Estaciona frente al hospital y como ya se le ha hecho costumbre no quita el seguro para niños. Me cruzo de brazos y cierro los ojos esperando llenarme de paciencia mágicamente.
—Oye —lo escucho decir— con respecto a lo que pasó en tu apartamento aquél día... quiero disculparme —lo miro de reojo.
—¿Por qué quieres disculparte exactamente? ¿Por el beso o por lo que me has dicho?
—Por lo que he dicho. Camila, no sé qué sucede conmigo últimamente. Me siento tan confundido en cuanto a mis sentimientos. Es algo complicado.
—Está bien.
—¿No me preguntarás el porqué te digo todo esto?
—Si quieres explicarlo, mucho mejor. Pero rápido porque perderé la cita.
—¡Maldita sea! —alza la voz y golpea el volante haciéndome sobresaltar. Lo miro con terror—. ¿Qué me estás haciendo? ¿Qué Camila?
—Yo... nada.
—Sí, sí estás haciéndome algo. Pero respóndeme nuevamente y con sinceridad, ¿qué sientes por mí?
Y sigue con eso.
Relamo mis labios e ignoro su pregunta. Observo la entrada del hospital donde muchas personas salen y entran.
—Sigo esperando.
—Yo... no sé. Realmente no sé qué siento por ti —respondo con sinceridad—. Siento que debo hacerte la guerra pero también siento que debo estar tranquila contigo. No sé porqué reacciono así cada vez que dices o haces algo. Te juro que intento, realmente intento mantenerme alejada de ti y de tu relación con mi madre pero...
—¿Pero? —dejo de mirarlo para que no note mis ojos cristalizados.
—Pero no puedo. Quiero estar lejos pero a la vez tan cerca de ti. Me gustas Royce, sí me gustas y muchísimo ¿feliz?
No era lo que querías escuchar pero ya me siento bien, ya el hecho de que puedas saberlo no me atormenta. Ahora abre la puerta, por favor.Seco mis lágrimas. Me siento muy bien al haberle dicho la verdad pero a la vez tan estúpida porque eso a él no le importa. Me doy la vuelta para pedirle otra vez que abra la puerta y me sorprende cuando siento sus labios sobre los míos.
—Abre la puerta —dejo de besarlo.
—Con una condición.
—¿Cuál?
—Que me beses.
—¿Le pides lo mismo a tus fanáticas a cambio de tomarte una foto con ellas o firmar sus discos?
—Bromeaba. Déjame bajar y abrirte.
Cuando baja del auto para rodearlo miro al frente y me dan ganas de desaparecer ahora mismo.
La persona que menos esperaba está a unos cuantos centímetros mirándonos.