Dejo la cartera en el perchero junto al abrigo, no sin antes sacar la ecografía y
me dirijo a la habitación de Mark justo cuando Macarena sale de la misma y me informa que el chico duerme.—¿Cómo te ha ido?
—Muy bien —le sonrío—. Tengo dos meses.
—¿Te ha dado una próxima cita? ¿Para cuando? Quizás pueda acompañarte.
—Muchas gracias, pero de verdad no es necesario.
Bostezo y ella lo nota porque ríe.
—Comienza la flojera en esa etapa.
—¿Es normal tener sueño siempre?
—Lo es.
—¿Cómo se ha sentido Mark?
—Igual —deja de sonreír—. La verdad me preocupa todo esto, es... —su voz se quiebra y comienza a llorar.
—¡Hey! —Anthony sale de su habitación.
—Hey —Macarena seca sus lágrimas y forza una sonrisa—. Los dejo, iré a lavar los platos.
—La alcanzo en un momento.
Entro a la habitación y Anthony me sigue. Hace unos días nos dijo que viajaría a donde está Alisson por cuestiones de trabajo y claro que la llamé diciéndole todo. Lo bueno es que el mismo día que él se vaya, ella vendrá.
—¿Cómo estás?
—Un poco cansada, pero bien ¿y tú?
—Eso es normal —se acomoda en la cama—. Muy bien —suspira observándome—. Me recuerdas a Alisson.
—¿Tu hermanastra?
—Sí. Cuando se fue me quedé muy preocupado ante su repentina decisión.
—Entiendo —me hago la desentendida.
—¿De seguro no la viste cuando estabas con Mark en Miami?
—Pues... sí.
—¿En serio?
Una sonrisa aparece en sus labios.
—En serio —afirmo.
—Quisiera verla.
—Por lo que veo, tu hermanastra no te cae tan mal.
—Para nada —se pone de pie—. Ya quiero verla. Sólo faltan cinco días.
Si él supiera que Alisson vendrá en cinco días. Después de decir eso se retira de la habitación y paso el seguro porque quiero darme una ducha para luego acostarme un rato. Lo único que quiero es dormir.
Mi teléfono suena y bufo cuando noto que debo levantarme e ir al peinador para cogerlo.
—Martha.
—¡Amiga! Vi tus mensajes de voz pero estaba ocupada. ¿Cómo has estado?
—Con somnolencia, ¿y tú?
—Igual de agotada. Este mes no me ha sentado nada bien. Según Daniel me he vuelto insoportable.
—Quizás un poco.
—Oye —se queja—. ¿Ya has ido al médico? ¿Qué te ha dicho?
Le explico todo y ella también me dice que su embarazo va de maravilla. Le pido que espere un momento porque me han dado ganas de orinar; dejo el teléfono sobre la repisa mientras bajo el pantalón, cuando me siento vuelvo con el teléfono y continúo hablando con ella.