Despierto muy temprano a pesar de mis inmensas ganas de seguir bajo esas sábanas pero no olvido el hecho de que hoy es su cumpleaños y debo ir a comprarle un detalle.
Cuando salgo del baño después de una rápida ducha él aún sigue durmiendo. Sonrío al ver sus labios entre abiertos y cuando pienso que despertará se acomoda entre las sábanas. Suelto un suspiro de alivio y comienzo a alistarme. Por suerte cuando llego al lobby veo a uno de los chicos y le pido que me acompañe. Tal vez tengan los gustos muy parecidos y puede decirme qué comprar.
Después de recorrer las pocas tiendas que están abierta a las nueve de la mañana en el centro comercial, nos decidimos por un lindo y sencillo detalle. Él me dice que Royce no es de exigir mucho, es muy sencillo y lo único que le importa es la intención con la que le dan las cosas.
Ordeno algo de desayuno una vez que llego al hotel y él sigue durmiendo. Tocan la puerta y al abrir me encuentro a una de las chicas.
—¿Royce está aquí?
—Sí, aún duerme.
—Venía a felicitarlo y también a decirle que debemos estar a las once para el soundcheck. ¿Puedes despertarlo?
—Por supuesto.
—Muchísimas gracias —me abraza rápidamente antes de abandonar el pasillo del hotel.
Lo observo dormir por unos minutos pero debo despertarlo. Golpeo levemente su hombro pero nada, parece roca.
—Royce, despierta amor... ¡Hoy es tu día! —agarro una rosa que se encuentra en la bandeja de desayuno.
Abre los ojos con dificultad y sonríe al verme.
—Buenos días —saluda soñoliento.
—Feliz cumpleaños! —chillo mientras le doy un beso. Agarro la bandeja de desayuno y camino al otro lado de la cama—. He ordenado esto para ti. Incluyendo ese pequeño pastel, espero te guste.
La dejo sobre sus piernas y se acerca para besarme.
—Gracias, pero no era necesario.
—Lo es. Hoy es un día especial para ti... y para lo que estamos a tu lado.
—Eres un amor. Te amo.
—Tú también lo eres, y te amo muchísimo más —recuesto mi cabeza en su hombro—. Nadie podrá superarme en cuanto a eso, salvo tu familia —ríe.
—Yo te deseo y te amo más que tú a mí. Punto y final —da por finalizada la discusión.
—¿Y si te digo que yo te quiero besar otra vez porque tus besos son tan adictivos? —levanto la cabeza para observarlo mejor.
—Eso sí que no se discute —golpeo con mi codo su brazo, río y lo vuelvo a besar.
Me pongo de pie y voy por mi cartera en donde está la pequeña caja de regalo.
—Lo compré para ti.
—Está hermoso —lo ayudo a colocar el reloj alrededor de su muñeca y sonríe al detallarlo—. Gracias.
—No quisiera decirte esto, pero tuve que pedirle a uno de los chicos que me acompañara a comprarlo. ¡No sabía qué darte y pensé que eso sería un lindo accesorio! Me hubiese gustado compr... —vuelve a besarme—. ¡Vaya! Esa manera de callarme me encanta.
Terminamos de desayunar minutos después. Él debe ducharse, aunque yo ya lo he hecho él me invita a que lo haga con él y acepto.
Él me ayuda a subir el pequeño escalón para entrar al jacuzzi y luego él entra también. Apoyo mi cabeza a las orillas de éste y él se sienta en la otra esquina mientras sus manos acarician mis piernas, subiéndolas y bajándolas.