—¡Camila se te hará tarde! —grita mi mamá desde la cocina—. Tu desayuno se enfriará.
—¡Ya voy! —sigo en busca de mi identificación para poder entrar a la universidad.
Cuando finalmente doy con el carnet lo guardo en el bolso junto a otras cosas. Me miro al espejo; he disimulado muy bien las ojeras. Anoche no dormí del todo por estar pensando tonterías. Mi madre vuelve a llamarme y por como lo hace sé que si no bajo ya, ella vendrá. Decido bajar y mientras lo hago ella pone las cosas en la mesa.
—Hasta que por fin.
—Buenos días —sonrío. Ella mira sobre mi hombro y de reojo veo a Royce—: Hola.
—Camila —dice en tono de advertencia.
—¿Este es mi desayuno? —ignoro lo que ha dicho y me siento para desayunar.
Ellos dos también lo hacen. Mi madre no para de revisar su móvil y por como mueve las piernas sé que algo le preocupa.
—¿Ocurre algo? —espero que me responda con sinceridad, y que si lo hace no tenga que ver con él.
—No es el momento.
—¿Entonces cuándo lo será?
—Déjame intentar arreglar lo que sucede y después te digo —sonríe pero no es la sonrisa que la caracteriza.
—Está bien. Por cierto ¿qué haces en pijama? ¿no irás a trabajar?
—Es mi día libre —contesta rápidamente y asiento—. Eres tú quien llegará tarde. Por eso le he pedido a Royce que te lleve.
—¡¿Qué?!
Por más que trato de convencerla de que en autobús voy a llegar a tiempo, insiste en que Royce me va a llevar. Terminamos de comer y prácticamente corro al baño para cepillarme los dientes. Mi mamá me despide como si de una niña se tratase desde la puerta, subo al auto a regañadientes y tiro la puerta sin importarme que él me dijera algo.
No es la primera vez que él me lleva a la universidad pero lo que me choca de que ir con él son los comentarios de las chicas después:
Vaya, tu mamá tiene mejor gusto que tú.
¿Qué se siente saber que tu madre tiene a un chico menor que ella como pareja?
Ese chico está buenísimo.
Y cosas así.
Hay mucho tráfico para llegar a esa zona, por tal me frustro. Si llego tarde nuevamente un lunes, quizás me manden a coordinación por un pase.
La actitud de mi madre esta mañana en el desayuno me preoupa... ¿Qué tendrá que decirme? ¿Qué la tenía tan preocupada?
—¡Hey! —Royce chasquea sus dedos y me hace salir de aquél trance.
Hemos llegado a la universidad. Desabrocho el cinturón e intento abrir la puerta para salir pero no abre.
—Si no quitas ese estúpido seguro para niños juro pasarme al asiento trasero y salir.
Me cruzo de brazos. Él baja y rodea el auto, abre la puerta por donde me corresponde salir y salgo sin darles las gracias.