Mark lleva mucho rato hablando con la azafata pero la mujer insiste en que no podemos bajar porque estamos a punto de despegar. Mis nervios de saber cómo estará mi madre aumentan mucho más cada vez que la chica dice un "Lo siento. Deben permanecer aquí". Me levanto y me acerco a ella frustrada, enojada, pero más que todo preocupada. Cuando la tengo al frente, lo primero que hago es jalarla por una pequeña corbata.
—¡Necesito bajar! ¿No entiende? Es mi madre la que está accidentada y tú ni nadie podrán impedirme que baje de este maldito avión para saber cómo está. De lo contrario, denunciaré a la aerolínea.
La empujo y ella se tambalea en los tacones. No me dice nada. Entra a una pequeña cabina y yo me tiro al piso mientras me abrazo a mí misma y lloro.
—Quiero bajarme de aquí Mark —le digo al castaño que está a mi altura.
—Tranquila, tranquila —me abraza, deja un beso en mi frente y lo abrazo más fuerte.
—Ellos no dejarán que baje ¿verdad?
—Deben hacerlo.
Un señor mayor se nos acerca y Mark se encarga de hablar con él. Minutos después el castaño vuelve y me ayuda a ponerme de pie mientras sonríe a medias.
—Podemos bajar. El señor también nos ha pedido un taxi que nos espera en la salida. Vamos.
Mark se encarga de retirar los equipajes y yo espero impaciente sin que mis lágrimas dejen de salir.
Cuando vamos vía al hospital él me abraza mientras me repite que todo estará bien. Soy la primera en bajar del taxi; Mark paga y espera las maletas.
No hace falta adivinar porqué hay personas con cámaras en la entrada. Royce también está aquí y ahora mi preocupación es doble. Todos sonríen mientras conversan entre sí y pienso los inconscientes que son; es como si saber que hay una persona en el hospital les alimentara. Solo esperan cualquier noticia ya sea buena o mala para hacerla pública. Camino a pasos rápidos entre ese alboroto y corro a emergencias. La chica encargada busca a mi madre entre los ingresados y también a Royce.
—No puedo darle información ahora hasta que le lo autorice el doctor. Pueden sentarse y esperar.
Estar sentada sin saber ni hacer nada es una tortura para mí en estos momentos. Mark ubica las maletas a un lado y todo los que pasan nos ven extraño. ¿Qué? ¿No han visto maletas antes?
—¿Familiares de Geoffrey Rojas?
—Nosotros —me pongo de pie y me acerco al doctor—. ¿Cómo está él? ¿Y mi madre? —pregunto desesperada y hago un esfuerzo por ser educada.
—Geoffrey está bien, prácticamente salió ileso del accidente.
—¿Mi madre? ¿Ella cómo está?
—Ahora no puedo darle información sobre la señora. Pueden pasar a la habitación 406 a ver a Geoffrey.
—Gracias.
Subo al piso cuatro y cuando estoy en el pasillo de habitaciones veo los números hasta dar con esa. Antes de abrir escucho voces dentro pero aun así entro. Un doctor está ayudándolo a ponerle un cabestrillo y no me han notado.
—Paso al rato Geoffrey. Ya sabes, nada de quitarlo a menos que sea necesario. Con permiso.
Le sonrío al doctor y cuando se retira corro a abrazar a Royce. Me arrepiento cuando lo escucho quejarse y prefiero dejar de abrazarlo.
—¿Cómo te sientes? —lo detallo de pie a cabeza. Gracias a Dios está bien y sólo tiene varios hematomas—. ¿Cómo está mi madre? —sollozo al preguntar lo último y es él quien me abraza.
—No lo sé —murmura—. No me han dado información.
—Si le pasa algo me muero Royce, me muero —lloro en su hombro.
Él apoya su barbilla en mi cabeza y me aferro a él cuidadosamente.
—Shh... Ella estará bien.
—¿Por qué? ¿Qué pasó?
—Estábamos discutiendo —cuenta cabizbajo—. Ella decía que algo andaba mal conmigo, y...
—¡¿Y?!
—Estaba en lo correcto. Me preocupabas tú, que te fueras con él.
—Pero... —dejo de hablar cuando siento algo húmedo en mi abdomen y descubro que su camisa está llena de sangre.
—Voy por algo de Mark. Estás con esa camisa y... Detesto la sangre —sorbo mi nariz.
Le explico a Mark cómo está Royce y me presta algo de su ropa. Cuando vuelvo, Royce se encuentra frente a un espejo intentando quitarse el cabestrillo.
—Te ayudo.
Con cuidado quitamos el cabestrillo, su camisa y también le ayudo a ponerse la limpia que le queda un poco ajustada pero está mejor así.
—Necesito saber cómo esta mi madre.
Salimos al pasillo donde está Mark, se levanta rápidamente y se nos acerca.
—¿Qué les dijeron?
—Nada.
—El doctor preguntó por los familiares y le he dicho la habitación donde estaban.
Visualizo al doctor que también me dio información de Royce hablando con una chica y me acerco.
—¿Cómo está?
—La paciente recibió múltiples golpes. Pudimos detener la hemorragia, pero sin embargo...
—¿Sin embargo qué?
—¿Qué hace fuera de la habitación Geoffrey?
—¡¿Cómo está Dafne?! —grita desesperado.
—Cuando la estábamos interviniendo hubo complicaciones e hicimos todo lo posible para...
—No, doctor —cubro mi rostro y retrocedo.
Mark me abraza.
—Tuvimos que interrumpir el embarazo. Lo siento.