Capítulo 124. - Ahora te tengo

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La tranquila noche pareció encender el romance entre la pareja, y Janet de alguna manera se sintió valiente.

Por un rato, ella y Ethan se abrazaron en el tranquilo parque.

De pronto él la levantó suavemente y la subió a su regazo. Su toque la hizo temblar, y enseguida ella comenzó a jadear. Agarrando su cuello con una mano, él le tomó el labio inferior entre los suyos y lo chupó con suavidad.

Quizás porque estaban al aire libre, Janet se sintió más nerviosa, y la noche furtiva lo hacía todo aún más emocionante, pues aunque tenía miedo, ella quería más.

Envolviendo su esbelta cintura con su brazo, Ethan la atrajo hacia él hasta que sus pechos quedaron uno contra el otro. Janet llevaba un vestido largo de seda, esto hizo que el deseo de su esposo se disparara en un instante.

Entonces, se quedó sin aliento cuando él profundizó el beso al hacer que sus lenguas se acariciaran en un cálido baile. Después de un rato, él aflojó su agarre, y ambos, sin aliento, se quedaron observando el rostro del otro.

"¿Quién te enseñó a morder a la gente así?".

Al tiempo que le preguntaba eso, Ethan iba dejándole pequeños besos por las mejillas y ojos.

Apoyada contra el fuerte pecho de él, Janet miró hacia arriba y vio cómo su manzana de Adán subía y bajaba. "Bueno, lo aprendí de ti. ¿Lo hice mal?", cuestionó ella mientras se tocaba una mejilla porque las sentía en llamas.

Con una risita, él la miró, y una vez que la respiración de la mujer había vuelto a la normalidad, se inclinó hacia adelante y presionó sus labios contra los suyos de nuevo. En esta oportunidad, el beso fue suave y casto a diferencia de lo hambrientos y agresivos que solían ser los anteriores.

Dándole un sutil mordisco en el labio inferior, él abrió un poco los ojos y vio la pasión en el rostro de Janet, y cuánto disfrutaba sus besos.

Soltando un suave gemido, ella sacó la lengua para lamer los labios de Ethan, pero se dio cuenta de que él la estaba mirando, y se encogió en sus brazos tímidamente.

Él rara vez la besaba con tanta delicadeza, sin lujuria sino puro afecto, y rodeándola con sus brazos, apoyó la cabeza en su hombro. "Ahora te tengo".

Al escuchar su voz apagada, un sentimiento inexplicable brotó del corazón de Janet, y mientras le acariciaba el cabello, cayó en cuenta de que solo se tenían el uno al otro. "Sí. Nos tenemos".

Ethan no podía evitar gruñidos suaves entre respiraciones fuertes mientras le mordía con sutileza el estilizado cuello y los lóbulos de las orejas a Janet.

Evidentemente su cálido aliento soplando contra su piel la hizo estremecer de placer. "Detente... Todavía estoy en mi período...", murmuró y enseguida se puso más roja de lo que ya estaba.

Lo cierto era que sentía el cuerpo pegajoso y sus hormonas alborotadas la incomodaban.

"Lo sé, pero solo te estoy besando. No haré nada más", susurró Ethan, quien apenas podía respirar. No obstante, la necesidad de hacerle el amor a Janet se hacía más intensa con cada minuto que pasaba.

De todos modos, se puso de pie y la levantó en sus brazos con un rápido movimiento. "Eres tan ligera como una pluma", comentó de ceño fruncido al tiempo que frotaba los dedos contra su cadera. "No tienes carne en el cuerpo".

"Pero ya estoy pesada", replicó ella sonrojada y con sus latidos a mil por hora. Afortunadamente no había nadie alrededor porque fue en ese momento que fue consciente de que se estaban besando al aire libre.

Por otro lado, no esperaba que él la levantara con una mano, y rápidamente pasó sus brazos alrededor de sus hombros. La imponente figura de ese hombre la hacía sentir diminuta.

De inmediato, él la llevó a la casa, donde se sentaron en el sofá y continuaron besándose.

"Espera, espera. Tengo algo importante que hacer", dijo Janet y enseguida giró la cabeza para impedirle profundizar el beso.

Con un quejido, Ethan hundió la cara en su pecho. Y es que su cuerpo ardía de pasión, pero al final dejó de besarla.

Al no tener otra opción, se puso de pie y se pasó una mano por el cabello.

Luego de que él se fuera al baño, ella sacó su celular y le envió un mensaje a Brandon.

"Señor Larson, gracias por organizar la fiesta de esta noche. Todo salió bien".

Y tras pensar un poco más, agregó: "Las cosas fueron tal y como usted dijo. De hecho muchos colegas me han pedido disculpas. Lo siento por todos los problemas, y muchas gracias por ayudarme".

Era Brandon quien había invitado a los miembros de la familia Lind a la fiesta y le pidió a Janet que se aclarara el asunto en público.

Tan pronto como ella envió los mensajes, el teléfono de Ethan sobre la mesa se iluminó.

Dado que la habitación aún estaba oscura y las luces aún estaban apagadas, aquello llamó la atención de Janet.

Curiosamente, el dispositivo se iluminó dos veces, justo después de que ella le escribiera a Brandon.

Extrañada, miró el celular de Ethan.

La Novia Más Afortunada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora