Hace un día que desperté y creo no poder aguantar más en esta posición.
Los doctores no dejan de entrar y salir de observación estando al pendiente de mí. No pudieron trasladarme a una habitación ya que al parecer salió algo en unos análisis y los doctores están tratando de controlarlo. Me preocupa que sea algo malo, esa idea no deja de darme vueltas en la cabeza.
Estoy despierta pero sigo con los ojos cerrados. Hace un rato vinieron las enfermeras para hacer mi aseo personal y darme de comer. Una de las chicas vuelve, me avisa que me sacarán para hacerme otros análisis de sangre y algo más para asegurarse de que todo esté evolucionando como ellos esperan.
Han restringido la visita y me siento cada vez más aburrida, preocupada por los que están afuera esperando por mí.
Me pasan a otra camilla y me sacan mientras ruedan la misma conmigo sobre ella.
—Señorita —el doctor al pendiente de mí sonríe—, ¿cómo se ha sentido?
—Sigo sintiéndome débil.
—Hoy vamos a dar con eso que la hace sentir débil. Es normal debido a que estuvo mucho tiempo sedada pero tenemos que asegurarnos de que no sea algo más.
Royce
En cuanto entro al hospital me fijo en Dafne que está en información firmando algunos papeles e intercambiando palabras con la mujer que esta allí. Al verme se apresura en terminar lo que hace, le da las gracias a la mujer y se acerca.
—¿Ya comiste? —pregunto cuando nos dirigimos al ascensor.
—Sí —la miro entrecerrando los ojos, ríe y palmea mi hombro—. No te estoy mintiendo, Martha me compró un sandwich.
—Te creo —le doy un beso—. ¿Te han dicho algo?
El ascensor llega, entramos y marca el piso. Tan pronto las puertas se cierran entrelaza nuestras manos.
—Le hicieron otros exámenes. ¿Te dije que estaba sintiéndose débil? Me dijo el doctor que como consecuencia a la hemorragia que tuvo el día del accidente está muy débil —el ascensor nos deja en el piso correcto y nos acercamos a las sillas de metal—. Tiene la hemoglobina muy baja y deben hacerle una transfusión.
—Yo puedo hacerme las pruebas. Quizás resulte ser compatible.
—¿Harías eso? —es la primera en sentarse e imito su acción—. Te lo agradecería. El banco de sangre está muy lleno y hay más pacientes antes que ella.
Dafne se encarga de hablar con el doctor y él manda a las enfermeras a hacer los trámites para mis pruebas. Aunque parezca estar contenta de saber que su hija despertó, sé que le preocupa el hecho de no poder verla y de que siga en aquel cuarto aislada de las visitas.
El padre de Camila llega y se ofrece para hacerse también la prueba a ver si puede donar sangre. Nos llevan a una sala de laboratorio donde hace mucho frío y nos piden sentarnos en las sillas clínicas. Cuando han finalizado volvemos con Dafne quien conversa con Martha.
Debemos esperar mínimo una hora para saber si podemos o no donar sangre.