Martha y yo nos excusamos para irnos antes de que la cena termine, y aunque mi madre me mira pidiéndome una explicación no soy capaz de mentirle más o fingir que me pasa otra cosa.
Lo único que me pide para mañana es que la acompañe a retirar los exámenes donde digan si está o no embarazada.Llegamos al bar y soy la primera en ordenar un tequila. Esta noche será la noche; por hoy necesito sacar a Royce de mis pensamientos, aunque mañana me arrepienta después de haber tomado.
(...)
—¡Echa tu mano para allá! —se queja Martha soñolienta mientras aparta mi mano.
—¡Para con tus ronquidos! —pido cubriéndome el rostro con una almohada—. ¡Martha! —la empujo con la intención de hacer que pare y lo que consigo es sacarla de la cama. Río observándola y me acomodo en la espaciosa cama—. Lo siento.
Anoche olvidé cerrar la cortina y ahora la luz del día recala en mis ojos impidiéndome abrirlos. Alguien jala mi sábana desde el piso y recuerdo a Martha que está en la fría cerámica.
Hago un gran esfuerzo para abrir los ojos y mirar la hora pero cuando lo hago no me quedan más ganas de dormir. El reloj marca las doce con diez minutos.
Decido levantarme y hacer mi aseo personal para buscar qué desayunar.
Mientras como mi sándwich reviso mi móvil encontrando algunas fotos de anoche.—¡Necesito una pastilla para el dolor de cabeza con urgencia! —chilla atormentándome.
—¡No grites! —alzo la voz—. A mi también me duele la cabeza. Revisa en aquél cajón, debe haber algo y saca dos.
—Tomé mas que tú.
—Y yo agradezco no haber tomado tanto. Si con lo que bebí estoy así, no quiero imaginar...
—Pero igual comenzaste a cantar en el bar —ríe.
—¿Qué?
—Sí amiga —se levanta del piso y camina con pereza a la sala—. Una de sus canciones.
—Me siento ridícula.
—Es algo natural en ti Cami. ¿Me prestas algo de ropa? Ni loca llego a casa con esta.
—Sí, también necesitamos una ducha con urgencia para quitar este olor tan peculiar a alcohol.
—Préstame una toalla.
—En el cajón del baño hay. Búscalas mientras yo veo lo que te pondrás.
Termino de comer y le dejo su sándwich en el microondas. Busco algo de ropa para ella y para mí antes de entrar a la ducha.
—Oye ¿qué crees que pase si en realidad Dafne espera un bebé?
—Se lo dejé ayer claro Martha. No quiero verlo más. También le dije que estoy saliendo con Mark... ¡Mark! No lo he llamado —recuerdo y busco mi teléfono para marcarle.
—Suerte con esa nueva relación.
Mi madre llega y debemos esperar a que Martha se duche y desayune. Cuando estamos listas salimos del edificio y mi amiga agarra otra dirección.
Estando ya en la clínica mi mamá se acerca impaciente a recepción y pide sus exámenes. Estoy nerviosa... no quiero que salga negativo porque se ve tan contenta e ilusionada con esto pero tampoco quiero un positivo.
Veo cómo le entregan un sobre, y ella no lo abre hasta que se acerca a mí.
—¿Y?
—Lo estoy hija. ¡Estoy embarazada!