Camila
Esa misma noche donde se me ocurrió la estúpida idea de besarlo y a él la maravillosa de corresponderme no cené con ellos. Sólo con ver como él besaba a mi madre minutos después de haberlo hecho conmigo me dio náuseas. Estuve pensando las cosas, definitivamente no puedo seguir aquí. Me afecta tanto mental como físicamente; mi madre me notó muy extraña esa noche y tuve que mentir al decirle que me sentía mal lo cual fue peor porque insistió en dormir conmigo.
Es por eso que tomé la decisión de irme al apartamento que me regaló mi padre. Guardo la última pieza en la maleta y justo entra mi madre con la medicina que me toca. Tan pronto ve lo que hago me mira pidiéndome una explicación.
—Gracias —me tomo la pastilla y sigo con mis cosas.
—¿Tan pronto?
—Si mamá, es lo mejor.
—Hija...
—He llamado a mi papá, él me va a llevar al apartamento. Estaré bien, no debes preocuparte.
—Lo hago, sabes que sí.
Debo decirle todo... debo decirle lo que está pasando conmigo. Necesito desahogarme para poder continuar sin preocupaciones.
—Tengo que decirte algo.
Cierro una de las maletas y la dejo a un lado.
—¿Qué?
—Es algo que...
—Hay un auto afuera —Royce llega interrumpiéndome.
—Es mi padre —me aseguro de no dejar nada aquí y acerco las maletas a la puerta—. Debo irme.
Él no hace ni dice nada y no aparta su vista de mí el muy estúpido.
—Ya me voy— le doy un rápido abrazo a mi madre—. Te enviaré la dirección por mensaje. Ve a visitarme pronto, por favor. Me urge hablar contigo.
—Si cariño, si. Royce ¿puedes ayudarme a bajar sus maletas? Por favor.
Ella agarra una de ellas y se adelanta en bajar, no dudo y la sigo hasta llegar a donde mi padre me está esperando para irnos a lo que será mi nuevo hogar.
Cuando llegamos al edificio se ve todo muy tranquilo. Hay un señor en la entrada, mi padre lo presenta como el conserje y el mismo señor nos ayuda a subir las cosas. Él se encarga de abrir y entro ansiosa. Es muy bonito y espacioso; como él lo dijo no esta amueblado del todo pero al menos hay una cama, un baño completo y la cocina.
Tiene una vista hermosa hacia una playa que está a lo lejos, y también desde mi habitación se puede ver un parque que está a unas cuadras.
—¿Y? ¿Te gusta? —sonríe.
—¡Me encanta! —lo abrazo— es muy... bonito y cómodo.
—Me alegra que te haya gustado.
—¿Esa playa queda muy lejos?
—Muuuy —se acerca a la ventana—, y desde aquí se ve increíble ¿no?
—Sí.
—Pronto verás un camión de mudanza abajo —ríe—. Van a traer en unos días los muebles, televisor y muchas cosas más.
—No debes preocuparte por eso, puedo esperar.
Él me ayuda a ordenar las cosas en un pequeño armario de la habitación y me siento bien por eso. Extrañaba compartir con él. Cuando finalizamos se encarga de algunas cajas que están en la sala con utensilio de cocina pero algunas quedan sin poder abrir. Recibe una llamada y al colgar, entra a la habitación.
—Debo irme —mira su reloj—. El vuelo saldrá en unas horas y debo llegar antes.
—¿A New York? —asiente—. Gracias por venir cuando el accidente y por este regalo que realmente necesitaba. Le dices a Jessie y a Max que este espacio los estará esperando.
Me gustaría pasar mas tiempo con él.
—Les haré llegar tu mensaje.
—¿Te veo pronto?
—Lo harás.
Me acerco a él y lo abrazo... su teléfono vuelve a sonar, dice que es el taxista. Lo acompaño al ascensor, y segundos después vuelvo al apartamento.
Mi teléfono está sonando desde la habitación, no me apresuro porque es un mensaje. Lo abro y leo que es Martha.
Le respondo después.
Decido que mejor me voy acostar para no presionarme más por hoy, mañana continuaré desempacando cosas.