Termino cediendo ante él y me encuentro siendo suya una vez más.
Muevo mis labios al compás de los suyos, y enredo mis manos en su cabello. Todo esto volvió a pasar en la habitación que él comparte con mi madre y donde han estado juntos muchísimas veces. Ahora me siento peor.Alcanza una cobija y arropa nuestros cuerpos desnudos mientras nos acomodamos para acostarnos mejor.
Ahora mismo corro el riesgo de que mi madre haya pedido un permiso para venir y nos encuentre aquí.
(...)
Nos hemos quedado dormido y soy la primera en despertar cuando escucho un auto estacionarse. Royce sigue dormido, y aunque se ve tan lindo así comienzo a mover y golpear su brazo para que despierte.
—¡Royce!
Por mas que lo muevo no despierta. Me posiciono sobre él y cubro su rostro con una almohada. Cuando siente que no puede respirar comienza a moverse desesperado y es cuando escucho el auto marcharse.
—¡¿Qué intentabas hacer?! —reclama mientras tose.
—¡Mi mamá acaba de llegar!
—¿Qué? ¿Qué hora es?
—No importa la hora. Ahora vístete que yo iré a la habitación de huésped.
Corro a la habitación de huésped que está en el mismo pasillo y entro al
baño para ducharme rápido.—Hola amor —escucho a mi madre hablar—, ¿cómo te sientes?
—Bien. ¿Cómo te ha ido?
—Espero que bien. Me han dicho que pronto me llamarán. ¿Y Camila?
—Hmm, no sé. Me quedé dormido. ¿No está abajo?
—No. Pero baja y ve con Mark, buscaré a Camila.
¡¿Mark?! ¿Qué hace él aquí?
Sigo vistiéndome y cuando termino bajo. Los tres están sentados, y Mark al verme sonríe.
—Hola. ¿Qué haces aquí?
—Mark venía a echarte una mano con Royce. Al llegar lo vi y lo invité a pasar. Así cenamos los cuatros juntos.
—Bien. ¿Cómo te sientes Royce?
—Mucho mejor. Gracias.
—Traje comida, ¿comemos ahora?
Mi madre se pone de pie y agarra unas bolsas. Se va a la cocina y me siento junto a Mark.
—¿Cómo estás?
—Me he sentido un poco débil pero no he tenido recaídas.
—Vamos al jardín.
Cuando llegamos la brisa despeina mi húmedo cabello y siento frío al instante.
—Hoy Allison me ayudó con el equipaje. Mamá llamó y está muy feliz de que lleguemos.
—Y yo estoy feliz de irme, quiero que llegue el día.
—Falta poco —me roba un beso y me sorprendo. Termino riendo y él se une.
—Mark, Camila... ¡Vengan!
—A comer.
Ocupamos nuestros lugares y comenzamos comer. Lo hacemos en silencio porque no hay qué conversar o qué noticia dar, y también por educación.
—¿Están emocionados de irse a Londres? Sólo espero tenerlos aquí para la boda.
—Sí.
—Espero que pronto decidan casarse también. ¿Se imaginan lo bonito que sería una boda compartida entre madre e hija?
—No mamá. Mark y yo sí queremos ir poco a poco, no hay prisa.
—Bueno —responde descontenta—. Voy por más comida.
Cuando se va a la cocina el timbre suena y soy yo quien se levanta para abrir. No hay nadie.
—¿Quién es hija? – me sobresalto al escucharla—. Ese sobre —señala y pillo un sobre blanco en el piso.
—Ve a comer, yo me encargo.
Cuando estoy sola lo abro esperando encontrarme con el recibo de pago pero no. Siento tambalearme cuando leo aquello, y mis ojos se llenan de lágrimas.
"Está mal lo que haces.
No deberías traicionar a tu madre de esa manera, ¿qué pasa si se entera?
Es tu madre, y ella lo ama más que a nadie. Por algo le dará un hijo.
Mejor tú sal de ese triángulo amoroso, y busca a alguien de verdad.
O pronto se descubrirá tu secreto.
Quién lo diría, la pequeña Camila enamorada del prometido de su madre."
Arrugo la nota y seco las lágrimas.
—¿Estás bien? —pregunta Royce.
Le doy la espalda y niego.
—Te salió mal la broma. ¿Quieres ponerme nerviosa? Lo has logrado.
—¿Qué broma?
—¡No te hagas!
—No entiendo. No sé de qué me hablas.
—Han dejado esto afuera —le paso el sobre y él hace un esfuerzo de entender qué dice ya que está todo arrugado—. Alguien sabe Royce. Alguien sabe que tú y yo hemos estado juntos...
—¿Qué has dicho?
Si antes me sentía mal ahora me siento mucho peor cuando Mark interviene.
Lo ha escuchado.