia!", Elaine resopló enfurecida, harta de escucharlo defender a su rival de amores.

Definitivamente, la mejor manera de aclarar este asunto era verificar lo que habían captado las cámaras.

Pensando en esto, el gerente se apresuró a ver las grabaciones, en las cuales, Janet y Christopher estaban parados junto al estante con la billetera. Desafortunadamente, el cuerpo de Elaine bloqueaba el de Janet, haciendo imposible que ella pudiera comprobar su inocencia.

Curvando sus labios en una sonrisa victoriosa, Elaine se burló: "¿Por qué no mejor lo admites y nos dejamos de dramas? Te robaste la billetera, ¿verdad?".

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