Despierto porque siento la puerta de mi habitación cerrarse. Tengo los parpados pesados y me cuesta abrir los ojos. Cuando hago el mínimo movimiento siento mi cabeza explotar, literalmente. Quito lo que me arropa y en vez de pijama tengo el vestido que usé anoche. Alguien carraspea y miro al frente para encontrar a mi mamá de pie frente a la cama. Es muy temprano como para escuchar sus regaños, y a eso sumándole que no estoy de humor.
Cubro mi rostro e inmediatamente se acerca y quita lo que me cubre.
—¿Por qué no te reportaste anoche? Me preocupé mucho —se cruza de brazos.
—Mamá, bájale. ¿Puedo seguir durmiendo?
—No se repetirá. No más fiestas hasta nuevo aviso.
—¿Es necesario mostrarte mi identificación? Muestra mi fecha de nacimiento —no la miro pero sé que se sintió mal por como le acabo de responder—, y en serio mamá, quiero seguir durmiendo.
Sale de la habitación. Me acomodo nuevamente entre las frías sábanas y vuelvo a quedarme dormida.
(...)
Para cuando despierto nuevamente la cabeza aún me duele pero ya no tanto.
—¡Mamá! —la llamo mientras me siento. Necesito que me traiga alguna de esas pastillas mágicas que alivia el dolor de cabeza—. ¿Mamá?
Ante no recibir minguna respuesta busco entre los cajones de mi habitación a ver si guardo alguna pastilla por allí pero no tengo resultado.
No vuelvo a tomar más.
Reviso mi móvil y hay llamadas perdidas de Martha, conociéndola debe querer que le cuente todo lo relacionado con Esteban.
—Toma, bebe esto.
No es mi mamá quien entra. Royce tiene en manos un vaso con agua y alguna pastilla.
—Gracias.
Me tomo eso rápidamente y mi cabeza protesta.
—Ahora debes ducharte, la habitación apesta a alcohol.
Entro al baño y abro la llave del agua mientras cepillo mis dientes dejo que el agua fría fluya. Cuando doy por finalizada mi ducha minutos después, me enrrollo en la toalla y recojo mi cabello con otra. Tengo las ojeras horribles, tanto que si un oso panda me ve ahora mismo pensaría que pertenezco a su especie.
Busco en el clóset mi ropa interior y lo que me pondré para reunirme con Martha hoy. Estoy lista rápidamente, me paro frente al espejo y grito cuando veo su reflejo.
—¿Qué haces?
—Acabo de entrar. Venía a decirte que ya el desayuno está en la mesa por si deseas comerlo ya —junta sus labios pensativo.
—Ya bajo —sacudo mi cabello, salpicándolo.
El desayuno ya está en la mesa como él me lo dijo. Busco con la mirada a mi madre pero no se encuentra en la sala, ni en la cocina.
—Dafne salió.
Asiento.
—¿Y tú qué haces aquí?
—Ella me lo pidió.
—Lo que faltaba, tenerte de niñero.
Ocupo la mesa y comienzo a comer ya que es lo único que necesito ahora mismo. Bajo el cierre de mi suéter por el calor que hace aquí en el comedor.
Doy por finalizado el desayuno y dejo los platos en la mesa para ir en busca de mi móvil que suena desde algún lugar de la casa.
—Ni te molestes, es mi móvil el que esta sonando —lo escucho decir.
Lavo los platos y limpio lo que he ensuciado.
—Era tu madre para avisar que no llegará hasta en la noche.
—Muy bien —sonrío dándome la vuelta.
Centra sus ojos en mi abdomen y me hace sentir incómoda.
—Tu cierre... Está abajo y...
—¿Algún problema con eso? —paso mis manos por el pantalón con la intención de secarlas.
—Por supuesto, estás prácticamente en brasier. ¿No sabes que los suéter deben usarse con algo debajo?
—Estoy en mí casa y te recuerdo que puedo vestir como se me de la gana.
Enrrollo las puntas de mi cabello en los dedos y me acerco lentamente a él.
—Lo que puede pasar es que alguna vecina mal interprete esto.
Comienzo a jugar con el cierre del suéter.
—¡Basta Camila! —alza la voz.
—Don gruñón —río—. Si tengo el suéter así es por el calor ¿Acaso no tienes? Si mírate no más... Estás derritiéndote.
En un intento desesperado de su parte en subir mi cierre, el mismo le queda en la mano. No puedo evitar reír.
—No deberías de actuar así —arrugo la frente—, no está bien.
—Nada conmigo está bien.
—Eres adolescente, y soy un chico, débil como cualquier otro —después de decir eso se aleja y lo sigo con la mirada.
Ahora mismo me arrepiento de haber actuado así pero me arrepentiría más si él le comenta todo esto a mi mamá.