—Royce espera!
Salgo del apartamento siguiéndolo. Él se detiene en medio del pasillo y da un largo suspiro antes de dar la vuelta.
—Si no es lo que estoy pensando, ¿entonces qué hace él aquí?
—No puedo decírtelo.
—Con más razón debo pensar que estás con él.
Presiona el botón del ascensor un par de veces.
—No sé qué es la barbaridad que estás pensando Royce, pero créeme cuando te digo que no sería capaz de estar contigo y después con él.
—Si claro —ríe incrédulamente—. Que no se te olvide en qué situaciones te he encontrado con tu ex novio.
—¿Me lo estás echando en cara?
¿Por qué no me cree? ¿Tan poca cosa me cree para imaginar que Mark y yo estuvimos juntos?
—No sé Camila, no sé qué pensar. Vengo a tu apartamento y te encuentro con ese hombre que prácticamente está sin camisa, ¿y vas a decirme que no pasa nada?
—¿Sabes? ¡Puedes pensar lo que te de la maldita gana de mí! —alzo la voz, y segundos después el ascensor llega—. Después de todo ya tuviste lo que querías ¿no?
—Y tú quizás sólo querías una nueva experiencia, probar cosas nuevas.
Me ofende. Realmente me siento ofendida con lo que ha dicho. Descargo mi mano en su mejilla y maldice en voz baja; he olvidado que tengo un anillo puesto y debió dolerle mucho.
Mark sale del apartamento y le asegura que está mal interpretando todo pero Royce sigue sin creernos, y se va.
Me siento en uno de los escalones que dan al próximo piso y Mark hace lo mismo.
—¿Quién es él?
—La pareja de mi madre —abre sus ojos sorprendido.
—Pero...
—Sí, es mucho menor que ella.
—¿Él y tú...?
—No —le miento porque no puedo contarle mi situación con Royce.
—¿Entonces por qué reaccionó así?
—No lo sé.
—Algún día me contarás ¿si?
—No hay nada que contar, en serio.
Se pone de pie y me extiende su mano. Una vez que entramos pienso muy bien lo que diré. Si Royce piensa que tengo algo con el castaño le daré razones para que lo siga pensando y así lo mantendré lejos.
—Mark, acepto lo que me has pedido.
—¿Qué?
—Lo de estar juntos. Lo estuve pensando Mark, y aunque intente negarlo eres increíble y también me siento bien contigo. Sí quiero ser tu novia pero por favor, llevemos las cosas con calma ¿si?
—Muchas gracias Camila, muchas gracias.
Nos envolvemos en un abrazo.