Capítulo 69.- Malentendido

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"¿Qué?", soltó Garrett muerto de miedo.

Como le temblaron las manos, la taza de té cayó al suelo, y saltando del sofá, se fue a asomar fuera de la puerta para ver si Ethan estaba afuera.

Luego miró a Janet y sacudió la cabeza con vehemencia: "No, definitivamente no estoy enamorado de ti. ¡No digas tonterías! Hice todo por la empresa. ¡Y por el señor Larson!

"Bueno... Solo fue una pregunta, señor Harding, yo...", replicó ella, y sorprendida por la reacción del hombre, también se levantó rápidamente. "¿Está bien, señor?".

De inmediato él dio un paso atrás para mantener una distancia segura de Janet. De hecho se comportaba como si ella fuera un monstruo terrible.

"Estoy bien. ¡No te me acerques! Aunque solo estamos nosotros dos aquí dentro, hay un tercer par de ojos observándonos".

Dicho eso, él abrió la puerta y salió de allí, pues ya no se atrevía a quedarse en el mismo espacio con Janet.

Incluso había olvidado por completo que esa era su propia oficina.

Confundida y con sus ojos aún fijos en la puerta, Janet se quedó estupefacta en su sitio.

Ella lo había pensado mucho antes de ir allí, pero no esperaba que Garrett reaccionara de esa manera.

Y es que ya que su suposición era incorrecta, él debió de haberle gritado o reírse de ella por ser tan estúpida, pero estaba extrañamente asustado, y eso pareció confundirla.

'¿Qué quiso decir? ¿Acaso soy tan horrible?', se preguntó, frotándose el cabello.

Sin saber qué más hacer, ella soltó un suspiro de cansancio y salió de la oficina.

La verdad era que no podía entender lo que estaba pasando.

Al salir de su oficina, Garrett había corrido a ver a Ethan.

"¿Ella fue a tu oficina? Creí haberla escuchado hace un momento", preguntó este con su habitual voz magnética. La luz del sol arrojaba un suave resplandor sobre su cuerpo, por lo que delineaba sus facciones, y su rostro parecía severo.

Garrett lo miró apoyado en el sofá de cuero negro leyendo los documentos, y un escalofrío lo recorrió.

"Amigo, tengo que decirte algo".

Dado que Ethan siempre estaba al tanto de todo lo que pasaba en la empresa, Garrett sintió que prefería decir la verdad antes de que lo descubriera él mismo.

Quitándose las gafas, se frotó las cejas mientras elegía sus palabras.

Ethan dejó de leer para que su aguda mirada cayera sobre Garrett. "¿Sí?".

"Tu esposa acaba de entrar a mi oficina y me preguntó si estaba enamorado de ella", siseó entre dientes el hombre, apretando los puños como si alguien fuera a matarlo.

El rostro de Ethan se oscureció en un instante, y apoyado en el sofá todavía, estudió el rostro de Garrett. "¿Qué le hiciste a ella?".

"¿Qué podría hacerle? Soy inocente", respondió Garrett al tiempo que levantaba las manos y sacudía la cabeza. Acto seguido, caminó rápidamente hacia el sofá y se sentó junto a Ethan. "Solo hice lo que me pediste que hiciera, pero no esperaba que ella me malinterpretara. Confía en mí, no tengo nada que ver con tu mujer, pero piénsalo, la he estado ayudando una y otra vez, así que es natural que ella piense que estoy interesado en algo más".

Cerrando la carpeta en su mano, Ethan se burló. "¡Vaya! ¡Esto es genial! Yo hago todo, pero tú te llevas el crédito".

"Porque ella nunca te ha visto aquí, en cambio he sido yo quien la defiende cada vez que se encuentra con algún inconveniente. Mira, yo tampoco quiero que las cosas sean así", replicó Garrett sacudiendo la cabeza antes de ponerse sus lentes.

"No me vuelvas a hacer pasar por algo así. Si tengo que ayudarla, tengo que hacerlo en nombre del señor Larson o seguirá pensando que tengo otras intenciones".

De labios fruncidos, Ethan miró a lo lejos, y tras unos segundos de pensarlo mejor, se dio cuenta de que Garrett tenía razón, las cosas no podían seguir así. Él había sido el salvador secreto de Janet y la ayudó cada vez que ella se encontró con algún problema, pero no recibió gratitud de su parte a cambio, porque ella siempre pensó que alguien más la había ayudado.

Ante tal dilema, él tenía que encontrar una solución.

La Novia Más Afortunada.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora