Capítulo 29.- Un conflicto en el restaurante

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Sintiendo cómo la sangre se le subía al rostro, Janet se puso de pie y se dirigió a las dos meseras chismosas: "¿De qué tanto hablan, eh? No hay ningún anuncio que diga algo sobre el límite de tiempo para ordenar en este restaurante".

A juzgar por la ropa de Ethan y Janet, las meseras supusieron que la pareja era pobre y jamás imaginaron que ofenderlos les causaría algún problema.

"Nosotras no dijimos nada, creo que usted se está imaginando cosas", aseguró una de las mujeres.

"Así es. Solo estábamos discutiendo qué cenar esta noche, eso es todo", intervino su compañera.

Entonces, Ethan sirvió un vaso de agua para Janet y se levantó de su asiento mientras decía: "Yo también escuché lo que estaban hablando".

Sorprendidas, las meseras intercambiaron miradas. "¿Vinieron a causar problemas a propósito o qué?", una de ellas preguntó en tono desafiante.

En ese momento, el gerente del restaurante escuchó la conmoción y se acercó a paso firme a su mesa.

Después de fulminar a Ethan y Janet con la mirada, el hombre espetó: "Suficiente, ¡dejen de pelear! ¿Qué está pasando aquí? ¿Acaso no se dan cuenta de que están molestando a los demás comensales?".

Señalando a Ethan, una de las meseras se quejó: "Estas dos personas han estado mirando un rato el menú sin pedir nada. Solamente les recordé que ordenaran y comenzaron a enojarse y a pelear con nosotras".

Sin pensarlo demasiado, el gerente le creyó. Después de todo, este era uno de los restaurantes más caros de la ciudad y muchas personas solo venían a pasar el rato sin pedir nada, mientras que otras tantas pedían el platillo más económico o se tomaban fotografías para subirlas a sus redes sociales.

El gerente del restaurante odiaba a este tipo de gente y asumió que Janet y Ethan estaban aquí por la misma razón. "Okey, ya veo. Entiendo lo que está sucediendo".

Luego de recuperar la compostura, él se enderezó, caminó hacia la pareja y les dijo: "Señor, señora, por favor retírense. Otros comensales están esperando una mesa, y si ustedes no tienen la intención de ordenar, denle la oportunidad a alguien más".

Poniendo una expresión sombría, Ethan se quejó internamente, pues no esperaba que el restaurante perteneciente al Grupo Larson tuviera un servicio tan pésimo. Además de que les faltaba el respeto a los clientes, los trabajadores los juzgaban por su aspecto. ¡Definitivamente Garret tenía que hablar con ellos!

Cruzando los brazos sobre el pecho, Ethan dijo en voz alta: "¿Y por qué estás tan seguro de que no vamos a pedir comida? No es justo que te bases en el aspecto de sus clientes para tratarlos bien o mal".

Su discusión terminó llamando la atención de todos los presentes, quienes dejaron de comer y los miraron boquiabiertos.

Varios transeúntes que iban caminando afuera incluso se asomaron al restaurante a través de la puerta de vidrio para ver lo que estaba pasando.

Estallando en un sudor frío, el gerente comenzó a ponerse nervioso, temiendo por la reputación del restaurante. Si los medios se enteraban de esto, la gente dejaría de venir, y por ende, el establecimiento se iría a la quiebra.

"Ya les pregunté a las meseras y ellas me dijeron que ustedes dos empezaron a crear problemas de la nada. ¿Cómo te atreves a interrogarme?".

Más nervioso que antes, el hombre tomó medidas desesperadas para resolver el problema lo antes posible. Entonces agarró el radio que traía en el bolsillo de su camisa y ordenó: "Seguridad, necesito que suban al segundo piso, una pareja está causando problemas aquí. ¡Dense prisa y sáquenlos!".

En cuanto lo escuchó, Janet se puso furiosa, y sin importarle lo que pensaran los demás, miró fijamente al hombre y respondió: "Se supone que este es un restaurante de lujo, ¿cómo pueden insultar así a sus comensales? Su servicio es deficiente y sus trabajadores son groseros. ¿Y todavía nos corres si hacemos una observación? Mi esposo no dijo nada malo. ¿Cómo pueden faltarle el respeto? ¡Has ido demasiado lejos!".

Enfurecido, el gerente frunció el ceño y miró a los clientes que ya estaban comentando al respecto. "Aquí no pasó nada, ¿de acuerdo?", gritó él, "No empiecen a difundir tonterías para arruinar la reputación de nuestro restaurante. ¡Este establecimiento es conocido por su excepcional servicio!".

Entretanto, Ethan se obligó a reprimir su sonrisa, ¡estaba tan feliz de que su esposa lo defendiera!

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