Capítulo 82.- La invitación

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Jocelyn estaba tan avergonzada que sus mejillas se enrojecieron de inmediato.

Todos los invitados en este hotel, quienes eran personas sumamente ricas y poderosas, hicieron una pausa en sus pláticas y voltearon a verla con desprecio.

"Tengo una invitación, ¡solo déjame entrar ya!", Jocelyn gritó indignada, agitando el pedazo de papel frente a la cara del portero.

La mujer tenía la costumbre de colarse a eventos como este ya que el personal generalmente no se molestaba en revisar a los invitados.

Además, en su mente delirante, ella creía que era una mujer de sociedad alta, alguien que no tenía que recibir invitación para asistir a donde se le diera la gana.

Incluso se había arreglado para la ocasión y también se puso sus accesorios más caros, pensando que de esta manera nadie se atrevería a cuestionarla si intentaba ingresar al lugar así como así.

"Lo siento, pero reglas son reglas. No puede entrar usando la invitación de otra persona", respondió el empleado, haciéndole una señal a Jocelyn para que se apartara.

Sin más remedio, ella apretó los labios y se hizo a un lado.

Pero justo cuando iba a darse la vuelta para irse, vio a Ethan caminando hacia el salón del banquete, acompañado de Janet y tomándola de la mano.

La misma Jocelyn tuvo que admitir en su interior que Ethan lucía bastante guapo esta noche. Aparte de tener una figura envidiable, el hombre era muy alto, por lo que llamaba la atención de todos con cada paso que daba.

"¿Están aquí para admirar lo que jamás podrán experimentar? No los dejarán entrar si no traen invitación. Bueno, ¡no me culpen por no avisarlos si los echan!", con los brazos cruzados sobre el pecho, Jocelyn se burló de su hermana y Ethan cuando se acercaron.

Después de todo, ¿qué derecho tenía la estúpida de Janet de estar aquí? ¡Era como si estuviera pidiendo a gritos que la humillaran!

Ethan entrecerró los ojos y le dirigió a Jocelyn una mirada tan gélida como un témpano de hielo.

Esta mujer no había sido más que grosera con Janet. Y si no fuera por el hecho de que era su cuñada y de que no estaba seguro acerca de lo que Janet sentía por ella, ya le habría dado una buena lección o dos.

Por su parte, Janet simplemente ignoró a Jocelyn y pasó a su lado. Luego curvó sus labios en una sonrisa, sacó la invitación de su bolso y se la entregó al portero.

Como era de esperar, Jocelyn estaba verdaderamente atónita. ¡Esto debía de ser una mala broma!

No obstante, ella trató de mantener la compostura y se consoló pensando que probablemente su hermana había robado la invitación. Dado que el personal aquí era particularmente estricto, seguramente descubrirían que Janet era una ladrona y nunca la dejarían entrar. ¡Jocelyn estaba ansiosa por ver cómo todos se burlaban de ella!

"Señorita Lind, permítame acompañarla al interior", sorpresivamente, el portero ni siquiera miró la invitación y le dio una cálida bienvenida a Janet.

Con la sangre hirviendo de rabia, Jocelyn abrió la boca y se quejó: "Oye, ¿qué diablos te sucede? ¿Por qué no comprobaste su identidad?".

"Aquí no hagas tus escenitas, ¿de acuerdo?", susurró Janet, negando con la cabeza ante el ridículo comportamiento de Jocelyn.

Esta última había humillado a la familia Lind en público una y otra vez debido a que Fiona la había malcriado desde niña. ¡Era increíble que a su edad aún no supiera controlarse!

"¿Qué? ¿Acaso no puedo señalar una injusticia cuando la veo? ¿Y por qué carajo tienes una invitación? ¡No puede ser tuya! ¿A quién se la robaste, eh? ¡Dímelo!", con los ojos enrojecidos, Jocelyn estaba temblando de rabia.

Esta no era una cena común y corriente. De hecho, era un evento organizado por Grupo Larson, una de las compañías más importantes del país. Pero si a Jocelyn le había costado muchísimo trabajo conseguir una invitación, ¿cómo rayos lo había hecho Janet para tener una?

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