Capítulo 69

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Esperé a Martha en las afueras del caférest hasta que debí entrar porque sorpresivamente comenzó a llover.

Desde la mesa para dos que he ocupado veo a mi amiga bajarse del taxi, sacudir el paraguas y adentrarse al local.

—Hola —peina disimuladamente su cabello.

—Puedes sentarte.

—Tranquila cariño, cuando estaba haciendo al bebé créeme que estuve acostada lo suficiente.

—No necesitaba esa información.

Se sienta y pido una hamburguesa que es lo que me provoca ahora. Acompañada de una gaseosa y mucha salsa. Mientras la ordeno ansío probarla y Martha lo nota porque me ve frunciendo el ceño.

—¿Qué? —le pregunto una vez que la chica se ha retirado—. Una cosa es que no coma eso con frecuencia y otra que no me guste. Además, ve los platos... Se ven riquísimos.

—Está bien, está bien —hace el ademán con sus manos—. ¿Royce se ha quedado con tu madre?

—Como debe ser.

—Claro —suspira. Busca algo en su cartera hasta dar con una libreta y la deja sobre la mesa—. Espero me tengas alguna opción sobre cómo decirle a mi madre para añadirla a mi lista.

—A ver ¿tienes las opciones escritas? Martha, es algo que te saldrá sin antes ensayarlo. Tal vez y se entera antes de que le cuentes.

—Es difícil.

Un señor se acerca con el batido de vainilla que ella pidió y lo deja en la mesa. Se ve tan exquisito que hasta ganas me dan de darle un sorbo.

—No lo es para una chica mayor de edad.

—Pero dependo de mi madre. ¿Qué si me pide que me deshaga del bebé?

—Escúchame Martha, jamás vuelvas a decir eso ¿de acuerdo?

Cuando llega mi pedido las ganas que tenía anteriormente de comerme toda esa hamburguesa desaparecen. Pero aun así, le doy el primer mordisco y le muestro mi pulgar porque está sabrosa.

—Lástima que nadie querrá darme de su hamburguesa.

—Ni lo pienses —respondo con la boca llena

—¿Ni por tu sobrino? Pensé y serás la madrina. ¿Ni por él?

—¿Seré su madrina? ¿En serio?

Tengo salsa en la comisura de mis labios pero igual sonrío.

—¿Por supuesto! Ahora dame un poco ¿si?

—Ok, ya bien dicen que los chihuahuas aunque no parezcan comen mucho.

—No soy chihuahua —voltea los ojos.

—Claro, señora chillidos.

Se come toda la hamburguesa prácticamente y le agradezco internamente porque no me siguió pareciendo apetitosa. Pago la cuenta y seguimos aquí conversando sobre su embarazo.

—No voltees —mira por encima de mi hombro.

—¿Por qué?

Double Vision (Prince Royce)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora